El plan detrás de Calcaterra reconociéndose pagador de coimas. El espejo con Marcelo Odebrecht en Brasil

El primo de Macri, al que muchos apuntan también como testaferro, se autoinculpó por el pago de coimas, si bien las llamó eufemísticamente “aportes” y hasta pretendió que fue obligado a actuar así en 2013 y 2015. Es poco creíble que la empresa de los Macri se quedara callada en medio de la campaña electoral de 2015 ante un pedido semejante por parte del gobierno contra el que competía en las elecciones. ¿A qué apunta entonces la jugada de Macri/Calcaterra?

Si entendemos que en Argentina se está aplicando un sistema de persecución político-judicial casi calcado al aplicado en Brasil, bajo un plan regional orquestado desde el Departamento de Estado de los EEUU, podemos anticipar muchos pasos, ya que las metodologías son bastante similares cuando no idénticas.

La misma empresa, Odebrecht, une los casos de corrupción de Argentina y Brasil.  Como contamos en la nota “El Plan detrás de las detenciones de Bonadío“:
“El Departamento de Estado de los EEUU encontró en Odebrecht la punta de lanza para poder enjuiciar, proscribir y, de ser posible, encarcelar a gran parte de los dirigentes políticos de los gobiernos que se apartaron de sus lineamientos. Odebrecht era el caso ideal porque fue siempre una empresa corrupta con ramificaciones en toda América Latina. Marcelo Odebrecht era un empresario cercano al poder norteamericano, de hecho era miembro del elitista Council of the Americas, por eso a pesar de ser condenado inicialmente a 19 años de prisión, luego de asumir su culpabilidad su pena se redujo a 10 años y solo estuvo 1 año y medio detenido de junio de 2015 a diciembre de 2017, otorgándosele una prisión domiciliaria en una de sus más lujosas mansiones en San Pablo hacia donde viajó con su avión privado, una edificación de U$S 9 millones de dólares y 3000 metros cuadrados. Marcelo Odebrecht además podrá salir a trabajar en dos años en un régimen especial. Sin embargo, el tendal de políticos que dejó a tiro del poder norteamericano fue enorme”.

Por eso Bonadío le negó las excarcelaciones a los empresarios. Para obligarlos a que declaren según el libreto preestablecido, acusando al gobierno anterior. Este primer paso es el que da el primo de Macri, Ángelo Calcaterra, quien se presenta por su cuenta a autoinculparse e inmediatamente es liberado por el juez por aceptarlo como “arrepentido”.

¿Cómo termina esta historia? Muy probablemente con políticos del arco opositor presos y los empresarios libres (salvo Gerardo Ferreyra de Electroingeniería, que al ser considerado “empresario K”, posiblemente se le aplique los códigos penal y procesal diferenciados como ocurre con Cristóbal López o Lázaro Baez, con prisión preventiva antes del juicio y sin peligro de fuga, lo que también alecciona a empresarios menores: “no vuelvan a financiar a políticos descarriados”).

El objetivo, al igual que en Brasil es aleccionar al conjunto de la clase política, para que no vuelva a correrse un milímetro de los dictados de EEUU, proscribir (y de ser posible, encarcelar) a los principales líderes opositores, bajo un megarelato de corrupción que sirva además de “circo” mientras no hay “pan”, como reconoció el periodista de la Nación, Carlos Pagni.

 

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