Qué es KontraInfo

KontraInfo es un espacio de noticias, análisis y reflexión que se plantea básicamente como una fuente de ideas y acciones críticas al poder comunicacional de la usura supranacional y sus estructuras de dominación. Fundado en enero de 2016, se propone como objetivos cuestionar y desnudar las estrategias del Poder Real, el entramado que se ordena en torno a la Plutocracia Financiera Global, una estructura usuraria de poder económico, basada desde hace siglos en el señoreaje, creación y control de la moneda-deuda y el control de los recursos bélicos a través de las élites políticas subordinadas.

Este sector parasitario de entidades financieras supranacionales, usando la estafa del sistema de banca de reserva fraccionaria, en el cual estos mantienen solo una fracción del monto de los depósitos de sus clientes como reserva o encaje, para luego prestar con interés decenas de veces esa cantidad, multiplicando así de la nada la masa monetaria y cobrando un interés usurario sobre dicha multiplicación, utilizando a los bancos centrales como instrumentos para la emisión de dinero-deuda, manipulando los ciclos de inflación y deflación, endeudando, hipotecando y finalmente expropiando a los sectores de la economía de la producción y el trabajo.

Este sector parasitario concentra en sí la mayor capacidad de toma de decisiones en todos los países, por lo que su presencia manifiesta de manera oligárquica en lo nacional y sinárquica en lo internacional, una red histórica de siglos de antigüedad, responsable de las situaciones de dominación política y cultural que degradan nuestra dignidad y causan permanentes injusticias económicas y sociales en nuestros pueblos.

Consideramos que este Poder Real, que tiene nombres y apellidos, logra su sustentabilidad en base a la información que despliega por sus miles de medios de producción simbólica, en la forma de un relato que le otorga legitimidad e invisibilidad, demonizando a todos los que por distintas formas se le oponen. Esta producción simbólica se manifiesta con claridad en infinidad de señales de televisión, radios, diarios, películas, series, y en su manera más elaborada, en el ámbito académico, promoviendo todo tipo de ideologías divisionistas, contradictorias entre sí y degradantes de lo humano.

Cuestionar y ayudar a quitar este sostén ideológico al Poder Real se vuelve por lo tanto éticamente necesario, ya que, sin esta legitimación, no podría existir. Si su discurso, en un sentido amplio del término, como construcción simbólica, es su herramienta de dominación, es hora de contraponerle un discurso contrahegemónico de liberación.

El Poder Real está históricamente constituido por todas aquellas élites económicas articuladas desde lo global a lo nacional y de lo nacional a lo local en un sistema de alianzas de intereses y subordinación jerárquica, de forma piramidal.

Esta estructura de poder, que atraviesa literalmente buena parte de la historia de la humanidad, se sofisticó en extremo a lo largo del siglo XX, en torno a un proyecto globalista de gobierno mundial.

Actualmente se expresa financieramente a través del cártel hegemónico de bancos globales y megaentidades financieras (JP Morgan Chase, Rothschild, Goldman Sachs, Citicorp, Deutsche Bank, UBS, Credit Suisse, BNY Melon, Lazard, Warburg, Kuhn Loeb, BlackRock, State Street, etc.). Este cártel de bancos controla al resto de las corporaciones que tienen su representación global anual en organizaciones privadas como el Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Council on Foreign Relations y las dedicadas a América Latina: Council of the Americas, Interamerican Dialogue y otras, en las cuales también participan como eslabones subordinados las distintas élites nacionales así como los principales conglomerados mediáticos mundiales.

Por detrás estas entidades es sabida la existencia de dinastías familiares con siglos de existencia: financistas como Rothschild (oficialmente iniciando sus actividades usurarias en 1760), Warburg (1513), Berenberg (1590), Wallenberg (1856), Rockefeller (s.XIX-XX), etc. También en las sombras, y asociadas a la usura parasitaria, se encuentran las casas de la antigua nobleza negra europea, como los Windsor del Imperio Británico (Saxo-Coburg-Gotha), y dinastías ancestrales como los Massimo, Colonna, Orsini, Medici, Farnese, Torlonia, Ottaviano, Frescobaldi, Borghese, Palavicini, Tasso (Thurn und Taxis), etc.

Si queremos saber cómo nos ven estas élites a nosotros, comunes ciudadanos, basta ver el desprecio con el que envían anualmente a millones de personas al hambre o a la guerra. En su óptica somos un mero recurso de producción, ganado humano. Un ganado al cual deben controlar, domesticar, con suerte cuidar y cada tanto sacrificar. Como sostuvo la periodista Holly Sklar en su libro “La Comisión Trilateral y la planificación de la Elite para la Administración Mundial”: “Los propietarios de las grandes corporaciones globales ven al mundo entero como su fábrica, su granja o su patio de recreo”.

Para conocer el punto de vista del Poder Real sobre los distintos temas basta con observar a nivel mediático a quiénes defienden y a quiénes atacan los grupos de medios que hegemonizan la comunicación. En este sentido, y solo para referirnos a los espacios mediáticos de habla hispana, pueden citarse cadenas internacionales como CNN, el Grupo Prisa en España, el Grupo Televisa en México, el Grupo Clarín en Argentina, el Grupo Rede Globo en Brasil, el Grupo El Mercurio en Chile, etc.

No resulta sorprendente descubrir que todos estos grupos comparten un mismo relato político, económico y social. Tampoco sorprende que estas élites elijan para organizarse la forma de logias discretas, semisecretas y secretas, como la Masonería, Skull and Bones y otras.

Todo aquello que perjudica sus planes será demonizado por sus medios.
Todo aquello que perjudica sus planes será reproducido por nosotros.

Aquellas experiencias políticas, sociales y económicas que mejoran la vida de los pueblos (mejoras en el nivel educativo y espiritual, disminución de la pobreza, la indigencia, la desigualdad, el analfabetismo) son defenestradas sistemáticamente por los medios hegemónicos de comunicación.

Consideramos un deber el de recuperar la larga y rica historia de luchas de nuestros pueblos, ya que solo pueblos sin identidad histórica, sin conciencia de su cualidad de explotados, pueden ser dominados.

En base a las distintas luchas históricas del conjunto de los oprimidos por este sistema, postulamos la necesidad de apoyar aquellas luchas que directa o indirectamente cuestionen el dispositivo de poder de la élite financiera.

“Contra la derecha por antisocial, contra la izquierda por antinacional”

Desde una Tercera Posición, cuestionamos a la derecha que responde a los dictados directos de las corporaciones globales (y solo critica a la “casta política” y a la estructura del Estado, nunca al sector bancario, la usura, el rol de la OTAN y sus servicios de intelingencia asociados, las políticas de injerencia en el mundo de estados clave como EEUU, Reino Unido e Israel, etc.), y criticamos también a la izquierda caniche, que, como uno de los polos de este sistema sinárquico elabora estrategias y tácticas pretendidamente revolucionarias pero que en la práctica son funcionales al poder oligárquico (y que han venido conformando bajo este juego un “ataque de pinzas” por parte del poder real contra los movimientos que han respondido al interés nacional a lo largo de Hispanoamérica).

Desnudamos por lo tanto con firmeza el rol neocolonial que juegan el feminismo, la ideología de género, el ambientalismo, el indigenismo, el “antiracismo” de grupos como BLM, y el “antifascismo” de grupos como Antifa, solo por citar algunas de las corrientes que nutren actualmente al progresismo bienpensante y “políticamente correcto”, diseñado en EEUU y Gran Bretaña.

Cada día que pasa queda además más que claro que estas izquierdas suelen ser financiadas por personeros del poder financiero supranacional, como George Soros con su Open Society Foundations, o la Ford Foundation, histórica pantalla de la CIA. Y cuestionamos a la derecha liberal en tanto ha sido abierta y desembozadamente la expresión del poder del dinero y la geopolítica británica, eliminando todas las protecciones que pudieran tener las economías locales para permitir la invasión de productos elaborados por quienes pudieron desarrollar su industria valiéndose de aquellas medidas que hoy critican.

A nivel antropológico resulta tan dañina una visión colectivista del ser humano, que destruye la libertad individual, como una visión individualista, que elimina la sana dimensión comunitaria. Ambas esferas, la estrictamente individual y la comunitaria están entrelazadas desde el comienzo mismo de la criatura humana, su propia existencia biológica y psicológica depende en primer término del aporte de un padre y una madre, el cariño de una familia y el respeto de una comunidad, sin las cuales no podría desarrollarse, ni obtener afecto, alimentos, lenguaje, cosmovisiones, etc. No es posible la libertad individual dentro de un pueblo esclavo como tampoco es posible un pueblo libre sin libertades individuales. 

En este sentido, planteamos como necesarias la reconstrucción de una Comunidad Organizada basada en valores, la recuperación de la soberanía desde Hispanoamérica como polo de poder, y la multiplicación de los análisis geopolíticos y de filosofía política desde una postura de Tercera Posición, conociendo con claridad al enemigo parasitario que se enseñorea de este mundo: la usura internacional.

La misma usura que ya se asomaba en la Antigüedad, y que puede verse reflejada en textos veterotestamentarios como el Deuteronomio: “No cobrarás interés a tu hermano: interés sobre dinero, alimento, o cualquier cosa que pueda ser prestado a interés. Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés” (Dt 23:19-20).

El padre Alfredo Sáenz resume magistralmente en su trabajo “El hombre moderno”, este complejo devenir histórico:

“Suponemos como ya conocidos, aunque fuere a grandes rasgos, los principales jalones del proceso de apostasía que caracteriza a los últimos siglos. Tras la civilización comúnmente llamada medieval, se inició dicho proceso, que pasa por el Renacimiento, la Reforma Protestante, el Iluminismo, la Revolución Francesa, la Revolución Soviética, y ahora el Nuevo Orden Mundial. (…) El hombre no se resignaba con ser una partícula del cosmos, una “caña pensante”, al decir del mismo Pascal. Quería ser protagonista. Y así nació en él una tendencia a revertir el proceso, en orden a reconquistar la primacía perdida, si bien sobre otros presupuestos. Ello se concretaría en el antropocentrismo moderno, el humanismo del Renacimiento y la Ilustración. Marginando la soberanía de Dios, el hombre quiso volver a ser el centro de la creación, pero atribuyéndose prerrogativas antes reservadas a la divinidad. (…) En el siglo XVIII, y como una especie de culminación de aquel proceso, apareció en Francia, que llevaba la bandera de la Revolución, una figura especial, la de los sedicentes “filósofos”. Serían ellos quienes, creyéndose los “hombres nuevos”, llamados a establecer en esta tierra la “ciudad de Dios” pero centrada en el hombre, se propusieron disipar totalmente las “tinieblas” de la tradición, por lo que se autodenominaron “iluministas”, “ilustrados”, enemigos de toda superstición. (…) La Revolución soviética no hizo sino llevar a su plenitud el ideal “libertario” de la Revolución francesa, su progenitora,”como tan bien lo vio Dostoievski en sus grandes novelas.
(…)
Con este pantallazo histórico hemos llegado, quizás a la carrera, hasta nuestro tiempo,sólo inteligible a la luz de todos aquellos avatares. (…) Tales son los tiempos en que nos encontramos. Cuán clarividente se mostró el recordado padre Julio Meinvielle, cuando en una conferencia pronunciada en 1969, hace casi treinta años, decía: “¡Estamos viviendo los días de la muerte en el mundo y en la Iglesia. El mundo marcha hacia una planificación universal, hacia un proselitismo mundial en una mezcla de confusión de todas las ideas, de todas las religiones, de todas las normas de pensamiento y de sociedad, una sociedad mundial sin fronteras, sin Iglesia y pueblo, sin jerarquía, sin otros valores que los inferiores del sexo y el dinero.Esta sociedad así igualada por la depravación mundial y social marcha por encima de pueblos, de razas, de culturas, de naciones, de religiones, hacia una igualación en los medios: prensa, radio, televisión y cine, hacia una masificación homogénea y total. Esta sociedad indiferenciada, homogénea, viscosa, donde se han de dar cita todos los vicios y corrupciones, va a ser gobernada igualmente por un poder mundial, que ha de repartir entre todos sus integrantes las dosis correspondientes de trabajo, de cultura, de placer y de ocio.
(…)
Todo estará perfectamente planificado, el hombre quedará absorbido por las preocupaciones y entretenimientos terrestres, de suerte que no le quedará tiempo para pensar en su salvación. En ella nadie pensará en el pecado y en la virtud, nadie en Cristo y en Dios. Será una sociedad materialista y atea, todos estarán totalmente absorbidos en el trabajo, la cultura, el placer, el sexo y la diversión… (…) Podríase decir que como resultado de todo lo sucedido, no sólo ha desaparecido Dios del horizonte de este hombre naturalista, hedonista, consumista, sino también, en cierta manera, el mismo hombre. Nietzsche clamó en el siglo pasado: “Dios ha muerto”. Cuando pensamos, como ahora, que el hombre es una mera superestructura de lo económico, de lo sexual, de la voluntad de poder, cuando vemos al hombre tal cual ha quedado después de este largo y secular proceso de apostasía -modernidad y posmodernidad-, advertimos que también “el hombre ha muerto'”.

La finanza internacional es hoy la forma organizada y entronizada de los eternos adoradores del becerro de oro, aquellos que profanaron el espacio de lo sagrado con sus deseos egoístas. Los anti-valores que se promueven en la cultura, responden a la misma matriz negadora de lo trascendente: egoísmo, materialismo, hedonismo, relativismo y nihilismo.

A estos servidores del materialismo individualista, luciférico y anti-humano, con su carácter destructivo, el propio Jesús de Nazareth se encargó de condenarlos en los más duros términos e incluso los echó por la fuerza del espacio de lo sagrado, de ahí la cristofobia del poder globalista:

“Y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas, y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo. Y les enseñaba, diciendo: «¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? Pero ustedes la han hecho cueva de ladrones»” (Mc 11:15-18)
“Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Jn. 2:16), “Ustedes son de su padre, el demonio, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él” (Jn 8:44)
“¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno?” (Mt 23:33).

Este “Imperialismo Internacional del Dinero”, la “gran finanza sin patria”, que ha combatido a la Cristiandad en el pasado y ha infiltrado y tergiversado al cristianismo en el presente, no es otro que la Sinarquía Internacional que supo ser denunciada a mediados del siglo XX, como la estructura de poder detrás tanto del capitalismo como del comunismo (capitalismo de Estado):

“El mundo actual, influenciado por las “Grandes Internacionales” creadas por los imperialismos, está enfrentando a una Sinarquía Internacional que ha venido manejándolo. Este desarrollo intenso de la política internacional, dentro y fuera de los países, ha impuesto la necesidad de crear los instrumentos para manejarla y así han surgido las “Grandes Internacionales”. El Capitalismo y el Comunismo no son sino dos de ellas, aparentemente contrapuestas pero, en realidad de verdad, perfectamente unidas y coordinadas. Para comprobarlo, basta recordar 1938 cuando se aliaron para aniquilar a un “tercero en discordia” representado entonces por Alemania e Italia. No es menos elocuente lo que sucedió en la Conferencia de Yalta en la que ambos imperialismos se ponen de acuerdo y coordinan sus futuras actividades de dominio y explotación. Pero es que todo tiende a internacionalizarse alrededor de ello, lo que, en último análisis, es un triunfo del internacionalismo comunista. La Masonería, el Sionismo, el Vaticano, las sociedades internacionales de todo tipo, no son sino consecuencia de esa internacionalización del mundo actual. Son las fuerzas ocultas de la revolución como son las fuerzas ocultas del dominio imperialista”.
(Latinoamérica: Ahora o nunca. Perón, 1967)

El más craso error que se pueda cometer al estudiar el mundo de hoy es el de creer que capitalismo liberal y capitalismo estatal son enemigos irreconciliables. En realidad, no pasan de competidores, como podían serlo potencias demoliberales del siglo pasado. Rivalizan por el dominio de colonias y mercados, pero se encuentran solidarias cuando el sistema común está en peligro. Lo demostró a las claras la Segunda Guerra Mundial como también, en nuestro país, el contubernio de liberales y comunistas entre 1945 y 1955. Más aún, todo parece indicar que existe, por encima de los bloques demoplutocrático y soviético, una potencia supranacional que los maneja a su guisa. Está probado que un consorcio bancario internacional subvencionó abundantemente a Trotsky en 1917. No fue, evidentemente, un hecho accidental. La gran finanza no tiene patria, sino solamente intereses. Guerra fría y conflictos localizados no son sino episodios de mutua conveniencia, que permiten a los Estados Unidos mantener a flote su tambaleante economía y a la Unión Soviética reforzar la tensión interna sin la cual su imperio correría serio peligro de desintegrarse. Lo más probable es que quienes atienden, en Washington y en Moscú, el teléfono que une la Casa Blanca al Kremlin hablen un mismo idioma, y que este idioma no sea ni el ruso ni el inglés”.
(Jaques de Mahieu, 1966)

“… Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn 8:32) ha de ser la brújula para todo periodismo, análisis y estudio histórico, la búsqueda permanente de la verdad, sin importar a quién perjudique o beneficie, sin prejuicios ni apegos a ideologías políticas, esos sistemas cerrados de ideas, que prometen tener supuestas respuestas para todo de manera apriorística.

En la lucha ética por la Verdad, la Bondad y la Belleza, de la que formamos parte, se da en las almas de las personas.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12).

Fausto Frank
Fundador y director
www.kontrainfo.com
Contacto: info@kontrainfo.com

P.S.: Por último, el sentido del nombre. Así como a una inteligencia de dominación se responde con una contrainteligencia, también debemos responder con una contrainformación, conformando una contraagenda. La k en el nombre de este espacio simplemente está tomada del alemán kontrainformation, un humilde homenaje a mis raíces germanas, y en particular a mi padre, quien, junto a la noble estirpe de los alemanes del Volga, vinieron a fecundar estas tierras, con su acendrado carácter, denodado trabajo, piadosa fe y hombría de bien.



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