El apriete de George Soros a las empresas para que cesen su actividad en Rusia

Tras el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania el poder económico global reaccionó con un fuerte bloqueo comercial y empresas de diversos sectores suspendieron sus servicios o directamente anunciaron su retirada del país gobernado por Vladimir Putin, como parte de un paquete de sanciones internacionales. De esa manera, cesaron sus actividades las multinacionales de pagos Mastercard y Visa, los gigantes tecnológicos como Google, Microsoft e Intel, empresas de indumentaria como Nike y Adidas; las compañías de la industria automovilística, las petroleras ExxonMobil, Shell y BP, y un largo etcétera. A su vez, el sector bancario ruso quedó suspendido del sistema SWIFT y en deportes Rusia quedó excluida de la FIFA o la UEFA.

Algunas empresas occidentales intentaron resistir estas medidas, pero terminaron rindiéndose a las presiones, como el caso de Coca-Cola y PepsiCo. ¿De dónde han venido estas presiones para cesar las operaciones en Rusia? En buena parte de la publicidad negativa que viene realizando la ONG “Transparency International”.

Veamos solo a modo de ejemplo, una de las ùltimas campañas de viralización de publicidad negativa en las redes sociales, asociando a las marcas con la guerra. En la misma le endilgan a Shell que siga “comprando combustible para la guerra”, a Coca Cola si el nuevo diseño de botella para Ucrania en 2022 será con forma de granada y a Twix que decida de qué lado está, si de la paz o de la guerra:

Un dato no menor es que detrás de la fachada “pacifista” de una ONG que se tilda de neutral, se encuentra la oscura financiación del Departamento de Estado de los EEUU, el  Foreign Office del Reino Unido y, dentro del aportes privados, la omnipresente Open Society Foundations, del magnate y megaespeculador financiero, George Soros.