Desindustrialización: la fábrica Deutz cierra su planta en Haedo y peligra la de General Rodríguez. 260 trabajadores quedarían en la calle

El relato macrista afirmaba que la agroindustria sería el motor económico de la Argentina, por ser el sector “más competitivo” y porque derramaría sus ganancias al resto del entramado productivo. Los hechos desmienten rotundamente esa idea. Las ganancias extraordinarias que derivaron de la quita de retenciones no derramó hacia el resto de la economía ya que solo una parte se reinvierte en mejorar maquinaria agrícola o en compra de inmuebles urbanos (con la contracara de subir especulativamente los precios), otra gran parte de esa renta agraria se va al ahorro improductivo o directamente se fuga del país. Pero ni siquiera la industria más ligada a la producción agropecuaria parece estar siendo beneficiada: la histórica fábrica alemana de motores y tractores Deutz cerrará su planta de Haedo en enero, dejando a 70 trabajadores en la calle (tenía 350 hace solo dos años) y se teme por la planta de General Rodríguez, que emplea a otros 190 operarios.

Los motivos son similares a los que jaquean a gran parte de la economía argentina: fuerte caída de las ventas, altos costos financieros (tasas de interés por las nubes), tarifazos y elevados impuestos de Nación, Provincia y municipios.

Cabe recordar que Deutz cuenta con 134 años de historia en el país, por lo que pudo atravesar y superar gobiernos y crisis de todo tipo. Pocos años atrás, en 2012, comenzó a operar en alianza con la autopartista Carraro Argentina, anunciando una inversión de 100 millones de pesos para aumentar la producción debido a la creciente demanda que existía por aquella época.

Ya en 2018, según el INDEC, hubo una caída interanual del 53,9 por ciento en la venta de tractores entre agosto y octubre del año pasado. Un derrumbe de la actividad de Deutz. La fábrica que Haedo que hace solo dos años contaba con 350 trabajadores, hoy solo emplea a 70 y ni aún así parecen cerrarle los números. Si bien Deutz desmintió que fuera a cerrar la planta de General Rodríguez, esto no convenció los temores de los empleados ni del sindicato. El SMATA se mantiene en estado de alerta.

La casa central en Alemania enviaría el dinero para pagar las indemnizaciones.

Como puede verse, el proyecto de neto corte agro-financierista aplicado en la Argentina sigue desindustrializando al país (solo en noviembre la industria cayó un 13% interanual), incluso destruyendo a aquella industria más ligada al campo. Como históricamente ha quedado demostrado, para la división internacional del trabajo, que impone el poder financiero supranacional a sangre y fuego, a América Latina solo se le permitirán ser una mera exportadora de materia prima. Para eso modelo sobramos varios millones de personas.

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