Vigencia del ABC de Perón. De aquellas lluvias estos lodos | Por Ricardo Vicente López

Por Ricardo Vicente López

El refrán recoge la sabiduría popular de mirar hacia atrás cuando se está atravesando una circunstancia dificultosa. Atribuir las causas de todo aquello a otros, para que no se nos acuse a nosotros, es un modo de no asumir los errores y, por lo tanto, no aprender de las experiencias. Esa sabiduría nos advierte respecto de la importancia de analizar los porqués, las causas, las razones, que por regla general, son las que nos han hecho padecer estas consecuencias. Y lo que es válido para las conductas personales puede hacerse extensivo a la historia de los pueblos.

Esta primera reflexión debe servirnos para introducirnos en una vieja historia, traída a esta actualidad por el autor de la nota de referencia. La trajo a nuestro presente un académico, de prestigio internacional, que me sorprendió (tal vez por mi ignorancia respecto de su trayectoria) con el comentario que presenta sobre un texto muy importante. Me parece, entonces, que compartir los antecedentes, intelectuales y profesionales del autor son necesarios para evaluar, en tiempo y lugar, el contenido del texto de la nota que después analizaré. Se trata de Juan Gabriel Tokatlian – Sociólogo argentino con una Maestría (UBA); un Ph. D. en Relaciones Internacionales en la School of Advanced International Studies, The Johns Hopkins University en Washington, D.C. (Estados Unidos); fue cofundador del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Los Andes (Bogotá, Colombia); Profesor de Relaciones Internacionales y Vicerrector de la Universidad Di Tella (Argentina). Es una de las voces académicas más reconocidas en el ámbito de las Relaciones Internacionales.

La nota que mencioné lleva por título La vigencia del ABC de Perón. Se trata de una conferencia que pronunciara el presidente Juan Domingo Perón en la Escuela Superior de Guerra el 11 de noviembre de 1953. El contenido de tan importante texto se mantuvo oculto por más de treinta años (no conozco las razones, ni el autor, las menciona). El discurso reservado solo fue hecho público en 1967. En él expone su ideario político para la Argentina, Brasil y Chile (ABC). Es importante recordar que, a menos de diez años del fin de la II Guerra mundial, corría un período en el cual el mundo todavía estaba reconstruyéndose y reordenando su escenario político internacional.

Escribe el Doctor Tokatlian:

“Mi interés con esta nota es alentar una reflexión estratégica en materia internacional, reflexión que ha estado postergada por tantas urgencias, padecimientos, recelos y perplejidades internas. Me sirvo para hacerlo del discurso del presidente Juan Domingo Perón: es un diagnóstico de aquellos años en el que afirmó:

«El problema fundamental del futuro es un problema de base y fundamento económicos, y la lucha de futuro será cada vez más económica… En consecuencia, analizando nuestros problemas, podríamos decir que el futuro del mundo, el futuro de los pueblos y el futuro de las naciones estará extraordinariamente influido por la magnitud de las reservas que posean: reservas de alimentos y reservas de materias primas. Es indudable que nuestro continente, en especial Sudamérica, es la zona del mundo donde todavía, en razón de su falta de población y de su falta de explotación extractiva, está la mayor reserva de materia prima y alimentos del mundo. Esto nos indicaría que el porvenir es nuestro y que en la futura lucha nosotros marchamos con una extraordinaria ventaja frente a las demás zonas del mundo. Si subsistiesen los pequeños y débiles países fragmentados serían un objeto fácil para ser explotados, por lo que es indispensable evitar la dominación. Por ello he inducido a nuestro gobierno a encarar de frente la posibilidad de una unión real y efectiva de nuestros países, para encarar una vida en común y para planear, también, una defensa futura en común».

El Doctor Tokatlian subraya que la idea de unidad, en el General Perón, no es el resultado de una cuestión “abstracta e idealista”: es el producto de intereses específicos, de convergencias razonables con los vecinos y de una mirada de largo aliento. En esa dirección, Perón afirma que:

«Ponemos toda nuestra voluntad real, efectiva, leal y sincera para que esta unión pueda realizarse en el continente. Y no se trate solo de influir a los gobiernos, sino también— y singularmente — a los pueblos… que son los permanentes, porque los hombres pasan y los gobiernos se suceden, pero los pueblos quedan».

En su razonamiento afirma que: países como la Argentina no pueden tener en el orden de la política internacional objetivos muy activos ni muy grandes; pero tienen que tener algún objetivo, y en ese sentido, asevera:

«La República Argentina sola, no tiene unidad económica; Brasil solo, no tiene tampoco unidad económica; Chile solo, tampoco tiene unidad económica; pero estos tres países unidos conforman una formidable unidad económica. Por lo tanto, toda la política argentina en el orden internacional ha estado orientada hacia la necesidad de esa unión, para que, cuando llegue el momento en que seamos juzgados por nuestros hombres frente a los peligros que esta disociación producirá en el futuro, por lo menos tengamos el justificativo de nuestra propia impotencia para realizarla».

El Doctor Tokatlian rescata de la conferencia de Perón algunas ideas que dice que deben ser rescatadas para incorporarlas al debate actual. Aunque me parece advertir que no cree que hoy ya se haya recuperado la madurez y la profundidad del análisis político que encuentra en el General Perón. Encuentra varios puntos que le merecen ser rescatados:

«Primero, es un diagnóstico realista de una época. Segundo, denota una comprensión de los fundamentos materiales para eludir la plena dependencia y procurar grados de relativa autonomía internacional. Tercero, manifiesta la vocación de unidad—sin hegemonía–que se resume tanto en la idea como en una práctica unificadora. Cuarto, expresa un sentir promisorio respecto a América del Sur, no exento de una templada auto-estima nacional. Quinto, supone el reconocimiento de que junto a la diplomacia interestatal es esencial alentar y reivindicar la diplomacia entre los pueblos. Sexto, valora la cercanía geográfica, la consolidación de una iniciativa tripartita y su proyección paulatina en el ámbito sudamericano. Y séptimo, expone la convicción de que un objetivo vital de la política exterior debe someterse a la evaluación concreta».

Es evidente que el mundo actual tiene notables diferencias con aquel que miraba Perón hace 67 años. Es evidente que el cuadro general de la política nacional, latinoamericana y mundial muestra un conjunto de facetas que están lejos de lo que sucedía en aquella época. El autor detalla: la fragmentación diplomática, la inestabilidad política, la fragilidad social y la debilidad económica ha llevado a América Latina a ser menos gravitante y más vulnerable. Todo ello ha derivado en una mayor dependencia de distintos centros de poder. Y describe distancias y fortalezas:

«Sin embargo, también es importante entender mejor las dinámicas socio-políticas del área en las que las aspiraciones progresistas de reforma para la inclusión, la justicia, la sustentabilidad y la autonomía siguen vigentes. La Argentina de entonces era una potencia regional muy relevante. No se asemeja a la de hoy que ha venido padeciendo un declive indisimulable que erosiona su capacidad de proyectar poder, influencia y prestigio. El espíritu asociativo que de tiempo en tiempo ha surgido en América del Sur con el empuje de diversos países según determinadas coyunturas, está muy desdibujado en la actualidad».

Si sugerí una especie de descreimiento en las posibilidades actuales de recuperar aquel camino reaparece ahora en esta pregunta:

«En ese contexto, ¿tiene sentido reflexionar hoy sobre el ABC? Las distancias evidentes en las creencias políticas y entre los liderazgos presidenciales en los gobiernos de Buenos Aires, Brasilia y Santiago y las trayectorias históricas entre los tres países ¿impiden re-conceptualizar la idea y su práctica? ¿Es posible recuperar en la actualidad aquel espíritu de unidad económica entre las tres naciones y agregar algún propósito político común entre ellas? ¿Cuál de los tres países puede retomar un intercambio tripartito que permita el florecimiento de un nuevo ABC?»

Termina con estas palabras:

«Fue en aquel discurso del 1953 que Perón aseveró: “El año 2000 nos va a sorprender o unidos o dominados”. De no actuar con audacia en este primer cuarto del siglo XXI nos puede sorprender con otro dilema como naciones: inviables o realizables».

Agrego yo que el mundo de la pospandemia abre tantos interrogantes que debemos ser muy cuidadosos en nuestro pronósticos. [1]

[1] Sugiero la lectura de la nota Nº 87.- ¿Habrá que agradecer al virus su llegada?, publicada en mi página www.ricardovicentelópez.com.ar en la sección Reflexiones políticas.

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