De la extorsión al soborno: desesperado, Macri recurre a quitar IVA a alimentos para conseguir votos

La desesperación de Mauricio Macri para conservar el control del Gobierno lo conduce a anunciar medidas contrarias a la orientación de todo su mandato y que siempre criticó, pero solo por 3 o 4 meses, o sea, hasta que concluya el calendario electoral. De la extorsión del día lunes, promoviendo la fuerte devaluación del peso para después instalar la opinión de que los responsables eran los electores, pasó a la estrategia del soborno, usando al Estado para poner algo de dinero en los bolsillos de los argentinos, transitoriamente, para que lo reelijan. De esta forma, un Gobierno que siempre reprobó la intervención estatal en los mercados, ahora amenaza con usar la Ley de Abastecimiento para que no suban los combustibles “por 90 días” y congela las cuotas de los créditos UVA. Un Gobierno que vivió hablando de la necesidad de alcanzar el “déficit fiscal cero”, ahora baja la recaudación estatal mediante la quita del IVA a los alimentos básicos: una medida de impacto mediático pero de pocos resultados en la práctica, ya que los supermercados, en lugar de bajar los precios, los mantendrán y se quedarán con la parte del IVA.

Economistas de todos los colores y corrientes describieron estas decisiones del Gobierno como “un manotazo de ahogado” en medio de una “emergencia electoral” para “recuperar los votos perdidos”. Desde el propio campo liberal, algunos, como Christian Buteler o Carlos Rodríguez se permitieron bromear: “Están analizando si envían un avión a recorrer las localidades de mayor peso electoral para tirar billetes desde el cielo”, “Y en la devaluación de la semana que viene supongo que bajaran ingresos brutos y en la de la otra semana ya no hay más IVA o ingresos brutos tendrán que dar subsidios y la otra no sé”, chicanearon.

¿Qué conduce a Macri a tomar estas medidas? Evidentemente no la convicción, sino la desesperación ante la inminencia de tener que abandonar el Gobierno. ¿A qué le teme Macri? La salida de la administración pública le quitará un recurso imprescindible para favorecer los negocios millonarios de sus múltiples empresas. Previendo esa pérdida a futuro, las compañías que más cayeron en la bolsa el día lunes post-elecciones fueron justamente las asociadas a su círculo más cercano, como Central Puerto (-55,9%), de Nicolás Caputo; Pampa Energía (-53%) y Edenor (-57,5%), de Marcelo Mindlin; TGS Transportadora Gas del Sur (-48,1%) de Mindlin, Werthein y Sielecki; y bancos ligados al macrismo como el Supervielle (-56,5%).

Otro motivo de preocupación para Macri son las innumerables causas judiciales bajo un Poder Judicial que ya no controle: allí lo esperan para responder por la deuda impaga del Correo Argentino, los desvíos de fondos de la empresa postal, las licitaciones truchas de los parques eólicos, los negociados con el presidente del Real Madrid y los peajes de Autopistas del Sol, los manejos ilícitos en la sucesión de su padre, las prácticas ilegales de inteligencia, las privatizaciones de las centrales eléctricas para favorecer a Caputo y Calcaterra, las coimas de Odebrecht para el soterramiento del Sarmiento y muchas más. No solo Macri, sino buena parte de su Gabinete está denunciado.

Las medidas tomadas por Macri, no llegan ni por lejos a compensar la enorme pérdida ocasionada por la megadevaluación que él mismo promovió. Tampoco resuelven la extremadamente crítica situación de fondo, con una economía al borde de la hiperinflación, tasas al 75%, 1 billón de pesos en Leliqs amenazando con pasarse al dólar y un default en ciernes al escasear cada día más las reservas en dólares del Banco Central. El Gobierno intenta apagar un incendio con paliativos insuficientes, pero que sí tendrán un costo para la futura administración.

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