El día después de la elección, mientras el Banco Central no intervenía y el dólar saltaba a $60 pesos, el Gobierno convocó a una conferencia de prensa a las 15:30hs, o sea, luego de cerrados los mercados cambiarios, en los que los bancos aliados al oficialismo tienen fuerte incidencia. Muchos se preguntaron por qué no anunciar medidas o dar una conferencia por la mañana. La respuesta se conoció por la tarde, cuando a las 16:30hs, Macri no realizó una sola autocrítica y culpó de la corrida cambiaria a los propios argentinos por su voto del día anterior, en lo que tomó forma de extorsión: “Por lo que hicieron antes pasa lo que pasó hoy en el mercado” y por si no quedaba claro el apriete: “Esta fue una oportunidad para ver las cosas que pueden pasar en el día después”.
Mientras los bancos públicos convalidaban la divisa a $60, los privados más cercanos al Gobierno llegaban a venderla a $65, tal fue el caso del Banco Hipotecario, del empresario amigo de Macri, Eduardo Elsztain, y el Banco Supervielle, de una de las familias que más aportaron a la campaña de Juntos por el Cambio. El Banco Central dejó subir la cotización para finalmente intervenir y bajarla a $55 hacia el final de la jornada. El Gobierno usó así la devaluación para castigar al electorado y extorsionarlo en caso de repetir las preferencias en la elección definitiva. Un manotazo de ahogado de un Gobierno terminado, que en su final termina de hundir aún más en la pobreza a millones de argentinos. Una estrategia propia de quien se entiende acabado y apelando a un “perdido por perdido” incendia el escenario del juego en el que acaba de perder.
El Banco Supervielle, de la familia del mismo nombre y principal aportante de campaña de Juntos por el Cambio, fue uno de los que vendió más caro el dólar: $65,30.
El Banco Nación, venía el dólar por la mañana, apenas comenzada la jornada a $61, por encima de muchos privados.
Lo mismo hizo el Banco Provincia de Buenos Aires, abrió la jornada a $61, acentuando la devaluación, ¿por qué?
El Banco Hipotecario, del amigo de Macri, Eduardo Elsztain, fue otro de los que más caro vendió el dólar: $65.
¿Por qué motivo los bancos más cercanos a Macri fueron los que más presionaron por la devaluación? ¿Querían hundir a su gobierno o más bien fueron parte de una estrategia de aleccionamiento contra el electorado?
El monto negociado en toda la jornada fue de 550 millones, una cantidad pequeña en términos relativos y manejable por el Banco Central, sin embargo, la orden fue dejar que suba. Al fin y al cabo, los miembros del Gabinete tienen gran parte de sus ahorros en dólares y en el exterior, una devaluación los enriquece en pesos.
Mientras muchos esperaban algún anuncio político que calmara la situación económica, como una convocatoria a la oposición y un cambio de gabinete, Macri optó por el contrario, por hablar en un tono de enojo y echar todas las culpas a la sociedad que no lo votó y exigirle autocrítica al candidato que lo derrotó: “Hoy hemos tenido un día muy malo. Hoy estamos más pobres que antes de las PASO”, “La alternativa kirchnerista no tiene credibilidad en el mundo”, “Por lo que hicieron antes pasa lo que pasó hoy en el mercado”, “Ellos han dicho que ponen en duda los compromisos, las Leliqs”, “Ellos no despiertan confianza porque la dilapidaron”, “Ojalá el kirchnerismo se haga cargo y revierta esta situación”, fueron las principales ideas fuerza de su discurso, culpando al pasado y al futuro, para terminar con la extorsión: “Esta fue una oportunidad para ver las cosas que pueden pasar en el día después”. Como frutilla del postre de la conferencia de prensa incluso negó la realidad: “Esta elección no sucedió”, y repitió el mantra que confirma su terquedad: “Tenemos que confirmar el rumbo”.
Miguel Ángel Pichetto, que lo secundaba, insistió con la extorsión: “es interesante que la gente analice las consecuencias de ese voto”. Muy democrático todo. Su comportamiento gestual mostraba su nerviosismo, mientras escuchaba cómo a su lado culpaban de todos los males al anterior gobierno, del que él mismo formó parte. Por las dudas, Pichetto tuvo que aclara que “el presidente está en control”.
Mientras esto ocurría, la bomba de Leliqs empieza a dar señales críticas, del $1.3 billón de pesos que los bancos tenían en esos instrumentos financieros , hoy no se renovaron $157 mil millones, a pesar de subir las tasas 10 puntos hasta el 74%. Esa masa de pesos no es otra cosa que más presión hacia el dólar, sea para por la especulación de los propios bancos o porque los ahorristas esperablemente opten por sacar el dinero de sus plazos fijos (acaban de perder con la devaluación) y se pasen a la divisa.
En cualquier caso, el Gobierno está claramente jugando con fuego. La estrategia que empleó es esperable se le vuelva en contra.