Por Washington Uranga *
Es evidente que la palabra de Francisco molesta a los poderes concentrados. Sin embargo, es muy clara para los marginados del sistema.
En el segundo día de su visita a Chile el papa Francisco decidió no eludir los temas que, según varios analistas, resultan más espinosos: los abusos a niños y niñas cometidos por ministros de la Iglesia y el conflicto por la tierra entre el Estado chileno y las comunidades mapuches. Respecto del primero en dos momentos distintos Francisco manifestó sentir “dolor y vergüenza” por el “daño irreparable” que se ha causado. En relación a la segunda cuestión subrayó que “la sabiduría de los pueblos originarios puede ser el gran aporte” y que “de ellos podemos aprender que no hay verdadero desarrollo en un pueblo que da la espalda a la tierra”.
En una sociedad atravesada por la falta de resolución a los reclamos de las comunidades mapuches Francisco pidió respetar los “derechos” y la “cultura” de los pueblos originarios. Y en presencia de la presidenta chilena solicitó a los dirigentes de ese país que escuchen a los pueblos originarios señalando que son “frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda la identidad y riqueza de esta nación”.
Si bien estos temas fueron centrales, no lo fue menos el mensaje en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, en el sur de Santiago, donde el Papa saludó afectuosamente a las internas, muchas de ellas cumpliendo condena acompañadas de hijos de corta edad. Porque allí Francisco hizo una clara reivindicación sobre la necesidad de preservar la dignidad de las personas, al margen de la situación en que se encuentren. “Ser privadas de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad. La dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad”, afirmó Francisco en una frase cuyo sentido trasciende largamente el ámbito e incluso el país en el que fue pronunciada.
Tampoco faltaron ayer las referencias a los que han sido ejes del mensaje del Papa a lo largo de su pontificado. Al celebrar la misa “por la justicia y la paz” volvió a ratificar su línea de pensamiento rescatando el texto bíblico de las bienaventuranzas. Porque “al decirle bienaventurado al pobre, al que ha llorado, al afligido, al paciente, al que ha perdonado” sostuvo, Jesús “viene a extirpar la inmovilidad paralizante del que cree que las cosas no pueden cambiar, del que ha dejado de creer en el poder transformador de Dios Padre y en sus hermanos, especialmente en sus hermanos más frágiles, en sus hermanos descartados”.
En el segundo día de su visita a Chile el Papa confirmó su estilo: no elude los problemas y no resigna el mensaje que considera fundamental, destacando a quienes considera actores y protagonistas de las diferentes situaciones.
Pero también hay quienes señalan las ambigüedades en la conducta papal. Mientras Francisco formulaba sus disculpas, en el mismo altar y enfocado por la televisión estuvo instalado el obispo Juan Barros, acusado de encubrimiento del sacerdote Fernando Karadima protagonista uno de los casos más sonados de abusos sexuales a niños y jóvenes. En este contexto, algunas voces como la de Marta Larraechea, esposa del ex presidente Eduardo Frei-Tagle, se alzaron para calificar de “hipócrita” el pedido de perdón hecho por Francisco por esas violaciones.
Hoy, en la etapa de Temuco, el Papa tendrá una de las jornadas más importantes de su periplo chileno. Se espera que la homilía de la misa, titulada “por el progreso de los pueblos”, tenga un contenido claramente emparentado con las cuestiones sociales. Entre los asistentes se contarán también peregrinos de movimientos populares argentinos que viajaron especialmente a Chile para estar cerca de Francisco y que públicamente manifiestan su adhesión al magisterio pontificio a favor de los pobres y que se ha resumido en varias ocasiones bajo la consigna “tierra, techo y trabajo”. Pero además hoy también se concretará el encuentro privado de Francisco con representantes de las comunidades mapuches chilenas, a quien el Papa quiere escuchar personalmente y atender sus argumentos.
* Washington Uranga – periodista, docente e investigador de la comunicación. Su campo de especialización son los temas de comunicación vinculados con la ciudadanía, la participación, las políticas públicas y la planificación de procesos comunicacionales; dicta cursos en grado y posgrado, Director de la Maestría en Planificación de Procesos Comunicacionales (UNLP) y de la Maestría en Periodismo (UBA) y dirige la Maestría en Comunicación Institucional de la Universidad Nacional de San Luis.
Fuente: www.pagina12.com.ar – 17-1-18