Luego de la masacre de, al menos, 10 palestinos por parte del ejército sionista de ocupación en Yenín, Cisjordania, una persona abrió fuego a israelíes a la salida de una sinagoga en Jerusalén Este, zona anexada después de la Guerra de los Seis Días en 1967, dejando un resultado de al menos 8 israelíes muertos y una decena de heridos.
Tras el ataque, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina ha celebrado la operación como “una respuesta al crimen cometido por la ocupación en Yenín y una respuesta natural a las acciones criminales de la ocupación”.
En el marco de una nueva redada en los territorios ocupados, el ejército israelí asaltó el jueves violentamente el campamento de refugiados de Yenín en la ocupada Cisjordania, dejando una decena de mártires, incluida una anciana y más de 20 heridos, 4 de ellos en estado grave. Se trata del incidente con mayor número de víctimas fatales en Cisjordania en dos décadas, según informaron funcionarios palestinos.
En represalia, grupos de la Resistencia palestinos lanzaron dos cohetes contra las posiciones israelíes; el ataque hizo que las sirenas de defensa antiaérea se activaran en el sur de los territorios ocupados. El ejército del régimen de Tel Aviv, a su vez, bombardeó Gaza, intensificando aún más las tensiones.
La policía israelí dijo que el presunto atacante contra los asistentes a la sinagoga, que manejaba un automóvil, había recibido un disparo y había sido neutralizado, según información de The Times of Israel. El Jerusalem Post, por su parte, informó que el primer ministro Benjamin Netanyahu estaba recibiendo actualizaciones del hecho.
Estados Unidos condenó enérgicamente el viernes el ataque mortal contra la sinagoga y expresó su solidaridad con Israel antes de la visita del secretario de Estado, Antony Blinken. “Esto es absolutamente horrible”, dijo a los periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel. “Nuestro compromiso con la seguridad de Israel sigue siendo férreo y estamos en contacto directo con nuestros socios israelíes”, agregó. La escalada representa un desafío para el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, antes de su viaje a la región el domingo.
Por su parte, la Cancillería siria ha hecho un llamamiento a los Estados miembros de las Naciones Unidas para que tomen medidas urgentes para poner fin a las hostilidades de las autoridades israelíes contra los palestinos y que este régimen rinda cuentas por sus crímenes. La nota, pide además a los miembros de la ONU a forzar a Israel para que implemente las resoluciones de las Naciones Unidas que piden el fin de la ocupación de los territorios árabes, principalmente las resoluciones 242, 338 y 497. Desde el comienzo de este año, la ocupación ha asesinado a más de 30 palestinos entre Cisjordania y los territorios ocupados. Crímenes a los que la resistencia palestina asegura responder muy duramente.
La operación en Yenín es “una extensión del patrón deliberado de conducta que Israel lleva con cabo crímenes internacionales para avanzar en sus políticas y prácticas anexionistas”, sostuvo este viernes el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino. Tras los funerales de las víctimas, hubo varios enfrentamientos entre palestinos y las fuerzas israelíes en distintos lugares de Cisjordania, con un muerto y al menos siete heridos. Según la agencia AFP, antes de retirarse, las fuerzas israelíes “lanzaron de manera deliberada granadas de gas lacrimógeno” en el servicio de pediatría de un hospital de Yenín, lo que “provocó la asfixia de algunos niños”, denunció la ministra palestina de Salud, Mai Al Kaila. El campamento de Yenín, creado en 1953, es como una ciudad dentro de la ciudad y alberga a cerca de 20.000 refugiados palestinos.
