Pienso, luego… Critico. Parte IV – Por Ricardo Vicente López

Por Ricardo Vicente López

Parte IV

VII.- Mirar el pasado para ver mejor

Le propongo, amigo lector, retomar la búsqueda en las etimologías, aunque esto pueda parecer un ejercicio meramente académico, como lucimiento de viejos saberes. Mis años de facultad de Filosofía me enseñaron a no menospreciar estos viejos senderos porque están guardados allí significados que, por regla general, el mundo moderno ha olvidado. Esta es la razón por la cual se han roto los hilos que nos pueden permitir abrir iluminaciones significativas. En otras palabras: viejas sabidurías. Concédame unos minutos de su tiempo que espero poder resarcirlo con conceptos y deducciones importantes. Comencemos… Nos confirma el filósofo y profesor universitario argentino Alberto Caturelli (1927-2016) lo siguiente.

«Etimológicamente  educación  debe ser traducida por sacar a luz aquello que se encuentra encubierto, ya que la palabra latina educere, significa también develar, actualizar las virtualidades humanas».

Detengámonos un poco más en este juego intelectual y veamos, aunque algo ya quedó dicho, palabras que mantienen una correspondencia estrecha con educar  (entendida en el sentido mencionado): las palabras crisis, crítica y criterio tienen una misma raíz: crisis viene del griego y significa “separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”; el verbo correspondiente a este sustantivo significa “separar”, “distinguir”, “escoger”, “preferir”, “decidir”, “juzgar”. La palabra crítica del latín “criticus” y éste del griego “kritikós” significa: “capaz de discernir”, “separar, decidir, juzgar”. Y la palabra criterio [[1]] se refiere a norma, reglamento, estatuto, orden, que permiten conocer la verdad.

De donde podemos deducir que hay una correlación entre todos estos conceptos y que todos ellos, necesariamente se retroalimentan y se complementan. Además, no siempre cada uno de ellos por separado alcanza para definir con claridad y profundidad las ideas que investigan lo humano. La actitud del ciudadano moderno, empujada por una saber tecnicista [[2]], en un mundo fascinado por la tecnología, tiende a establecer reduccionismos en los modos de definir la tarea reflexiva. No debe olvidarse: en la tarea educativa, acompañar con textos humanistas, que aún en su apariencia alejada de las exactitudes, complementan el concepto de persona [[3]]. Ser crítico requiere ser criterioso para poder operar prudentemente en condiciones exigentes, sean éstas resultado de situaciones recibidas – procesos culturales− o provocadas por el método investigativo, que abre, desarticula, separa sus partes para un conocimiento más profundo. Podríamos arriesgar entonces una definición:

Educación  es el proceso mediante el cual se ayuda a la persona en crecimiento a sacar a la  luz aquello que se encuentra encubierto  dentro de ella, lo que es propio de ella, los dones, las vocaciones, sus mejores cualidades, lo que la convierte en única e irrepetible, para prepararla para el ejercicio de separar, distinguir, seleccionar, y juzgar con criterio, para ejercer el pensamiento crítico.

VIII.- ¿Qué es educar?

«En latín, optimum significa lo mejor. En consecuencia, optimista es aquel que tiende a pensar que toda dificultad puede ser superada y que cada limitación encubre una oportunidad de torcer la suerte para bien. Es decir, la clásica disposición de aquel que siempre ve el vaso medio lleno».

Se nos impone reflexionar sobre esa concepción de educar, para contraponerla a la educación que hemos recibido institucionalmente en los últimos siglos. Esta se basa en incorporar contenidos a la conciencia, confundiendo el saber con el tener información. Recurriendo a la etimología, para completar esta reflexión, nos encontramos con «la palabra latina formato que se refiere a la acción de formar o de dar forma, de generar algo; a ello se le suma el prefijo in que indica dirección hacia dentro, entonces: generar algo hacia adentro, algo que proviene desde un afuera, es dar forma por dentro».

Este juego del informar, en el sentido en que lo maneja  el periodismo: es un deformar. Éste abre el camino de la manipulación masiva: ese es el objetivo de la prensa que pertenece a las grandes empresas: mantener un pueblo des-informado para manipularlo al servicio del capital internacional.

Sin embargo, los viejos filósofos afirmaban que educar, en su acepción originaria hablaba de cultivar lo que la persona trae consigo. En su modo actual es introducir datos, noticias, que deberán ser memorizados y que, en tanto entra sin mirar en lo que ya había: destruye una parte de lo existente: su personalidad. Creo que estamos en mejores condiciones para pensar cuál camino posibilita el desarrollo de la crítica y cuál no. Nos quedaría preguntarnos el porqué de este cambio, pero lo dejaremos para un poco más adelante.

A casi cuatro siglos de aquellas enseñanzas del maestro Descartes nos encontramos frente a un mundo muy diferente, lleno de palabrerías que se utilizan sin decir, necesariamente, algo valioso. No es la comunicación su propósito primero. Según RAE:

«Hacer saber una cosa (algo) a una persona; hacer que una persona se entere que un estado de ánimo, un sentimiento, una característica, una enfermedad, etc., pase de ella a otra o transmitirlo mediante su influencia o su intervención».

Probablemente hoy la información sólo intenta llenar el espacio con una cantidad muy grande de palabras que, muchas veces, se anulan entre sí generando un ruido informático, dentro del cual lo fundamental es el ruido mismo.

La presencia de ese ruido, como un coro de fondo, logra imponer una fastidiosa melodía monocorde que convierte todo en un mensaje vacío sin importancia. Si alguna vez altera esa medianía con alguna estridencia es para incorporar a la escucha a aquellos que se van adormeciendo y corre el riesgo de perderlos de la sintonía.

IX.- La metodología para la manipulación de las masas

Esto nos permite introducir el problema de los medios de comunicación, sus dueños y administradores de ese espacio público. Han logrado cooptar [[4]] al público logrando una pertenencia que convierte a todo aquel que se niegue en un hereje despreciable. La Academia define este mecanismo cultural como:

«La cooptación es un sistema de nombramiento o reclutamiento por nominación, por el cual una asociación cualquiera de personas nombra internamente a sus propios miembros, sin dependencia de criterios externos».

Dentro de los miembros del mundo de los informados (recordar su etimología) se desarrollan conversaciones cuyos guiones han sido elaborados previamente y publicados. A esto se lo denomina confeccionar la agenda diaria:

«La teoría de la fijación de la agenda, también conocida como teoría de la agenda setting, postula que los medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué asuntos poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da».

Se ha llegado a un grado de adaptación tal que cuando antes se quería alabar a una persona  por su buen juicio o su saber se decía que era culto o estudioso, ahora se dice que “es una persona muy informada”. La información mediática ha desplazado al resultado del estudio esforzado, la dedicación vocacional y a la reflexión profunda. Se expresa en una modalidad cotidiana: “dicen que…” o por un comienzo de diálogo con “te enteraste (o nos enteramos) de que…”

El propósito fundamental, no explícito, es crear una burbuja cultural dentro de la cual todo vale y vale por estar dentro de ella, todo puede ser verdad, aunque ésta sea volátil y fácilmente reemplazable por otra que sostenga lo contrario. Pero, en realidad esto no tiene la menor importancia. El mundo comunicacional se ha ido impregnando con los criterios, los estilos y el lenguaje de la publicidad, es decir, lo fundamental es hacer creer, convencer, seducir, sin reparar en la validez de los recursos utilizados ni en sus contenidos. Podemos ver como día a día nos envuelve una neblina de palabras vacías, de la misma manera que la atmósfera cubre la tierra con su carácter gaseoso e inestable.

Siguiendo la línea de designaciones científicas que denominó biósfera al mundo de los seres vivos, y noósfera (del griego noos, inteligencia), al conjunto de los seres pensantes. Se nos cruza la pregunta ¿qué es pensar? Debemos comenzar por tomar conciencia de que, en gran parte, la noosfera actual nos informa a partir de un mundo de banalidades: la publicidad es su herramienta fundamental, compuesto por los publicistas y los consumidores –conscientes o inconscientes− de ello.

[1] Permítame una digresión: cuando ese gran poeta que es Discépolo dice en Cambalache: “hoy ya murió el criterio, vale Jesús lo mismo que el ladrón”, nos está advirtiendo de algo muy grave: sin criterio “todo da igual”. Entonces hemos perdido la capacidad ética de distinguir lo bueno de lo malo, no es poca cosa.

[2] El tecnicismo es un sistema de pensamiento que hace referencia a una confianza predominante en la tecnología y al conocimiento técnico.

[3] Sugiero la lectura de mi trabajo La importancia del concepto persona en www.ricardovicntelopez.com.ar

[4] Cooptar puede sustituirse, entre otros, por verbos como atrapar, apropiarse de, quedarse con, etc., que expresa con mayor claridad la tarea de los medios de información.

 

 

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