Las raíces ideológicas del mundo globalizado. Parte II. Por Ricardo V. López

Por Ricardo Vicente López [1]

1.- La presencia del Imperio estadounidense.- La historia, en parte mítica, de los Padres peregrinos, como los fundadores de las trece colonias [2], origen de los Estados Unidos actual, dejaron una marca indeleble en la conciencia de ese pueblo. Esta herencia fue explotada por las clases dominantes a lo largo de la historia de los siglos XVIII hasta hoy. Los siglos XVIII y XIX fueron escenario de las guerras de liberación, de conquista y de saqueo de los pueblos originarios y de los territorios pertenecientes a ellos y otros de la herencia española. El siglo XIX culminó con la Guerra de secesión:

La Guerra de Secesión fue una guerra librada en los Estados Unidos (1861-1865). Cuatro años de intensos combates dejaron más de 750.000 personas muertas (aunque se habla de hasta un millón). Más que el número de muertes militares de los Estados Unidos en todas las demás guerras combinadas. Entonces, el siglo XIX queda definido por dos hechos fundamentales que han marcado su historia. En primer lugar, está la guerra civil  (o de secesión) y, en segundo, la Conquista del Oeste, quizás de mayor importancia, por su expansión territorial, demográfica y económica de primera magnitud.

Este historia dejó profundas cicatrices. Fueron estudiadas, con mucho detalle y honestidad intelectual, por un historiador estadounidense, Profesor Emérito de la Universidad de Boston, Howard Zinn (1922-2010) cuyo título anuncia su carácter crítico: La otra historia de los Estados Unidos [3], altamente recomendable, por ser verdaderamente otra, no la oficial.

Es necesario, entonces, extender nuestra óptica para abarcar todos estos sucesos, que fueron los antecedentes que marcaron a fuego a este pueblo. Por todo ello los comienzos del siglo XX mostraban un pueblo herido, por los resultados de esa historia, profundamente dividido y enfrentado, lo cual caracteriza la historia política de los Estados federales que componen ese país. La primera década del siglo XX presagiaba, en el ámbito internacional, fuertes enfrentamientos por lo que comenzaba a ser evidente un problema insoslayable: el Reino Unido estaba agotado política, económica y militarmente, por lo cual se planteaba la necesidad de resolver la sucesión de, lo que podemos definir como, la jefatura del mundo.

El establishment estadounidense se veía a sí mismo como un heredero forzoso por múltiples razones. Ello le imponía resolver sus conflictos internos, reunir en un sólido proyecto político a esa población esparcida por territorios muy extensos y altamente conflictuada por su historia. El esfuerzo, para ello, era muy importante y la cabeza política que fuera capaz de este proyecto requería condiciones especiales y una mente sobresaliente.

2.- El Doctor Noam Chomsky realizó una profunda investigación sobre el pensamiento y la obra de Lippmann. Basándome en ese estudio me atrevo a calificar al periodista como el Lippmann maduro, que había superado un cierto romanticismo en sus propósitos de educar democráticamente a los ciudadanos. Tal vez, era su mejor perfil para las tareas de acompañar al Presidente Wilson, cuyo objetivo más importante era colocar a los Estados Unidos en el primer plano internacional. Terminada la guerra (1914-1918) los tiempos políticos apremiaban en la preparación de un pueblo más compacto y unido en su patriotismo. Esta era una base indispensable para la disputa por la primacía mundial. Nos encontramos con un Walter Lippmann que va abandonando su pasado romántico y se va asentando en una posición más de derechas.

La investigación de Chomsky fue publicada en un texto que lleva por título El control de los medios de comunicación (2007). Su contenido nos permitirá profundizar el tema propuesto. Veamos cómo comienza:

El papel de los medios de comunicación en la política contemporánea nos obliga a preguntar por el tipo de mundo y de sociedad en la cual queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos para esta sociedad.

Prestemos atención, amigo lector, al punto de partida de su investigación, porque puede sorprendernos su afirmación respecto de cuál es el problema más grave del mundo actual, cuyo origen lo ubica en los comienzos del siglo XX. Como queda anunciado en el título de su investigación: el problema actual es el control que ejercen los grandes medios sobre lo que podemos denominar la conciencia colectiva  (en términos de Lippmann, la opinión pública). Es muy probable que esta afirmación pueda generar sorpresas, rechazos o incredulidad.

El planteo inicial deja en claro que, según sus investigaciones, la existencia de los grandes medios concentrados  ejercen un rígido y severo control sobre la opinión pública. Es decir, es una condición estructural de la sociedad industrial moderna, que es lo imperante en el mundo actual. Es la condición necesaria del capitalismo. Para mostrar esto pasa a analizar cómo comenzó este proceso en los EEUU en las primeras décadas del siglo pasado. Dice Chomsky:

Es necesario proponer un nuevo concepto para definir el tipo de democracia que se necesitaba para los EEUU de entonces, en tiempos de mucho conflicto social. Se denomina La democracia del espectador. una democracia sin participación activa del pueblo,. la referencia se establece con los intelectuales del liberalismo. En especial a uno de ellos, brillante periodista, Walter Lippmann.

3.- La presencia excluyente de los medios de información.- La importancia de la investigación del profesor Chomsky reside en que rescata, después de casi un siglo, un tema central para la comprensión del mundo global: el papel fundamental que cumplen los grandes medios de información; sin olvidar los manejos estudiados, planificados y aplicados al control de la opinión pública. Si bien este tema estuvo presente hace algunas décadas, el sutil manejo de los debates que se fueron dando en las décadas de los ochenta y los noventa del siglo pasado, logró convencer a gran parte de los especialistas (y corromper a otros) para que confesaran que era un tema superado por el periodismo actual.

Lo que debe quedarnos claro es que el texto desnuda las formas que adquirieron, en las últimas décadas, los mecanismos de dominación y manipulación. Estos se ocultan hoy tras la  cortina de la Prensa Libre. Haber puesto en nuestro conocimiento todo lo que fue descubriendo nos debe obligar a hacer público la gravedad e importancia de todo ello.

Avancemos, amigo lector, sobre esa investigación y reflexionemos sobre la gravedad de lo denunciado. Esto tiene total vigencia en nuestra actualidad, a pesar de las desmentidas mencionadas. Leamos ahora cómo desarrolla el tema, sin olvidar el tono irónico que utiliza el maestro Chomsky. Pasa a analizar el pensamiento político del establishment de los EEUU en la época de entreguerras. Leamos lo que nos propone:

Efectivamente, si hubiera muchos individuos de recursos limitados que se agruparan para intervenir en el ruedo político, podrían, de hecho, pasar a asumir el papel de participantes activos, lo cual sí sería una verdadera amenaza [para el poder del establishment]. Por ello, el poder empresarial tuvo una reacción contundente para asegurarse de que eso no debía seguir avanzando. Las conquistas de las legislaciones laborales debía ser detenidas. Debía imponerse la eliminación de esta desviación democrática de las organizaciones populares. Y realmente funcionó.

Se está refiriendo al proceso político de la década de los treinta, bajo el gobierno Franklin D. Roosevelt (1933-1945). Para poder avanzar en su plan de reformas políticas, que posibilitaran salir de la profunda crisis de la década del treinta, se apoyó en parte en las organizaciones sindicales contra el poder de la derecha liberal. Cuando Chomsky escribe debe entenderse que asume la palabra de los trabajadores. Entonces nos muestra cómo funcionó el poder del establishment:

A partir de ese momento la capacidad de actuar por la vía sindical fue cada vez menor. Y no por casualidad, ya que estamos hablando de la comunidad empresarial. Esta comenzó a gastar enormes sumas de dinero para afrontar y resolver estos problemas a través de la industria de las Relaciones Públicas y otras organizaciones. Su principio fue reaccionar, en todo momento, de forma inmediata para encontrar el modo de contrarrestar estas desviaciones democráticas (¡así como se lee!).

Tal vez, Ud. amigo lector, se puede encontrar perplejo, porque cosas como estas se hayan podido hacer, a pesar de su flagrante ilegalidad, nada menos que en la supuesta cuna de la democracia. Nuestra inmediata respuesta es: creer esto es una prueba más de la enorme capacidad propagandística y de los manejos de los grandes medios de comunicación.

[1] Esta nota, como la publicada con el mismo título, el 24-5-2020, las he extraído de un estudio mucho más detallado disponible en la página www.ricardovicentelopez.com.ar.

[2] Las Trece Colonias eran un grupo de colonias británicas en la costa este de América del Norte, fundadas en los siglos XVII y XVIII que declararon su independencia en 1776 y formaron los Estados Unidos.

[3] https://humanidades2historia.files.wordpress.com/2012/08/la-otra-historia-de-ee-uu-howard-zinn.pdf,

disponible gratuitamente.

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