Elecciones en Madrid: un voto castigo al progresismo concentrado en agendas de minorías que relegó al olvido a las mayorías trabajadoras

La elección de Madrid, con el triunfo de Isabel Díaz Ayuso, quien preside la Comunidad capitalina, sepultó el proyecto polìtico de Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y puso un límite al gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez. Ayuso dobló el número de escaños que tenía, pasando de 30 a 65 y superó sola a toda la izquierda, siendo en buena parte su voto un mensaje de castigo a Sánchez, su manejo de la economía y la pandemia. El progresismo liberal del PSOE quedó tercero peleando el segundo lugar con la agrupación de solo dos años de existencia, “Más Madrid”.

Los madrileños premiaron a Ayuso por algunas de sus políticas como ciertas bajas de impuestos y su oposición frontal a las políticas del gobierno nacional. Al llegar a votar, Sánchez fue recibido con abucheos e insultos. Al salir ni siquiera pudo recurrir a desear éxito a su candidato y solo se refirió a las cifras de vacunación.

“Se ha votado contra su gestión de la pandemia, contra el miedo a la recesión, contra el infantilismo con el que Sánchez trata a la opinión pública, y contra los mantras oficiales de la izquierda porque ya se ha perdido el complejo a replicar a su guerracivilismo. Sánchez debe preguntarse si no le han penalizado el abuso de gobernar por decreto, los seis meses de alarma por capricho, el acoso al poder judicial, su sectaria ley de educación, los trucos patéticos del CIS o la eutanasia“, sostuvo el diario ABC de España.

Pablo Iglesias anunció que deja la política y todos sus cargos, tanto los orgánicos en Podemos como los institucionales. Su golpe de efecto al dejar el Gobierno de coalición y presentarse como candidato en la Comunidad de Madrid resultó un fracaso. “Cuando uno deja de ser útil, tiene que saber retirarse”. El exvicepresidente del Gobierno, Iglesias, quedó en quinta posición, la última. “Unidas Podemos” solo consigue con Iglesias 10 escaños (un magro 7% de los votos). “Hemos fracasado, hemos estado muy lejos de sumar una mayoría suficiente para armar un gobierno decente. No contribuyo a sumar”, reflexionó..

Las elecciones también aplastaron a “Ciudadanos”, partido de centro y pocos años de existencia, que quedó directamente sin escaños.

Vox logró mantener este 4 de mayo los apoyos recibidos en 2019. Los resultados obtenidos este martes lo dejan como actor determinante para conformar una nueva mayoría. A pesar del fenómeno de tracción de votos de Ayuso, Vox mantuvo sus escaños y logró uno más (13) con el 9,1%.

En estas elecciones el PP organizó su discurso en torno a la polarización con las medidas del progresismo socialdemócrata de Sanchez: “socialismo o libertad”, slogan que rápidamente quedó convertido en “comunismo o libertad” cuando Iglesias anunció que se presentaba como candidato. Esa disyuntiva política trascendió los límites de la Comunidad de Madrid, y se terminó nacionalizando.

El dirigente del PP, Pablo Casado proclamó, queriendo arrebatarle el triunfo a Ayuso: “Hoy la libertad ha ganado en Madrid, pero mañana lo hará en toda España. Madrid es el kilómetro cero del cambio en España”. El presidente del PP planteó la campaña como una batalla contra el sanchismo, y el mensaje ahora tiene alcance nacional, o eso pretende el principal partido de la oposición en España. Sin embargo, muchos votantes de Ayuso no votarían por Casado a nivel nacional, a quien consideran parte del peor pasado del partido, el mismo de Aznar y Rajoy, exponentes de un claro seguidismo a las políticas bélicas norteamericanas. Casado de hecho ha sabido contar con el favoritismo de las élites globales, siendo invitado a la última reunión del Club Bilderberg en 2019.

“Madrid es libertad y por eso no entienden nuestro modo de vida. Por eso el sanchismo no entra en Madrid”, exclamó Isabel Díaz Ayuso, quien reiteró desde el balcón su promesa de bajar los impuestos y mejorar la sanidad pública.

La elección de Madrid evidenció un claro rechazo a las medidas restrictivas del gobierno español y a un estilo de gobernar, con la mirada puesta solo en las minorías y olvidándose de las mayorías trabajadoras: un progresismo liberal concentrado de manera sectaria en cuestiones de género, lenguaje inclusivo, polìticas LGBT, ambientalismo, multiculturalismo y más recientemente en la legalización de la eutanasia. Resulta esclarecedor que los cordones barriales de origen obrero votaron en contra de un gobierno que los relegó al olvido. Quienes desde otras latitudes vieron en Podemos un modelo a seguir, tras esta elección probablemente tengan que revisar muchos de sus postulados.

 

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