#TwitterFiles: los medios corporativos ignoran la historia más grande de la década
Por Tyler Durden / Zero Hedge
La historia más importante de la última década no es la pandemia de covid, las protestas del 6 de enero [toma del Capitolio en EEUU], la guerra en Ucrania, los disturbios de BLM [Black Lives Matter] o incluso la crisis de estanflación en los EEUU. Detrás de estos grandes eventos hay otra historia, una que los conecta a todos de una manera inquietante. Aún más importante que los efectos del caos geopolítico y económico es el efecto de la censura masiva; sin el libre intercambio de información y debate, el público permanece ignorante. Y si el público permanece ignorante, los eventos de crisis tienen un potencial cada vez mayor para explotar.
La percepción pública de los asuntos nacionales e internacionales es un determinante clave del resultado de los desastres y conflictos. Es por eso que los gobiernos y los elitistas de todo el mundo a menudo buscan manipular la forma en que las personas digieren la información. La idea es bastante simple: creen que no se puede permitir que ‘nosotros, el pueblo’ lleguemos a nuestras propias conclusiones. Piensan que no se puede confiar en que desarrollemos los puntos de vista “adecuados” y que no somos lo suficientemente inteligentes como para comprender las implicaciones de las decisiones gubernamentales.
En otras palabras, creen exactamente lo contrario de lo que se describe en la Constitución de los Estados Unidos. El Establishment dará numerosas razones por las que necesitan censurar, suprimir y tergiversar los hechos de cualquier situación dada, pero al final la razón real es que tienen una visión de la sociedad que es contraria a nuestros fundamentos. Se han designado a sí mismos como árbitros para ver que esa visión se haga realidad. Como dijo una vez Edward Bernays, el “padre de las relaciones públicas” en su libro ‘Propaganda’:
“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder de nuestro país… Estamos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran parte por hombres de los que nunca hemos oído hablar. Este es un resultado lógico de la forma en que se organiza nuestra sociedad democrática. Un gran número de seres humanos deben cooperar de esta manera si quieren vivir juntos como una sociedad que funcione sin problemas. …En casi todos los actos de nuestra vida diaria, ya sea en la esfera de la política o los negocios, en nuestra conducta social o nuestro pensamiento ético, estamos dominados por un número relativamente pequeño de personas… que entienden los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. Son ellos quienes tiran de los cables que controlan la mente del público”.
Esto es puro autoritarismo. Es el material de las pesadillas y las revoluciones. Pero durante muchos años, una gran parte del mundo ha negado que exista tal dinámica. Es “teoría de la conspiración” y “sombreros de papel de aluminio” afirmar que un pequeño número de élites trabajan en secreto para controlar la percepción pública y gobernar nuestra sociedad desde las sombras. Después de todo, ¿dónde está la prueba?Por supuesto, este tipo de argumento es un mecanismo de defensa para los deficientes mentales. La prueba de tal gobierno y control secretos está en todas partes en estos días, pero algunas personas prefieren la negación deliberada. Tomemos, por ejemplo, las caídas de datos en curso para lo que ahora se llama “Los archivos de Twitter”.
Los principales medios apenas están respondiendo al volcado de información iniciado por Elon Musk. Parecen estar mucho más interesados en los registros fiscales de Donald Trump. Cuando se ven obligados a reconocer la historia, se muestran hostiles y califican la información de “aburrida” o poco impresionante. Es una táctica psicológica clásica de los típicos narcisistas y criminales: cuando los atrapan, actúan con indiferencia, como si ni la evidencia ni sus crímenes realmente importaran. Si no les importa que los atrapen, entonces sus crímenes no deben ser tan malos, ¿verdad?
El contenido de estos archivos es asombroso, pero al mismo tiempo es cierto que las conclusiones no sorprenden.
Todas esas “teorías de conspiración” sobre la censura de los conservadores por parte de las grandes tecnologías resultaron ser ciertas. No solo eso, sino que la teoría de que las agencias gubernamentales y los funcionarios del DNC trabajaron con Big Tech para silenciar y socavar a sus oponentes políticos también era cierta.
Twitter ha negado durante mucho tiempo que haya hecho “shadowbanning” a los usuarios, pero esto era una mentira. Los datos muestran que pequeños grupos dentro de Twitter llamados “equipos de respuesta estratégica” suprimieron hasta 200 cuentas por día. Por lo general, se trataba de relatos de celebridades y políticos conservadores más grandes e influyentes. Y estos equipos operaron en coordinación con funcionarios demócratas y agencias como el FBI. En algunos casos, el objetivo era silenciar a un individuo en particular. En otros casos, el objetivo era dirigir las elecciones nacionales.
Las comunicaciones internas de Twitter muestran que los grupos de SRT dedicaron la mayor parte de su tiempo a inventar razones por las que cierta información estaba sujeta a los TOS [términos del servicio]. En otras palabras, si no se violaban las reglas de Twitter, inventaban nuevas reglas.
Las revelaciones de Twitter son la historia más grande de la década porque proporciona prueba de una camarilla oculta. Muestra la fea mecánica detrás de escena y expone una red de élites y sus chicos de los recados que estuvieron involucrados en operaciones directas para destruir la Primera Enmienda en aras de la supremacía ideológica.
Es la definición clásica de fascismo, una definición que Benito Mussolini reiteró cuando argumentó: “El fascismo debería llamarse más apropiadamente corporativismo porque es la fusión del estado y el poder corporativo”.
Y, si este tipo de fascismo estaba ocurriendo dentro de los pasillos de Twitter, entonces no hay duda de que también está ocurriendo en compañías como Google/YouTube, Apple, Facebook, etc. Antes teníamos evidencia, ahora tenemos confirmación.
Los medios corporativos discuten sobre la relevancia en lugar de la moralidad porque se beneficiaron de la censura. Es importante recordar que una de las primeras medidas que aplicaron las grandes empresas tecnológicas después de suprimir los medios alternativos durante la pandemia fue ampliar los medios corporativos. Estas empresas se tambalean con números de audiencia deprimentes y ganancias decrecientes. Ya nadie los escucha. Sin embargo, mientras promuevan la narrativa del establecimiento, sus opiniones y desinformación tendrán prioridad en casi todos los motores de búsqueda y plataformas de redes sociales.
Por supuesto que no están interesados en los archivos de Twitter, los mentirosos a menudo se “aburren” con los comentarios honestos y la información fáctica. Además, su existencia contínua depende de la censura de su competencia en los medios alternativos.
La conclusión es esta: según la Declaración de Derechos, es ilegal que los agentes del gobierno de los EE. UU. obstruyan la libertad de expresión de los ciudadanos estadounidenses respetuosos de la ley. No importa si la acción se realiza utilizando “empresas privadas” como intermediarios. Y, si una empresa privada está en connivencia con el gobierno para implementar una política, ya no es una empresa privada. Twitter estaba participando en una forma de traición, junto con las agencias con las que cooperaba. Es una gran historia, y una que debería conducir a un castigo para los involucrados.
