El modelo económico se cobró una nueva víctima: cerró la histórica fábrica argentina Suschen, que producía las golosinas “Mielcita”, las semillas “Girasol” y los alfajores “Suschen” y “Loquillo”. La planta, ubicada en Rafael Castillo, había abierto sus puertas hace 43 años y empleaba a 150 trabajadores, en su mayoría “mujeres sostenes de familias”.
José Luis Ledesma, trabajador, delegado de la comisión interna, explicó a Radio 10 que “la mayoría de los empleados que trabajaban allí eran mujeres, todas sostenes de familias (…) Estamos muy mal. Nos sentimos muy mal. Hay compañeras que tienen chicos discapacitados. Hicimos todo lo posible para que esto no ocurra. Pero por los malos manejos estamos pasando esta situación (…) Nos dijeron en la reunión: hasta acá llegamos. Es tremendo. Fue en el mismo ministerio de Trabajo”.
Con respecto a alguna alternativa para mantener las fuentes laborales, el delegado relató: “Ahora nosotros nos tenemos que abocar a ver qué hacemos. La gente durmió en la fábrica para resguardar las máquinas, para que no se las lleven”.
El tsunami desindustrializador sigue avanzando. La letal combinación de altas tasas de interés, bajo consumo, tarifas de servicios por las nubes y apertura de las importaciones, muestra cada día sus nefandas consecuencias. ¿Estará a tiempo la Argentina de frenar este modelo?