Revelación del Caso D’Alessio: “extraían” personas sacándolas ilegalmente de la Argentina

En el procesamiento con prisión preventiva a Marcelo D’Alessio, dispuesto por el juez Ramos Padilla, se conoció una escucha telefónica en la que el falso abogado habla con una persona identificada como Andrés Goldenberg. En la misma, D’Alessio le dice a Goldenberg: “estoy a tu disposición si hay que extraer a alguien”. “Extraer” se refiere a sacar a alguien del país en vuelos clandestinos no detectables. D’Alessio afirma además que está en condiciones de proveer un avión de 16 plazas para ese tipo de operaciones especiales.

Ese diálogo telefónico se produjo el 4 de febrero a las 22:01 y deberá ser investigado. Tampoco trascendió la identidad del tal Andrés Goldenberg, en principio homónimo del representante de la oposición venezolana en nuestro país (secretario de la MUD, Mesa de Unidad Democrática en la Argentina) y CEO de Spider Ventures, una empresa  de negocios inmobiliarios con sede en Miami.

Así lo analiza el juez Ramos Padilla en la página 210 del procesamiento:

La facilidad con la que D’Alessio ofrece el servicio de “extraer” personas de la Argentina para enviarlas clandestinamente a otros países muestra a las claras la asiduidad con la que se realizaba y la muy probable complicidad del ministerio de Seguridad local permitiendo esta operatoria (de hecho D’Alessio declaraba su cercanía con Patricia Bulrrich).

Esta “extracción” de personas recuerda también una práctica por la que han venidos siendo denunciadas las agencias norteamericanas como la DEA y la CIA:  “chupar” personas en todo el mundo, bajo sospechas de ser narcotraficantes o terroristas, para conducirlas a lugares fuera del alcance legal estatal para ser torturadas y/o desaparecidas. Un caso similar ocurre con los secuestros para redes internacionales de trata, siempre aupadas por los servicios de inteligencia.

Ya en 2005 varios casos se conocieron en Europa y se transformó en un escándalo. Un documento publicado en 2007 por Red Voltaire del Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz de Ecuador explicaba el modus operandi y denunciaba que “Esa internacional del crimen actúa bajo responsabilidad de la Agencia Central de Inteligencia -CIA- la que tiene licencia para secuestrar personas en cualquier parte del mundo, si a su libre albedrío considera que son sospechosas de terrorismo o vinculadas al terrorismo internacional. Luego organiza vuelos secretos en aviones propios o contratados para trasladar a los secuestrados hasta cárceles clandestinas ubicadas en Europa, África, Asia, América Latina (Base de Guantánamo) o a cualquier país de la tierra con gobiernos que permiten la tortura y la desaparición forzosa de personas. Así se garantiza que las personas ilegalmente retenidas sean torturadas o desaparecidas sin escándalos, sin reclamos, sin el fastidio de las organizaciones defensoras de derechos humanos, sin griteríos que reclamen contra la impunidad. Todo debe hacerse con eficacia y en silencio”.

El documento profundiza: “La inhumana crueldad de las prácticas criminales del Imperio y la CIA podría resumirse en las palabras de un agente de la CIA : “Si quieres que les torturen les envías a Siria. Si quieres que alguien desaparezca, le envías a Egipto”, según relata el periodista europeo Joan Arnau. Naturalmente que la CIA necesita de cómplices para cometer sus fechorías y, en esta ocasión, contó con el ocultamiento voluntario o comprado de los servicios secretos europeos, de operadores aéreos y, al parecer, de varios gobiernos aliados y amigos del imperio como los de Francia, España y Alemania que, mientras públicamente condenaban la guerra contra Irak, clandestinamente colaboraban con los secuestros, torturas y crímenes de la CIA. Así se explica que la CIA paseara su impunidad por Europa, sin que temiese algún tipo de control legal o político en los aeropuertos y hoteles que se vio precisada a utilizar. Es innegable la complicidad de varios gobiernos europeos en esta nueva infamia universal que debe ser sancionada por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas y por el Tribunal Penal Internacional porque Bush y sus secuaces son reos de múltiples crímenes de lesa humanidad”.

La práctica de chupar personas en vuelos secretos se remonta a varias décadas en el tiempo y la Argentina tiene un triste pasado con este tipo de accionar en su última dictadura militar. A nivel de las agencias de EEUU como la CIA y la DEA todo parece haber empeorado a partir del atentado del 11-S a las Torres Gemelas: “El origen de estos crímenes se remonta al año 2001, cuando la CIA estableció los denominados Centros de Operaciones Conjuntas con sede en París –CITIC. En Paris se constituyó una especie de Centro antiterrorista de carácter secreto y estrictamente confidencial y en el que participaron a más de la CIA , otros servicios secretos norteamericanos, británicos, alemanes, franceses, canadienses, australianos y, posteriormente, españoles. Esos agentes son los responsables de más de 3.000 detenciones de sospechosos de terrorismo, naturalmente sin fórmula de juicio y con la negación sistemática y absoluta de todos los derechos humanos hasta de los más elementales”.

El Parlamento Europeo de Estrasburgo, aprobó incluso un Informe que acusa a los propios gobiernos de complicidad con la Central Intelligence Agency (CIA) estadounidense, en operaciones de secuestros clandestinos: “Según ese Informe, entre 2001 y 2005 , los aviones de la CIA hicieron no menos de 1245 escalas en aeropuertos europeos, llevando con frecuencia a bordo a sospechosos víctimas de “desapariciones rozadas”, conducidos clandestinamente hacia la cárcel ilegal de Guantánamo o hacia prisiones de países cómplices (Egipto o Maruecos), donde la tortura es una práctica habitual”.

En 2005, el relator especial de la ONU contra la Tortura, Manfred Nowak, denunció que existen “muchos indicios” de que EEUU utiliza buques en el océano Indico para internar a supuestos terroristas, escapando de ese modo a cualquier ley sobre el respeto de los derechos de los prisioneros. ¿Usará también esta metodología en América Latina?

Hubo incluso casos que terminaron siendo liberados y pudieron trascender a la prensa. Khaled al Masri, un alemán de origen árabe que vive en Ulm, fue secuestrado en 2003 mientras pasaba sus vacaciones en Skopkje, Macedonia. Fue detenido, interrogado durante un mes y entregado a norteamericanos enmascarados que lo llevaron a una base en Afganistán y lo torturaron durante cinco meses para finalmente terminar en libertad tras comprobar que se trababa de un error, si bien le advirtieron de que la condición de su libertad era que nunca tendría que mencionar lo que le había ocurrido.

Tras la revelación de D’Alessio quedan abiertas las preguntas: ¿Durante cuánto tiempo agencias como la CIA y la DEA han estado “chupando” personas en la Argentina? ¿Cuántas personas han desaparecido a través de estas redes? Cabe recordar también que en nuestro país desaparecen alrededor de 250 mujeres por año para terminar en redes de trata nacionales e internacionales bajo la protección e incluso la sociedad con sectores de inteligencia.

 

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