Renta Básica Universal: por qué la impulsa el poder financiero desde el Foro de Davos

Por Jessica Lillia

Ya se preguntaron de dónde viene la idea de implementar una Renta Básica Universal, ¿no?

En caso contrario, comencemos por el principio: Se denomina RBU a un ingreso mínimo que recibirán todos los ciudadanos, si bien el objetivo político apunta a evitar el caos social que generaría el aumento de trabajadores desempleados, garantizando su mínima subsistencia.

La idea tiene ya muchos años, pero fue reflotada con fuerza recientemente en el Foro Económico Mundial, en una de sus asambleas anuales en Davos, precisamente por su fundador Klaus Schwab el mismo que impulsa “El Gran Reseteo” junto a personajes como Rockefeller, Gates y corporaciones financieras, como BlackRock (dueño de Pfizer y Bayer-Monsanto).

La propuesta para el “reinicio” de un nuevo modo de vida pospandemia fue escrita por la élite globalista y tiene la adhesión de gobiernos en todo el mundo. Cabe recordar que dicha propuesta fue cuestionada por el presidente ruso, Vladimir Putin y aplaudida por el presidente argentino, Alberto Fernández. En enero pasado, ambos mandatarios participaron por videoconferencia en el foro mencionado y expusieron allí sus opiniones.

Volviendo al RBU para trabajadores sin empleo, este parecería ser -a grandísimos rasgos- de gran ayuda para paliar la actual crisis de empleo generada por las políticas restrictivas aplicadas desde los gobiernos a partir de que la Organización Mundial de la Salud anunció el inicio de una pandemia en marzo de 2020, eso si pensáramos mal. Pero si lo pensamos bien, esto no sería más que la paralización de aperturas de fuentes de trabajo, mayor precarización laboral y por supuesto una población aún más dominada. Además, con el solo hecho de mirar un poco la plataforma de películas podemos observar que hay un sin número de films que muestran cómo la fuerza de trabajo humana se reemplazará cada vez más por la robotización e IA.

¿Por qué si se aplica esta RBU seremos una población más dominada? Aunque actualmente no somos del todo libres para decidir qué hacer con nuestro dinero, estas miles y miles de personas con un mismo ingreso mínimo de dinero no podrán decidir siquiera qué comer. Dirigen a esa población a un consumo ínfimo, muchísimo menor que el actual. Es decir, se encamina a esa masa al infraconsumo.

La RBU es otra herramienta de dominación y control social, sin embargo desde los gobiernos más progresistas hasta los mismos Sindicatos de Trabajadores —sea por desconocimiento o complicidad—, nos la venden como la mejor idea en cientos de años.

A esta idea se le suma otra que poco tiene que ver con la promoción de empleo digno: “La reducción de la jornada laboral”, impulsada en la Argentina por la diputada nacional del Frente de Todos Fernanda Vallejos y quien aseguró que se trata de “un instrumento capaz de apalancar la generación de empleo”, algo que el propio ministro de Trabajo de la Nación, Claudio Moroni, contradijo señalando que no ve cómo esa propuesta podría incrementar puestos de trabajo.

También el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, la cuestionó manifestando que era “imposible” plantear esa reducción en Argentina y aunque se vieron “algunos avances en países donde el mercado laboral está muy desarrollado, no es la realidad que está viviendo” el país, con una crisis de ingresos en la que se pelea para que no estén por debajo de la inflación, “es imposible plantear una reducción de la jornada laboral con reducción del ingreso”.

Uno de los objetivos de estas ideas foráneas, en caso de ser implementadas, es desordenar la vida de los pueblos. El trabajo ordena a las familias que son las células indispensables para el desarrollo y la grandeza de una nación. Sin ese ordenador no es posible alcanzar una comunidad organizada que garantice tanto una defensa constante de las conquistas y mantener la enérgica lucha por conseguir una patria libre, justa y soberana.

Frases como “el trabajo —bien remunerado y en condiciones adecuadas— dignifica”, parecieran ser olvidadas por quienes dicen representar los intereses populares.

Una cuestión no menor que conduce al Foro de Davos a impulsar una RBU es, previendo el caos social ante la robotización de la producción, la posibilidad de realizar un disciplinamiento social, dada la dependencia absoluta de millones de desempleados del Estado. Esta situación se agravaría si se combinara en el mediano y largo plazo la RBU con un sistema de puntaje social, como el que viene aplicando China en algunas de sus ciudades. El ciudadano que no tuviera otros ingresos económicos quedaría absolutamente a merced de quien administre el Estado.

Nuestra atención deberá agudizarse para poder discernir cuáles intereses defienden quienes nos gobiernan y quienes pretenden gobernar a futuro. Debemos ser más que cautelosos a la hora de reproducir discursos que puedan atentar en contra de nuestros propios intereses.

Una nueva hora de los pueblos ha de llegar pronto.

 

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