Por Alfredo Jalife Rahme
La Cumbre del G-20/COP26 en Roma se escenifica en medio de la primera crisis energética global de la “era verde” (https://bit.ly/3nKxByJ) que ha expuesto las ventajas y vulnerabilidades de regiones y varios países donde destacan el ascenso del gas ruso –no se diga el gas iraní y qatarí– y la apología al retorno de las anatemizadas plantas nucleares por la monarquía globalista neoliberal de Gran Bretaña y uno de sus principales súbditos: el polémico Bill Gates.
Aunque suene paradójico, debido a la propaganda negra de los globalistas anglosajones, China fue golpeada por su apego irrestricto a su eliminación gradual del carbón para no ser motivo del exorcismo de la Cumbre del G-20/COP-26 cuando se había pronunciado por una transición energética revolucionaria
basada en renovables y en la fusión nuclear
(https://bit.ly/3BvIrh8). Paradojas de la energía: hoy China es el líder de las renovables y del vilipendiado carbón, seguido en este rubro impío por India y Estados Unidos, que no sabe cómo ocultarlo cuando en forma farisea –diseñado para ignaros y cándidos– incrementó en casi 900 por ciento su venta de carbón a China (https://bit.ly/3nHE7X1).
Ningún rincón del planeta se salva(rá) de la crisis energética global verde
que con todo y la limpieza
de las presas hidroeléctricas ha golpeado severamente a Sudamérica: Crisis energética caleidoscópica de Brasil, Paraguay y Chile, y contraste con Colombia y Uruguay
(https://bit.ly/3vXKI3o).
Mientras la Unión Europea exhibe al gran día su dependencia al gas ruso de la estatal Gazprom –el gas constituye el apoyo estable (stable backup)
de las intermitentes/volubles energías solar y eólica–, con el fin de remediar los errores estratégicos y bursátiles de la política energética de Europa y debido a la naturaleza propia de las cosas
, como solían sentenciar los clásicos helénicos, Rusia cubrirá un tercio del crecimiento del consumo mundial de gas
(https://bit.ly/3ExFlLg) que provendrá de sus tres principales mercados: Rusia, China y Europa.
Gazprom incrementará su producción para cubrir la tercera parte del crecimiento del consumo global del gas en 2021
(https://bit.ly/2ZE9ucD), cuya producción aumentó 16.6 por ciento debido también a la reactivación económica pospandemia.
Hoy no existe un sucedáneo idóneo
al apoyo estable
a las renovables solar/eólica y el incremento mismo de éstas empujará a aumentos significativos
en el consumo global del gas a corto y largo plazos
.
La reconfiguración del mapa global energético comporta fuertes implicaciones geopolíticas cuando los globalistas neoliberales no pueden digerir el reposicionamiento del gas ruso/iraní/qatarí y prefieren regresar a las exorcizadas plantas nucleares, pese a los desastres cataclísmicos de Chernóbil y Fukushima.
Cabe señalar otra paradoja más –que más bien acentúa la característica de una política ideal de pluralismo energético
–, cuando Rusia y China se encuentran entre los líderes de plantas nucleares del mundo, no se diga el máximo en forma silenciosa que es Estados Unidos y Francia, que ostenta más de 70 por ciento de su energía basada en plantas atómicas (https://bit.ly/3GBRGzT). ¡De nuevo Rusia y China brillan intensamente con su pluralismo energético
!
El rusófobo/sinófobo y globalista filobritánico Bill Gates sentenció al rotativo alemán Handelsblatt que la energía nuclear asegura la confiabilidad del abasto energético
y advirtió una severa reacción contra el aumento de los impuestos al carbón (https://bit.ly/3BsNu1S).
Gates, que se volvió ajonjolí de todos los moles y temas (hasta los que ignora), ahora se (pre)ocupa de la “seguridad energética” ante todo, ya que el abandono de la energía nuclear hará más difícil garantizar la seguridad del abasto estable de energía y precios favorables
.
No se le podía pasar al globalista Gates criticar el uso de Alemania –eminentemente verde
y antinuclear–, del gas natural ruso con el NordStream2, que no es una verdadera tecnología puente
(https://bit.ly/31aFw0F).
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