La otra cara del mercado. Parte III. Los lobbies – Por Ricardo V. López

Por Ricardo Vicente López

Recurro ahora, amigo lector, a la información que ofrece el Proyecto censurado: nacido en 1976, en la Universidad Sonoma State de California, cuando el académico Carl Jensen, a raíz del escándalo del Watergate, decidió formar grupos de investigación:

«El denominado escándalo Watergate fue un gran escándalo político que tuvo lugar en Estados Unidos a principios de la década de 1970 a raíz del robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D. C., sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos, y el posterior intento de la administración Nixon de encubrir a los responsables».

Fue una noticia que revolucionó el ambiente político, de tal magnitud que después de él ya nada fue igual: se puede decir que, en gran parte, la ingenuidad del ambiente político se desvaneció. Después de ello una parte importante del público político adquirió la mayoría de edad en política. Esto motivó al Profesor Jensen a convocar a un grupo de alumnos de los últimos años de las carreras de comunicación, más otros profesores que también se sumaron en esa investigación. Decidieron comenzar a indagar qué temas ocultaba anualmente la prensa respecto de todo lo que ocurría en EE. UU. Este grupo de investigadores, creó Proyecto Censurado, con la colaboración de la periodista Lindsay Renick Mayer [[1]], quien aportó información obtenida del Centro para la Responsabilidad Política.

Ella publicó un artículo titulado Lobbystas de EEUU compraron el Congreso  (5-6-2011). En él informó sobre la cantidad de dinero que fue utilizado en la compra de favores. Es necesario definir el concepto lobbystas para comprender, con mayor profundidad, cuál es el problema:

«Un lobby es un grupo de presión, que busca favorecer los intereses de determinado sector de las empresas frente a la Administración Nacional. Por lo tanto, puede haber lobbies de muchos tipos, y las prácticas que utilizan para conseguir sus objetivos pueden ser muy variadas. Los lobbies son especialmente fuertes en Estados Unidos, donde incluso están regulados mediante diversas leyes. De hecho, se estima que hay unos 17.000 lobbistas sólo en la capital, Washington».

Comienza afirmando:

«Los “intereses especiales” [eufemismo que designa a los grupos de presión que influyen en los poderes  públicos: Congreso, Casa Blanca y Poder Judicial] pagaron a través de los lobbystas de Washington 3.200 millones de dólares en 2008, más que en cualquier otro año anterior, según datos del Centro para la Responsabilidad Política. El aumento fue de un 14 % respecto al 2007, que a su vez había superado en un 7,7 % respecto del año anterior».

La periodista Renick Mayer, para poder hacerse comprender con una idea más entendible para el gran público agregó las siguientes cifras:

«El Centro calcula que los lobistas gastaron 17,4 millones de dólares diarios en gestión por cada jornada en que hubo sesión del Congreso en 2008; equivale a 32.523 dólares diarios por legislador. Sheila Krumholz, directora del Centro, dijo: “El gobierno federal está asignando miles de millones de dólares cada día y esto significa un trabajo seguro para los lobistas capaces de ayudar a conseguir un pedazo de la torta para las corporaciones y para las industrias».

Para obtener un panorama más claro, fue desagregando estas cifras por rubros de empresas, de allí se puede ver lo siguiente:

«El grupo de intereses del “sector de la salud” gastó más que cualquier otro sector económico en gestión federal. Su “inversión” de 478,5 millones de dólares les garantizó el primer puesto por tercer año consecutivo, por encima del sector financiero, aseguradoras y propiedad inmobiliaria, que desembolsó 453,5 millones de dólares. La industria de productos farmacéuticos contribuyó con 230,9 millones de dólares. El segundo mayor gastador de dinero en lobby entre las corporaciones fue el rentable sector de las compañías de electricidad, que pagó 156,7 millones de dólares, seguidas por las compañías de seguros, que gastaron 153,2 millones, y el petróleo y gas, que pagaron a los lobbystas 133,2 millones. Las finanzas, seguros e inmobiliarias estuvieron compitiendo para conseguir del Congreso una buena parte del paquete de ayuda urgente de 700 mil millones de dólares aprobado a fines del año 2008».

Volvamos a la periodista Renick Mayer, quien publicó poco tiempo después otra nota con un título irónico: ¿Despedido y buscando trabajo? ¡La industria del lobby lo necesita! −Tal vez llame la atención la utilización de la palabra “industria” pero es de uso habitual en el país del Norte para referirse a cualquier actividad organizada−. Lo que está denunciando, o por lo menos señalando es una contradicción entre la crisis y el aumento de la actividad de los lobistas. Además pone de manifiesto la importancia de reclutar para esa actividad a personas con un buen currículo laboral y con experiencia y/o contactos en grandes empresas.

Dice la Licenciada Mayer:

«Luce como un anuncio clasificado: ¿“Despedido y buscando trabajo?” Desde que publicamos esta historia en OpenSecrets.org en enero de 2008, sólo la actividad del cabildeo [[2]] ha continuado creciendo, incluso mientras otras industrias han continuado disminuyendo en sus actividades a través del país, llevando al desempleo a centenares de miles de estadounidenses. Este crecimiento se podría atribuir en parte a la economía en sí misma, porque muchos ejecutivos están buscando una cierta ayuda del gobierno para mantener a flote sus negocios. Otros, simplemente están sacando ventajas de las oportunidades que presenta la crecida de los paquetes de ayuda del gobierno. Pero mientras exista un gobierno federal dispensando fondos, los cabilderos gastarán cada vez más cada año en seducir a sus clientes que fabrican leyes».

Señala como una anomalía aparente que un gasto de tal dimensión, en momentos en que la crisis de las hipotecas sub-prime– llamadas hipotecas basura – sigue presente pueda crecer cuando la actividad económica decrece:

«Año tras año vemos incrementos efectivos en los gastos de lobby, más del 100% en la última década, y la ráfaga de actividad durante los primeros tres meses de 2009 indica que la tendencia no parece disminuir en ningún momento. De acuerdo con los expedientes de la Oficina de Registros Públicos del Senado, el independiente Centro para la Política Responsable (CRP, su sigla en inglés) encontró precisamente eso: entre enero y marzo: un crecimiento leve del cabildeo comparado con el mismo período del año pasado, de por lo menos 2,4 millones de dólares».

La utilización de un lenguaje, que podría ser entendido como irrespetuoso, no impide que nuestra periodista diga:

«Las uniones, organizaciones y compañías pagaron por lo menos 799,7 millones de dólares en el año 2009 en mandar vendedores ambulantes de influencia a la Colina del Capitolio [donde está el Congreso Nacional], en comparación con 797,2 millones de dólares gastados durante el año anterior. Esto puede parecer como un pequeño aumento comparado con los miles de millones gastados cada año en esta actividad, pero en una época de turbulencia económica constituye una fuerte corriente de ingresos para una sola industria. [Entiéndase la actividad de los lobistas]».

 

[1] Licenciada en Periodismo por la Universidad de Wisconsin-Madison y Magister en Periodismo por la Universidad Northwestern, con una gran capacidad investigativa

[2] ¿Qué es significa cabildeo? se entiende la actividad y maña que se realiza para ganarse voluntades en un cuerpo colegiado o corporación (DRAE). El uso de intermediarios o promotores para inclinar hacia una cierta tendencia que favorezca intereses personales o de grupo es tan antiguo como la existencia misma del Estado.