Luego del informe presentado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el “calentamiento global” y el “cambio climático”, el organismo internacional anunció la posibilidad del uso de Geoingeniería, más precisamente rociar “aerosoles de sulfato” sobre la superficie de la Tierra para limitar y revertir los aumentos de temperatura global.
El comité de las Naciones Unidas consideró la utilización de dos tipos de geoingeniería: la gestión de la radiación solar y la eliminación de los gases de efecto invernadero. “Anteriormente los modelos climáticos se centraban en cómo la gestión de la radiación solar cambiaría la temperatura media global del planeta, sin embargo, los modelos manejados por superordenadores hoy son más sofisticados en la predicción de las variaciones desde los polos de la Tierra hasta el ecuador y entre los hemisferios”, advirtió Govindasamy Bala, autor principal del informe del Instituto Indio de Ciencias.
Según el informe, “Por ejemplo, los seres humanos podrían rociar aerosoles de sulfato – diminutas partículas reflectantes – en la estratosfera de 20 a 25 kilómetros (12 a 16 millas) sobre la superficie de la tierra para reflejar más luz solar de regreso al espacio, lo que reduce las temperaturas globales”.
Aunque los aerosoles de sulfato tienen el efecto secundario de reducir las precipitaciones medias, según Bala, un método distinto para diluir los cirros en la atmósfera superior podría contrarrestar el efecto y aumentar las precipitaciones.
Por su parte, Paulo Artaxo, otro de los autores principales y físico medioambiental de la Universidad de São Paulo, alertó que el informe sigue haciendo hincapié en la precaución en lo que respecta a la geoingeniería. “Básicamente, el mensaje es más o menos el mismo que (el informe anterior): La ciencia no está suficientemente desarollada” y agregó: “Los efectos secundarios de cualquiera de las técnicas de geoingeniería conocidas pueden ser muy importantes (…). La sociedad tiene que considerar si estos efectos secundarios son demasiado importantes para probar cualquier estrategia”.
Este tipo de intentos distópicos de alterar el clima global no es algo nuevo: el multimillonario estadounidense Bill Gates viene financiando un proyecto de geoingeniería lanzado por investigadores de la Universidad de Harvard con la intención de “tapar el sol” para “enfriar el planeta”, con el objetivo de contrarrestar los efectos del “calentamiento global”. En la iniciativa “Experimento de Perturbación Controlada Estratosférica (SCoPEx)”, Gates, propuso verter a la atmósfera toneladas de polvo de carbonato de calcio para atenuar la luz solar y resistir los efectos del “cambio climático”. ¿Qué consecuencias para la salud humana y la inmunología podría tener que llegue al suelo una energía solar en versión atenuada? ¿Qué consecuencias podría tener para la vida sobre el planeta una medida de esta envergadura? Un temor es que la propagación de polvo hacia la estratosfera pueda dañar la capa de ozono que nos protege de la peligrosa radiación ultravioleta que puede dañar el ADN humano y causar cánceres. A su vez, cualquier cambio en la temperatura media global cambiaría a su vez la forma en que se distribuye el calor en todo el mundo, y algunos lugares se calentarán más que otros. Esto, a su vez, afectaría los niveles de lluvia, generando grandes sequías en algunas regiones e inundaciones en otras.