Izquierdas y derechas del reinado plutocrático mundial – Por Juan Manuel de Prada

Güelfos y gibelinos
Por Juan Manuel de Prada

Comentábamos en un artículo anterior que el PSOE es el único partido de Estado, creado -como el Anillo maléfico de Tolkien- para gobernarnos a todos, para atraernos a todos y atarnos a las tinieblas del reinado plutocrático mundial. Pero, como también comentábamos, de vez en cuando el sistema debe escenificar alternancias, permitiendo que la derecha gobierne nominalmente. Así ocurre en Andalucía, donde el doctor Sánchez ha renunciado a echar su cuarto a Espadas, dando la batalla por perdida. Ahora, el principal interés del doctor Sánchez consiste en lograr que peperos y voxeros se repartan los votos, de tal modo que los peperos no sumen más que toda la izquierda junta y Feijóo se vea obligado a autorizar una coalición con Vox, lo que actuaría sobre su conciencia -moldeada por los paradigmas progresistas- como un oprobio que lo atormentaría en su camino hacia La Moncloa.

Tanto que, llegado el momento, Feijóo lavaría avergonzado ese oprobio, aceptando gobernar con la aquiescencia más o menos remolona de los socialistas. De este modo, sociatas y peperos confirmarían la ley hegeliana del devenir histórico, que propugna que la Historia avanza mediante la fusión -tesis, antítesis, síntesis- de lo que se nos presenta como antagónico. Dos luchadores que pelean acaban siempre manchándose con la misma arena, que es la del estadio donde ambos luchan; y, convenientemente rebozados de esa arena que los iguala, terminan resultando indiscernibles a los ojos de sus forofos.

En esta síntesis, por supuesto, saldrían reforzados los sociatas, que seguirían siendo el partido de Estado creado por el reinado plutocrático mundial para ejecutar sus designios; y los peperos, haciéndose el harakiri, acatarían definitivamente el papel de tontos útiles sistémicos. Pues lo que para Feijóo constituye un oprobio -el pacto con Vox-, para el común de los votantes de derechas constituye algo completamente natural, o siquiera exigido por la necesidad. Sólo cuando se asume la forma ‘mentis’ que interesa al partido de Estado se puede caer en la trampa de pensar lo contrario; pero el caso es que Feijóo lo piensa, señal inequívoca de que el proceso de síntesis se ha puesto en marcha.

Nos enseña Giambattista Vico que la historia avanza en forma de ciclos que se repiten, flujos y reflujos -‘corsi e ricorsi’- que no son exactamente el «eterno retorno» de Nietzsche, sino un movimiento espiral en donde cada ‘retroceso’ dispara con ímpetu la siguiente fase de ‘avance’. No hace falta explicar que el ‘avance’, en esta espiral de ‘corsi e recorsi’ que es el Régimen del 78, lo representa siempre el partido de Estado, que puede atraer hacia sí todo lo que parece más antitético. «En su momento -reflexiona Pemán-, parecía que decir güelfos y gibelinos era nombrar dos colores irreconciliables. Hay nos suena esa pareja de nombres a epígrafe de un sólo capítulo, a rótulo de una misma época y suceso». Lo mismo ocurrirá cuando, allá en el futuro, se hable de izquierdas y derechas para referirse a nuestra época.

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