Por Pedro Sánchez Herráez
En un entorno de reconfiguración geopolítica del planeta, y en un momento en el que debido tanto al auge de las «nuevas tecnologías» como a la pandemia de COVID-19, parece que todo es nuevo, todo es diferente (1), todo parte de cero o, al menos, nos encontramos en un punto de inflexión en la historia sin paragón, apenas sin o muy escasos de referentes, y en el cual todo lo anterior no es válido y no permite, siquiera, servir como punto de partida para realizar una reflexión. Tras el fin del sistema bipolar de la Guerra Fría, el poder creciente de los actores no estatales y el incremento de sus capacidades de acción frente a los Estados —baste recordar el 11S y el inicio de la «guerra contra el terror» que auguraba una nueva era y el fin de las «disputas clásicas»— parecía poner sordina a las teorías geopolíticas clásicas, parecía dar alas a los planteamientos relativos al fin de la rivalidad entre potencias, realidad que durante siglos había sido el motor y causa de disputas, guerras, acuerdos, alianzas, traiciones… Por tanto, aparentemente, la búsqueda de la hegemonía por parte de una nación y los esfuerzos de otras por evitarlo, o al menos por alcanzar un punto de equilibrio de fuerzas, equilibrio siempre inestable, pero para cuyo mantenimiento se dirigían los afanes de todo tipo y en todo el espectro de la estrategia (actividades diplomáticas, políticas, informativas, de inteligencia, militares, económicas, etc.) de las otras naciones, parecía algo del pasado. Se entraba en una nueva era.
Y si además, como en otras etapas de la historia, los «talibanes» de una u otra tendencia(2), o los profetas más o menos leídos o interesados teorizan sobre la pérdida
de valor de todo lo anterior sobre la base de la novedad —lo sea o no— de los nuevos entornos de disputa —desde el espacio ultraterrestre al ámbito cognitivo— y se acuñan «nuevos» términos —tales como «influencia»(3), «zona gris»(4), «guerra híbrida»(5)…, entre otros muchos—, pudiera ser que una interpretación radical de las «novedades» condujera a la sensación de que, en efecto, no hay parangón previo para el momento de disputa global en el cual se encuentra inmerso el planeta. Por ello, puede que el paulatino resurgir de Rusia desde el año 2000 —bajo el liderazgo de Putin—, el despegue de China y su posicionamiento como la segunda economía del mundo en el año 2011 y acortando distancias en todos los ámbitos con la que sigue siendo la primera potencia mundial, los Estados Unidos de América, sumado al creciente neotomanismo de Turquía y sus afanes de expansión, o al menos de influencia a lo largo de la mayor parte de los territorios del antiguo imperio otomano, frente, en una cierta o gran medida, a una relativa minoración de capacidades y quizás, voluntades, de otras naciones o grupos de las mismas (como podría ser la Unión Europea) por ocupar un puesto adecuado en esa disputa por «un lugar bajo el sol», por todo ello puede que se genere un entorno sin remedo pretérito. Y quizá sea así, y nada del pasado pueda servir como referente. ¿O no?
¡Cuestiones del pasado!: ¿el Rimland?
Más allá de la disputa milenaria entre talasocracias y telurocracias (potencias basadas en el poder marítimo y terrestre respectivamente), lo cierto es que el acceso al mar confiere una ventaja competitiva a una nación respecto a la que no posee dicha posibilidad; por ello, la búsqueda de una salida al océano ha constituido un factor polemológico clásico, ha desencadenado conflictos a lo largo de toda la historia de la humanidad. Y si además esa salida al mar es anhelada desde espacio que ocupa cerca de la sexta parte de las tierras emergidas del planeta, la situación adquiere, obviamente, una trascendencia y un nivel global.
Esa gran masa de tierra situada en el continente euroasiático se corresponde, esencialmente, con el espacio que a lo largo de los siglos ha ocupado Rusia, en varias de las diferentes organizaciones políticas que se han sucedido desde el siglo XVIII: Imperio ruso, Unión Soviética (parte de ella) y Federación Rusa. Y no solo el «tamaño importa», no solo el espacio es un factor de potencia, sino que su posición relativa en el continente y en el planeta llegó a motivar su definición como «tierra corazón». El británico Halford J. Mackinder (1861-1947) escribió en el año 1904 la obra The geografical pivot of history(6) en el que —relatado de manera simplificada y como se puede contemplar en la imagen adjunta— se señalaba la «isla mundo» (Europa, Asia y África) como la esencia del poder mundial, y dentro de esa gran extensión de tierra, definía una «tierra corazón» —también conocida como pivote mundial— (esencialmente coincidente con el entonces existente Imperio ruso); y dividía el planeta en un «área pivote», en esencia esa tierra corazón planetaria, circunvalada por un arco (próximo o marginal) conformado por las tierras y las aguas en derredor suya, dejando el resto de los espacios en un definido como «anillo exterior».
La finalización de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), además de la desaparición de cuatro imperios contempló un reordenamiento de fronteras en Europa y en gran parte de
oriente medio sin paragón en la historia reciente(7), lo que hizo que Mackinder no solo indicara que la guerra había reafirmado su punto de vista, sino que lo amplió en una nueva obra(8), reiterando que la potencia que ocupase y dominase la tierra corazón, dominaría la isla mundo, y quien dominase la isla mundo dominaría el planeta. Y añadió un nuevo elemento en esa pugna global, al señalar que quien dominase Europa del Este dominaría la tierra corazón, el que dominase la tierra corazón dominaría el continente isla, y el que dominase el continente isla, dominaría el mundo(9). Obviamente, no faltaron críticas y visiones diferentes y diferenciales (de hecho, en el año 1943, y en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945) ante las propuestas de actualizar su teoría, Mackinder respondió con un nuevo ensayo, The Round World and the Winning of the Peace(10), reafirmando la misma; pero, y pese a los diferendos, aparentemente el esquema general, con matices, seguía contando con visiones similares y adeptos.
También en plena conflagración, con la Segunda Guerra Mundial en curso, Nicholas Spykman (1893-1943) desarrollaba una teoría, en gran medida complementaria a la de
Mackinder y que se expuso fundamentalmente en su obra póstuma, La geografía de la paz. En ella también recogía ese concepto de tierra corazón, y no negaba la importancia
de este; pero el matiz que introdujo era la significación renovada de ese «anillo marginal», esa zona de circunvalación —que denominó «Rimland», como puede verse en la imagen adjunta— que rodeaba la masa de tierra que constituía la esencia del poder mundial según la visión mackinderiana, zona cuyo control permitiría mantener aislada y
sin posibilidad de expansión a la potencia que dominara la misma. Consecuentemente, no se trataba de controlar la tierra corazón, bastaría con cercarla. Por tanto, Spkyman incidía en que los afanes y esfuerzos geopolíticos deberían ir dirigidos al control del Rimland, pues, señalaba(11), quien lo controla, controla Eurasia, y quien controla Eurasia, controla el destino del mundo. Acabada la Segunda Guerra Mundial y generándose la que sería llamada Guerra Fría, las tensiones permanentes entre las dos grandes superpotencias, Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en un mundo parcelado en bloques, gran parte de las disputas tenían lugar en ese Rimland, en esa zona que permitiría la contención o la expansión global de la tierra corazón, en función de quien la dominara.
Y de la teoría de Spykman dimana la que sería conocida como la «política de contención»(12), que pretendía evitar la expansión de la URSS y que se libró en todo en espacio de circunvalación de la misma —además de en otras partes del planeta— empleando diplomacia, espionaje, relaciones comerciales, subversión e incluso intervenciones militares directas. La percepción de la necesidad de fortalecer ese Rimland es lo que daría lugar al Plan Marshall(13) (1947), para reconstruir parte de la Europa devastada tras la Segunda Guerra Mundial a efectos de evitar que fuera presa fácil del adversario soviético, y también motivaría la llamada Doctrina Truman(14), enunciada por el presidente estadounidense, Harry Truman, en ese mismo año 1947, por la cual los Estados Unidos señalaban que ayudarían a cualquier país para evitar que cayera en manos de Moscú —o de países comunistas en su conjunto, tras la proclamación de la República Popular China por Mao Tse Tung en 1949—. China, gran país y ubicado físicamente en ese Rimland en disputa, deviene un nuevo rival, lo que acabará generando por parte estadounidense la llamada «Teoría del dominó», por la cual se debería evitar que un país cayera en manos comunistas para que el resto, a modo de las fichas del citado juego de mesa puestas en pie, no fueran también cayendo una detrás de otra. Desde la guerra de Corea (1950) a
la guerra de Afganistán (1979) pasando por la larga guerra de Vietnam, el Rimland se encuentra pleno de conflictos y del uso de todo tipo de herramientas geopolíticas para
conseguir el control de esa gran franja de terreno y costa. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 —y la salida de la órbita soviética de todos los países «satélites» de Europa del Este, espacio clave en ese Rimland— y con la desaparición de la URSS en el año 1991, parece que el siglo XX, en gran medida, ha respondido al postulado geopolítico de la tierra corazón y su expansión o contención por medio de disputas en el Rimland. Pero, casualidad —o no—, este postulado hunde sus raíces, al menos las recientes, en el siglo anterior, el siglo XIX.
El término «Gran Juego», popularizado por Rudyard Kipling tras su inclusión en una de sus obras más conocidas(15), hacía referencia a la pugna sostenida por Gran Bretaña, la
gran potencia marítima del siglo XIX, frente al Imperio ruso para evitar la salida al mar del mismo, especialmente en Asia Central, si bien la expresión, con el paso del tiempo y
por extensión, se fue aplicando a las acciones realizadas en toda la longitud de la inmensa frontera rusa, empleando para evitar dicho acceso al mar desde la creación de estados tapón (como sería el caso paradigmático de Afganistán) al apoyo a fuerzas y movimientos locales antirrusos, pasando por la utilización de potencias rivales (como fue el caso del Imperio otomano) con la máxima del «enemigo de mi enemigo es mi amigo»… instrumentalizándose en dicho «juego» todas las medidas(16) al alcance británico —y
obviamente, buscando el efecto contrario, por parte rusa— para evitar el control de los espacios que dieran acceso a esa «tierra corazón» al océano, de forma que permitieran
a Moscú tener una puerta abierta al mundo por la que pudieran proyectar su enorme poder y potencialidad. Siglo XIX, siglo XX… parece que las mismas cuestiones —con otros actores— se dirimen con la misma terquedad y tenacidad… ¿será lo mismo en el siglo XXI?
¡Cuestión del presente!: ¿alianza por el Rimland?
Más allá de las disquisiciones y argumentos, a favor y en contra, de si el planeta se encuentra en una nueva «Guerra Fría», lo cierto es que el orbe se encuentra en plena
reconfiguración geopolítica; y si bien la primera potencia mundial, los Estados Unidos de América, ha pivotado su esfuerzo hacia Asia-Pacífico desde el año 2011, ante el
creciente poder y capacidad de influencia de China, también ha realizado, simultáneamente, un relativo abandono geopolítico de muchas áreas del planeta — desde África al debilitamiento del vínculo trasatlántico—, lo cual ha generado un vacío que es aprovechado por sus competidores y rivales.
Pero la magnitud del reto (el control del Rimland) es ingente, por lo que no es factible que lo realice una sola potencia; es una tarea compleja incluso para una superpotencia.
Y Rusia es una potencia regional, pero no es la antigua Unión Soviética, si bien trabaja activamente para recuperar su estatus de potencial global; Turquía es un poderoso actor
regional, intentando ampliar sus capacidades e influencia en ese espacio encrucijada entre Asia, Europa y África; y China, segunda potencia económica mundial pero todavía
con brechas en otros campos (que va cerrando a toda velocidad) y con aspiraciones de ser la primera potencia global y afán de ser una superpotencia plena, quizás la
superpotencia del siglo XXI. Por historia y potencialidades, Rusia ha sido el adalid de la lucha por el Rimland. Pero ante la imposibilidad de realizarlo sola, ante la realidad del poder creciente de sus antiguos rivales —las relaciones de Rusia con Turquía y China secularmente han distado de ser amistosas(17)— y ante la necesidad de dar salida a su fuente principal de riqueza, la venta de hidrocarburos —tanto por el hecho de ser estos países consumidores, especialmente China, como puntos de paso de oleoductos y gasoductos, especialmente Turquía, amén de que por ese Rimland en disputa discurre una poderosa red de estas «arterias del planeta» por la que podrían discurrir flujos de hidrocarburos al margen del control ruso, lo cual no es del agrado de Moscú— pudiera ser que, finalmente, pese a ser «rivales estratégicos», se haya forjado una «alianza táctica» que posibilite, al menos, la negación del Rimland para «occidente». O, al menos, de momento, mientras se ocupan posiciones en la zona.
Rusia: el oso vuelve a salir de la taiga
Para la Federación rusa, para Rusia, la seguridad de sus fronteras, entendidas estas en un sentido muy amplio, ha sido una obsesión a lo largo de la historia. Por ello, su posición
en relación a su antigua zona de influencia es siempre constante, y es de importancia vital para los intereses de Rusia la consolidación de un perímetro de seguridad que no se agote en sus propias fronteras(18): Y, asociado a este hecho, añadir la percepción constante de Rusia relativa al propósito recurrente de sus rivales de intentar cercarla y aislarla, de separarla del mar y llevarla de nuevo al interior de la estepa(19), lejos del Rimland, se llame como se llame el modelo empleado, ya sea el «Gran Juego», ya sea «la política de contención». Y, en este siglo, como señala el propio Putin, «Una vez que logramos estabilizar la situación, una vez que nos recuperamos [en los años 2000], inmediatamente se puso en marcha la política de contención. Primero, paso a paso y luego cada vez más. Y cuanto más fuertes nos hicimos, más fuerte se hizo también la política de contención»(20). Y, para ello, continuando desde la óptica rusa, sus rivales emplean todo tipo de herramientas geopolíticas, lo cual, entre otras muchas consecuencias, ha conducido a las llamadas Revoluciones de color(21), revueltas que, desde el punto de vista de Moscú, no son más que subversiones auspiciadas por otras naciones, no son más que el empleo del extremismo como herramienta geopolítica y de redistribución de las esferas de influencia(22), no son más que un nuevo intento de pretender separar a Rusia del llamado «espacio postsoviético».
Al afán por recuperar o cuanto menos mantener un alto grado de influencia en dicho espacio, en las antiguas repúblicas que junto con Rusia conformaron la URSS(23) —en la
imagen adjunta, en amarillo Rusia; en colores distintos al gris el resto de Repúblicas soviéticas— se le suma la visión panrusa del denominado «mundo ruso»(24) que incluye no solo a las zonas donde existen minorías o grupos «de rusos», sino incluso a entornos simpatizantes con Rusia.
Como señaló el entonces presidente ruso poco tiempo después de la guerra con Georgia en el año 2008, con relación a las líneas de la política exterior rusa, Moscú tiene Regiones de interés privilegiado, además de por supuesto las fronterizas, pero no solo esas(25). Y las acusaciones a la Unión Europea (UE) y a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de intentar penetrar en su glacis de seguridad(26), ganan fuerza a partir de la mitad de la década pasada en las declaraciones desde Moscú. Y si bien Rusia continúa de manera activa intentando mantener su esfera de influencia, esa parte del Rimland que considera esencial para sus intereses y su seguridad, no es menos cierto que en la misma la presencia creciente de China y Turquía pone a prueba las capacidades de Rusia en Eurasia, pues aunque las relaciones sean complejas, existen puntos de coincidencia con Pekín —y menos con Ankara—, pues además de compartir la visión de un mundo multipolar (es decir, «no dominado por Occidente»), si bien, como punto a favor, Moscú no los considera como una amenaza a su orden interno(27). La necesidad ha llevado, al menos de momento, a que Moscú busque apoyos en antiguos rivales.
¿Y cuáles son los intereses de esos aliados/rivales?
Turquía: el lobo vuelve a aullar
Turquía, en pleno intento de recuperación de la geopolítica neotomana, continúa empleando diferentes herramientas para expandir su influencia y presencia en esta zona
clave del planeta.
Su propia posición, como punto de paso terrestre entre Oriente Medio, Europa y África —como puede verse en la imagen adjunta que refleja el antiguo Imperio otomano— junto
con la presencia de poblaciones afines tanto por cuestiones étnicas como lingüísticas, amén de la realización de unos poderosos esfuerzos empleando toda la panoplia de herramientas geopolíticas —incluso en ocasiones frente a acusaciones de apoyar al integrismo islámico en sus formas más violentas(28)— para conseguir una posición de
ventaja en la zona, llevan a que sea un actor a considerar, al menos a escala «regional» en ese Rimland en disputa. Si bien Rusia y Turquía, el Imperio ruso y el Imperio otomano han sostenido guerras continuas hasta el siglo XX, en el afán por lograr una salida al mar por parte de Moscú, y en el imaginario y en sus respectivas cosmovisiones ocupan posiciones enfrentadas, en la última década han cooperado ante los diferendos que ambas naciones sostienen con occidente. Así, desde los proyectos de oleoductos y gasoductos a través de suelo turco para poder transportar los hidrocarburos rusos bordeando Ucrania a la relativa colaboración y acuerdos alcanzados en la guerra de Siria y en el reciente conflicto (2020) de Nagorno Karabaj —en el Cáucaso—, la relación entre ambas potencias se basa en el pragmatismo, pero sin olvidar que en Libia, durante la reciente guerra civil, se alineaban en bandos enfrentados o que los sueños imperiales de Turquía son mirados con recelo por Moscú, pues comparten zonas de influencia y de afán de control. Por ello, de vez en cuando, es factible encontrar informaciones relativas a la «grandeza de los sueños imperiales turcos(29)» en medios rusos, poniendo de manifiesto la apetencia de Ankara por zonas de Balcanes, Cáucaso y Asia Central, y como esta materializa en los mismos una política activa o incluso agresiva. Turquía estima que existe la oportunidad de intentar restaurar la zona de influencia otomana, del Adriático hasta la Gran Muralla China(30), y pese a la rivalidad con Rusia, realiza una política exterior muy activa, lo que implica negociaciones y acuerdos con Moscú, señalando que el siglo XXI será el siglo de Turquía(31).
Sin embargo, Turquía, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), debido a este neotomanismo y a la relación con Rusia, se encuentra enfrentado a varios países de su entorno, e incluso con otros miembros de la OTAN, como Grecia o Francia, con los que se han producido incidentes especialmente en el Mediterráneo oriental; y, de hecho, la relación entre Turquía y los Estados Unidos se encuentra en unos momentos muy bajos, señalándose incluso la pérdida de un cierto nivel de confianza desde Washington(32). Y, también se señala, que quizá las ambiciones turcas sean demasiado amplias, y que ante la potencial necesidad de elegir entre Washington y Moscú(33), los beneficios para Ankara serían mayores en el primer caso que junto a Rusia… la disputa está servida. La máxima de primar los intereses propios frente a todo tipo de cuestiones cobra plena vigencia, por tanto, en la pugna por el Rimland… ¿pero podrá mantenerse ese equilibrio frente al auténtico poder en el mismo, frente a China?
China: ¡el dragón despliega sus alas!
El ascenso imparable de China en las recientes décadas ha motivado que dejara atrás la etapa de «potencia emergente» para ser, en la última década, una potencia «plenamente emergida», hecho que se puesto de manifiesto de manera muy patente cuando se convirtió en la segunda economía mundial en el 2011, superando a Japón.
Y esa China cada vez más omnipresente en todo el planeta, lanzó(34) en septiembre de 2013, durante una visita del presidente chino Xi Jinping a Kazajistán (país ubicado en Asia Central, en pleno Rimland) la llamada nueva ruta de la seda, iniciativa que sería complementada, un mes después, con la propuesta de una ruta de la seda marítima. Y, paulatinamente, la visión y los proyectos han ido creciendo en extensión, intensidad y ámbitos, así como en la terminología, empleándose de manera creciente el acrónimo OBOR (One Belt One Road –un cinturón, una ruta-) como idea fuerza del mismo. Desde la óptica china, la nueva ruta de la seda no debe ser vista desde un prisma similar al de la Guerra Fría, ni tampoco como el de un nuevo «Plan Marshall», pues se trata de un elemento de cooperación(35) que permitirá, al incrementar la posibilidades de movilidad e interconexión, aumentar en la misma medida las posibilidades de crecimiento económico de todos los países incorporados a dicha iniciativa, creando una esfera de prosperidad compartida.
Pero esta nueva Ruta de la Seda —y en la imagen adjunta se puede contemplar uno de los variados planteamientos sobre la misma— contempla, tanto por vía terrestre como
por vía marítima, circunvalar la tierra corazón a lo largo de todo el Rimland, además de albergar la intención, por parte de China, de crear otro de otro gran eje por el norte, por
la propia Rusia, a caballo del Transiberiano, lo cual nunca ha sido del agrado de Moscú, que indica que, aunque apoye la Iniciativa, no es parte de la misma(36), y que siempre
primará sus propios intereses. Además de la expansión de China en Asia, en la zona del Indo-Pacífico(37) empleando, entre otros elementos, esta Iniciativa, lo hace también en muchas zonas del antiguo espacio postsoviético, tanto en Asia Central como el Cáucaso o la propia Europa del Este. Y Rusia contempla como muchas de esas naciones sobre las cuales considera que tiene «interés privilegiado» —según su propia terminología— optan, en diferentes grados de intensidad, por el nuevo socio asiático, lo cual redunda en una pérdida de capacidad de influencia de Moscú en todo su glacis de seguridad; incluso en Bielorrusia(38), la presencia de las inversiones chinas es cada vez más significativa, lo cual no satisface plenamente a las intenciones y pretensiones rusas, al proporcionar Pekín una alternativa poderosa frente al cuasi monopolio previo moscovita.
De hecho, en una zona de influencia clásica de Rusia, como es Balcanes, la presencia china va paulatinamente desplazando a Moscú; noticias como «China reemplaza a Rusia
como principal inversor en Montenegro»(39); «China incrementa su presencia en los medios de comunicación balcánicos»(40), o «China ha superado a Rusia como gran aliado
de Serbia»(41) pueblan los medios de comunicación y las realidades sobre el terreno. Por otra parte, y pese al planteamiento posibilista de la Iniciativa, esta incluye, además
de muchos desafíos, la posibilidad de varios riesgos —entre otros, los comunes a cualquier gran proyecto de infraestructura—(42): riesgo de deudas e impagos, riesgos de gobernanza (corrupción), riesgo de obras y trabajos no finalizados e inacabados, además de riesgos ambientales y riesgos sociales. De hecho, se señala que la Iniciativa está
cambiando las ciudades y amenazando a comunidades(43), pues los masivos proyectos de construcción de infraestructuras, parques empresariales, zonas logísticas, puertos y
aeropuertos, oleoductos, líneas de comunicación, etc. no tienen en cuenta, en muchas ocasiones —y, especialmente, en zonas donde la legislación es más laxa— aspectos
básicos para la calidad de vida y desarrollo pleno de las sociedades.
El riesgo más analizado hasta el momento es el denominado «la trampa de la deuda»(44), la situación generada ante la potencial incapacidad de los países de hacer frente a los
préstamos otorgados y quedar, por tanto, en manos de su acreedor —en la mayor parte de los casos, con relación a la Iniciativa, y bajo diferentes formas, China—. Y debido a
esa interconexión e interdependencia de los flujos económicos, se puede plantear que la quiebra de una nación afecte a las de su entorno, al menos a escala regional, lo que
puede generar un nuevo «efecto dominó» que, como se planteaba en épocas pretéritas, ponga en manos de una potencia regiones enteras del Rimland. Y la iniciativa crece en todos los ámbitos y espacios posibles de expansión, empleando para ello todas las herramientas geopolíticas disponibles; en un entorno de pandemia se hace referencia a la creación de la Ruta de la Seda saludable, o de la salud(45) —relacionada con la diplomacia de las mascarillas y de las vacunas para la COVID-19—, una ruta de la seda digital(46) —en el marco de la pugna por el despliegue de las redes de telecomunicaciones globales y de las tecnologías digitales dominantes—… e incluso se pretende desplegar ¡una ruta de la seda polar! A este último respecto, señalar que China obtuvo el estatus de país observador del Ártico en 2013(47), y que su política declarada(48) para este nuevo espacio en disputa, que por mor del cambio climático va aumentando su capacidad de navegación y de explotación de las riquezas existentes en el mismo, manifiesta que dado que el futuro del Ártico tiene interés para toda la humanidad, su gobernanza requiere de la participación de todos. Y China está dispuesta, en el marco de la Iniciativa(49), a participar en todas las actividades en dicha zona, desde la búsqueda activa de recursos al despliegue de estaciones en tierra de monitorización, señalando la creación de un corredor económico azul en el océano Ártico.
Frente a todo ello es preciso tener en cuenta que, además del resto de potenciales riquezas, la posición de la zona norte siberiana cada vez es mayor como suministrador de hidrocarburos para China, por lo que el interés en dicha zona y sector es creciente; de hecho, en el marco de esa cooperación entre Moscú y Pekín, se han firmado acuerdos
bilaterales incluyendo la toma de participaciones en el sector de transporte de la energía y de otras infraestructuras de transporte en el Ártico(50); si bien, para Rusia, el Ártico,
antaño zona pasiva debido a la dificultad de acceso y movilidad, constituye un nuevo flanco abierto que supone una poderosa amenaza para la tierra corazón y un espacio
sobre el cual se muestra muy activo. La Iniciativa, por tanto, alcanza espacios, entornos, se materializa en acciones, genera percepciones e influencia… constituye una herramienta geopolítica de primer orden, abarca todo el Rimland —tanto por tierra como por mar—, se aventura en la zona ártica e incluso pretende hacerlo directamente por la tierra corazón. Geopolítica en estado puro. Frente a esta realidad, se señala(51) que China es muy activa y de una manera que implica en gran medida a la propia seguridad de la Alianza (OTAN), pues el control de una gran parte de las infraestructuras de esa Iniciativa —desde redes de telecomunicaciones a infraestructuras de transporte y portuarias— afecta directamente a la preparación, interoperabilidad y seguridad de las comunicaciones de los países; y que dado el sistema político de China, la diferencia entre sector militar y sector civil, en ciertos niveles, queda muy difuminada, por lo que la obtención de tecnología y conocimiento del sector civil, de empresas chinas desplegadas en países miembros de la Alianza para aplicarlo posteriormente con fines militares no es descartable; y además, Pekín planea y ejecuta poderosas campañas de información para influenciar a las poblaciones y creadores de opinión de las naciones de la OTAN, y así dividir a la Alianza, por lo que en los entornos actuales, regidos por los conflictos híbridos en la zona gris, dicha realidad se torna muy peligrosa pese a que pueda ser, incluso, difícil de percibir.
Y la propia OTAN señala que el concepto estratégico de 2010 estaba diseñado para una era previa a la competición de grandes potencias; pero ya se está en esa era, y, por
tanto, resulta necesario tomar las medidas adecuadas(52), pues los entornos grises y conflictos híbridos requieren de nuevos enfoques para la disuasión y la defensa. Frente a semejante despliegue de capacidades, ante los planteamientos y posiciones de las potencias que pugnan por el control del Rimland, y desde la óptica de un bloque de
naciones que aspira a tener representatividad y peso global —además de un interés directo y vital en la disputa—, la pregunta sería: ¿y Europa?
¿Y Europa?
Europa, y muy especialmente Europa del este, constituyen un espacio muy condicionado por esta cuestión, no solo por ser parte física del Rimland, sino que, si se recuerda a
Mackinder, dado que el control de Europa del Este es el que al final proporciona el control y acceso a la tierra corazón, esta parte de Europa se convierte —como otras veces en
la historia— en el epicentro de una batalla global. Y para ilustrar esa realidad, la imagen que se ve anexa al presente texto no es de Mackinder y de hace un siglo, es
contemporánea y refleja la llamada Plataforma 17+1, que incluye a los países de Europa del este, los balcánicos y los bálticos(53), 17 países europeos y China, unidos en un marco
de cooperación económica, comercial, desarrollo de infraestructuras…
Aparentemente, en esta lid mundial la actitud del continente es más pasiva que activa. Las propias contradicciones y debilidades(54) de Europa suponen, en una era de cambio
global, no solo el hecho de no ser capaz de ocupar una posición adecuada en ese nuevo orden que se está gestando, sino que su suelo es también parte, y muy disputado, en esa reconfiguración planetaria. Y en un momento de grandes intereses y grandes fuerzas puestas en juego, la no unión, cuando no desunión de los países europeos supone un
serio problema y la imposibilidad de hacer frente a poderosos intereses foráneos contrapuestos a los propios, sin olvidar que la defensa de los valores de democracia y
libertad en sentido amplio, de los cuales Europa constituye un referente mundial, no pueden hacerse sin una posición adecuada en dicho orden.
Incluso países de la Unión Europea, especialmente los del este y los llamados del Grupo de Visegrado(55), no tienen problemas en hacer oídos sordos a la Unión y atender a
cuestiones desde una óptica, aparentemente, de simple interés nacional, en ocasiones frente a las directrices y normas de Bruselas. En ese entorno complejo, híbrido, gris y donde la influencia juega un papel clave, baste señalar que, en un momento tan complejo como el que estamos viviendo, de la misma manera que en la primera ola de la pandemia se acuñó el término «diplomacia de las mascarillas», en alusión a los réditos políticos buscados por medio de la entrega de estos elementos de protección a determinadas naciones, la expresión «geopolítica de las vacunas» ya ocupa el acervo internacional. Como todo elemento susceptible de generar apoyos, la vacuna contra el virus de la pandemia se ha convertido en un nuevo instrumento geopolítico(56), en una forma de reforzar vínculos, modificar lealtades y canalizar sentimientos hacia una u otra nación, en un medio de obtener influencia. El hecho que la vacuna rusa Sputnik V sea estatal, implica que el gobierno puede decidir de manera clara y directa a quien se vende, a quien no y a qué precio, por lo que se convierte de manera directa en un instrumento de geopolítica, que se podrá emplear en función de las necesidades estratégicas del Kremlin(57); y, al respecto, la presidenta de la Comisión Europea cuestionó los millones de dosis ofrecidas por Rusia a otros países mientras Moscú avanza muy lentamente en la vacunación de sus propios ciudadanos, frente a lo cual Rusia señala que lo que se pretende es «politizar un problema de manera infundada […]»(58).
En esa pugna y en un entorno pandémico, la geopolítica de las vacunas se encuentra en su plenitud. Tanto es así, que incluso países de la Unión Europa han solicitado (y en
algunos casos, ya recibido) la vacuna rusa, argumentándose, en palabras del Primer Ministro eslovaco, que a la pandemia no le importa la geopolítica(59)… si bien esta decisión
ha generado una crisis en el gobierno de esta última nación, dado que la vacuna rusa (al menos hasta el momento) no ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento y donde se llega a indicar, por parte de las voces discordantes respecto a la decisión de aceptar la Sputnik-V, que esta no es solo una vacuna, sino un instrumento de guerra híbrida(60). Y que países como Polonia, Hungría o Eslovaquia se planteen la posibilidad —o la materialicen— de conseguir vacunas de China o incluso de Rusia(61) —una Rusia frente a la cual estas naciones constantemente claman por ayuda y apoyo— no deja de resultar, cuanto menos, un tanto sorprendente. Frente a las posiciones claras y firmes de las potencias que pugnan por el Rimland ¿las ambigüedades y paradojas de otros sirven para algo?
Conclusión: ¿solo puede quedar uno?
Aparentemente, las grandes realidades siempre retornan; cambian los medios técnicos, cambian las posibilidades y ámbitos de disputa, pero, en muchas ocasiones, las esencias
permanecen. Y la geopolítica, como la estrategia, son elementos de largo recorrido, requieren amplitud de miras y visión de futuro, aunque se puedan alcanzar los objetivos
previstos a base de pasos cortos, casi desapercibidos. Parece que, de nuevo, hay una lucha por el Rimland, librada por viejos y nuevos actores. Y «juegan» un peligroso juego y pretenden, aparentemente, en esa circunvalación de la tierra corazón, mantener un equilibrio que parece inevitable que desaparezca en algún momento, según progrese más o menos la influencia y capacidad de acción de uno u otro de los actores principales en la liza. Si bien las cosas pueden cambiar, y rivales seculares y estructurales pueden devenir en aliados, quizás sea preciso reflexionar sobre si lo que ocurre en el Rimland no es más que una alianza «táctica», limitada en tiempo y espacio, en la cual cada uno pretende
ocupar una posición de ventaja no solo para sus intereses, sino frente a los aliados del momento con la vista puesta en una potencial confrontación posterior. Ese cálculo de «riesgo asumido» por estas potencias puede ser muy complejo, especialmente cuando uno de los actores es una potencia con afán de lograr la primacía mundial, otro ha sido potencia global y pretende recuperar dicho estatus y un tercero aspira a subir varios peldaños en la escala de poder mundial… las capacidades de todos son muy diferentes e incluso las propias cosmovisiones no son solo distintas, sino en gran medida, contrapuestas.
Y si «solo puede quedar uno», Europa, que «vive» en el Rimland… ¿qué?
Pedro Sánchez Herráez
Coronel del Ejército de Tierra Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Miembro de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Departamento de Ciencia Política y de la Administración I de la Universidad Complutense de Madrid. Miembro del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional.
Notas:
1 AKON, Saifullah y RAHMAN, Mahfujur. “Reshaping the global order in the post-COVID-19 era: a critical
analysis”, Chinese Journal of International Review, julio 2020, DOI: 10.1142/S2630531320500067.
Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/SaifullahAkon/publication/343098068_Reshaping_the_Global_Order_in_the_Post_COVID19_Era_A_Critical_Analysis/links/5f6ad340458515b7cf46ebf2/Reshaping-the-Global-Order-in-the-PostCOVID-19-Era-A-Critical-Analysis.pdf?origin=publication_detail.
2 En este sentido SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. La lucha por el planeta y el futuro de las FAS españolas,
Instituto Español de Estudios Estratégicos, Documento de Opinión 28/2017, 15 de mayo de 2017.
Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO28-
2017_Lucha_Planeta_Futuro_FAS_Espanolas_PSH.pdf
3 Poder de una persona o elemento para determinar o modificar la forma de pensar o actuar de otros.
SCANZILLO, Thomas M. y LOPACIENSKI, Edward M. “Influence operations and the human domain”, U.S.
Naval War College, CIWAG Case Studies número 13, 2015. Disponible en:
https://www.hsdl.org/?view&did=814708
4 Espacio entre la competición pacífica y el conflicto armado. JORDÁN, Javier. “La escalada en las
estrategias híbridas y en la zona gris”, Global Strategy Report 11/2020. Disponible en: https://globalstrategy.org/la-escalada-en-las-estrategias-hibridas-y-en-los-conflictos-en-la-zona-gris/
5 Conflicto en el que se emplean todo tipo de medios y procedimientos, tanto “bélicos” como “no bélicos”.
SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. Comprender la guerra híbrida… ¿El retorno a los clásicos?, Instituto
Español de Estudios Estratégicos, Documento de Análisis 42/2016, 21 de junio de 2016. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2016/DIEEEA42-
2016_Comprender_GuerraHibrida_RetornoClasicos_PSH.pdf
6 Recogido en The Geographical Journal, volumen 170, número 4, diciembre 2004, pp. 298-321.
7 De forma esquemática pueden verse esos cambios en TAZMAN, Howard. “How World War I changed
map of the world”, Real Clear History, 29 de noviembre de 2018. Disponible en:
https://www.realclearhistory.com/articles/2018/11/29/how_world_war_i_changed_map_of_the_world_389
.html
8 MACKINDER, Halford. “Democratic ideals and reality. A study in the politics of reconstruction”, Henry Holt
and Company, Nueva York, 1919.
9 Ibid. p. 194.
10 Publicado en Foreign Affairs, volumen 21, número 4, julio de 1941, pp. 595-605
11 SPKYKMAN, Nicholas J. “The Geography of the Peace”, Harcourt Brace, Nueva York, 1944, p. 43.
12 Un breve resumen de lo que suponía la política de contención puede consultarse en WILDE, Robert.
“Containment: America’s plan for communism”, Thought.Co, 29 de octubre de 2018. Disponible en:
https://www.thoughtco.com/what-was-containment-1221496
13 “History of the Marshall Plan”, The George C. Marshall Foundation. Disponible en:
https://www.marshallfoundation.org/marshall/the-marshall-plan/history-marshall-plan/
14 THE AVALON PROYECT, President Harry Truman’s adress before a joint sesion of Congress, 12 de
marzo de 1947, Truman Doctrine. Disponible en
https://web.archive.org/web/20041204183708/http://www.yale.edu/lawweb/avalon/trudoc.htm
15 La obra en cuestión es «Kim», publicada en el año 1901 y en la que se emplea como escenario para la
misma la pugna entre el Imperio ruso y el Imperio británico en Asia Central.
16 HOPKIRK, Peter. “The Great Game: the struggle for Empire in Central Asia”, Kodanska America, New
York, 1994.
17 A modo de simple muestra AYDIN, Mustafa. “The long view on Turkish-Russian rivalry and cooperation”,
GMF, 8 de junio de 2020. Disponible en: https://www.gmfus.org/publications/long-view-turkish-russianrivalry-and-cooperation; YAU, Niva. “Russia and China’s quiet rivalry in Central Asia”, Foreign Policy
Research Institute, septiembre 2020. Disponible en: https://www.fpri.org/wp-content/uploads/2020/09/cap1-yau.pdf
18 PIQUÉ, Josep. “Interpretar a Rusia para una relación posible”, Política Exterior, 5 de marzo de 2021.
Disponible en: https://www.politicaexterior.com/interpretar-a-rusia-para-una-relacion-posible/
19 En este sentido SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. “Marco geopolítico de Rusia: constantes históricas,
dinámica y visión en el siglo XXI”, en VVAA., Rusia bajo el liderazgo de Putin. La nueva estrategia rusa a
la búsqueda de su liderazgo regional y el reforzamiento como actor global, Instituto Español de Estudios
Estratégicos, Cuaderno de Estrategia número 178, Madrid, 2015, pp. 15-77. Disponible en:
Haz clic para acceder a CE_178.pdf
20 “Putin: las ‘fuerzas contrarias’ aprovechan descontento social para impulsar las protestas”, Sputnik
News, 13 de febrero de 2021. Disponible en: https://mundo.sputniknews.com/20210213/1104021423.html
21 De manera muy sintética RT, Revoluciones de colores, 6 de marzo de 2015. Disponible en:
https://actualidad.rt.com/actualidad/168235-revoluciones-colores-golpe-estado
22 “Putin: tenemos que aprender la lección de las revoluciones de colores en otros países”, RT, 20 de
noviembre de 2014. Disponible en: https://actualidad.rt.com/actualidad/view/147716-putin-rusiarevoluciones-colores-extremismo
23 En el Báltico: Estonia, Lituania, Letonia; en Europa oriental: Bielorrusia, Moldavia, Ucrania; en el
Cáucaso: Armenia, Azerbaiyán, Georgia; en Asia Central: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán,
Uzbekistán.
24 ZEVELEV, Igor. “Russia in the changing post-soviet space”, Russialist.org, 25 de noviembre de 2020.
Disponible en: https://russialist.org/russia-in-the-changing-post-soviet-space/
25 PRESIDENTE DE RUSIA, Entrevista de Dmitry Medvedev con canales de televisión rusos, 31 de agosto
de 2008. Disponible en: http://www.kremlin.ru/events/president/news/1276
26 PIQUÉ, Josep. “Interpretar a Rusia para una relación posible”, Política Exterior, 5 de marzo de 2021.
Disponible en: https://www.politicaexterior.com/interpretar-a-rusia-para-una-relacion-posible/
27 MANKOFF, Jeffrey. “A kinder, gentle bear? Why rumors of Russia’s post-soviet retreat are premature”,
Center for Strategic & International Studies, 17 de diciembre de 2020. Disponible en:
https://www.csis.org/analysis/kinder-gentler-bear-why-rumors-russias-post-soviet-retreat-are-premature
28 ALSUMAIDAIE, Mujahed. “Turkish influence in Central Asia and islamist extremism”, European Eye on
Radicalization, 22 de julio de 2019. Disponible en: https://eeradicalization.com/turkish-influence-in-centralasia-and-islamist-extremism/
29 “Ilusiones imperiales: ¿Podrían los turcos devorar Crimea y el resto del sur de Rusia?”, Sputnik News,
15 de febrero de 2021. Disponible en: https://mundo.sputniknews.com/20210215/ilusiones-imperialespodrian-los-turcos-devorar-crimea-y-el-resto-del-sur-de-rusia-1106771069.html
30 MARCOU, Jean y ÇELIKPALA, Mitat. “Regard sur les relations turco-russes: de la rivalité dans un monde
bípolaire à la coopération dans un monde euroasitique?”, Institut français d´etudes anatolinnes, 2020,
párrafo 17. Disponible en: https://books.openedition.org/ifeagd/3178?lang=es
31 “PM: 21st century will be the century of Turkey”, Trend News Agency, 17 de noviembre de 2013.
Disponible en: https://en.trend.az/world/turkey/2212128.html
32 VVAA., “Biden gives Turkey the silent treatment”, Foreign Policy, 3 de marzo de 2021. Disponible en:
https://foreignpolicy.com/2021/03/03/biden-erdogan-turkey-silent-treatment-diplomacy-middle-east-syriacrisisnato/
33 ÖZEL, Soli. “Whither Turkey’s ambitions?”, Italian Institute for International Political Studies, 28 de
diciembre de 2020. Disponible en: https://www.ispionline.it/en/publication/whither-turkeys-ambitions-28798
34 XINHUA, Chronology of China’s Belt and Road Initiative, 24 de junio de 2016. Disponible en
http://en.people.cn/n3/2016/0624/c90883-9077342.html
35 MINISTRY OF FOREIGN AFFAIRS OF THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA, Foreign Minister Wang
Yi meets the press, 08 de marzo de 2015. Disponible en:
https://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/t1243662.shtml
36 SHAH, Ankur. “Russia loosens its belt”, Foreign Policy, 16 de julio de 2020. Disponible en:
37 PARRA PÉREZ, Águeda. El juego geopolítico de la nueva Ruta de la Seda en Asia Pacífico, Instituto
Español de Estudios Estratégicos, Documento de Opinión 126/2018, 10 de diciembre de 2018. Disponible
en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2018/DIEEEO126_2018AGUPAR-RutaSeda.pdf
38 STANDISH, Reid. “To keep Putin out, Belarus invites the U.S. and China in”, Foreign Policy, 1 de enero
de 2020. Disponible en: https://foreignpolicy.com/2020/01/01/belarus-lures-us-china-to-forestall-putinrussia/
39 “China replaces Russia as largest investor in Montenegro”, Balkan Insight, 20 de octubre de 2020.
Disponible en: https://balkaninsight.com/2020/10/20/china-replaces-russia-as-largest-investor-inmontenegro/
40 “China increasing its footprint in Balkan media, study concludes”, Balkan Insight, 9 de diciembre de 2020.
Disponible en: https://balkaninsight.com/2020/12/09/china-increasing-its-footprint-in-balkan-media-studyconcludes/
41 “China has overtaken Russia as Serbia’s great ally”, Balkan Insight, 6 de julio de 2020. Disponible en:
https://balkaninsight.com/2020/07/08/china-has-overtaken-russia-as-serbias-great-ally/
42 “Belt and Road Initiative” The World Bank, 29 de marzo de 2018. Disponible en:
https://www.worldbank.org/en/topic/regional-integration/brief/belt-and-road-initiative
43 “How China’s Belt and Road initiative is changing cities and threatening communities”, The Conversation,
2 de febrero de 2021. Disponible en: https://theconversation.com/how-chinas-belt-and-road-initiative-ischanging-cities-and-threatening-communities-153515
44 “Health Silk Road of China: A new ‘Debt trap health Diplomacy’ in making”, Diplomatist, 29 de junio de
2020. Disponible en: https://diplomatist.com/2020/06/29/health-silk-road-of-china-a-new-debt-trap-healthdiplomacy-in-making/
45 AKON, Saifullah y RAHMAN, Mahfujur. “Reshaping the global order in the post-COVID-19 era: a critical
analysis”, Chinese Journal of International Review, julio 2020, DOI: 10.1142/S2630531320500067, p. 4.
Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/SaifullahAkon/publication/343098068_Reshaping_the_Global_Order_in_the_Post_COVID19_Era_A_Critical_Analysis/links/5f6ad340458515b7cf46ebf2/Reshaping-the-Global-Order-in-the-PostCOVID-19-Era-A-Critical-Analysis.pdf?origin=publication_detail
46 “China’s Digital Silk Road”, Cyber Security Intelligence, 5 de marzo de 2021. Disponible en:
https://www.cybersecurityintelligence.com/blog/chinas-digital-silk-road-5504.html
47 LANTEIGNE, Marc. “The twists and turns of the polar silk road”, Over the Circle, 15 de marzo de 2020.
Disponible en: https://overthecircle.com/2020/03/15/the-twists-and-turns-of-the-polar-silk-road/
48 THE PEOPLE’S REPUBLIC OF CHINA, White paper, China´s Artic Policy, 26 de enero de 2018.
Disponible en: http://english.www.gov.cn/archive/white_paper/2018/01/26/content_281476026660336.htm
49 Full text: Vision for maritime cooperation under the Belt and Road Initiative, Xinhuanet, 20 de junio de
2017. Disponible en: http://www.xinhuanet.com/english/2017-06/20/c_136380414.htm
50 STAALESEN, Atle. “Chinese money for Northen Sea Route”, The Barents Observer, 12 de junio de 2018.
Disponible en: https://thebarentsobserver.com/en/arctic/2018/06/chinese-money-northern-sea-route
51 DE MAIZIÈRE, Thomas y WESS MITCHELL, A. “NATO needs to deal with China head-on”, Foreign
Policy, 23 de febrero de 2021. Disponible en: https://foreignpolicy.com/2021/02/23/nato-china-brusselssummit-biden-europealliance/
52 En ese sentido NATO, NATO 2030: united for a new era. Analysis and recommendations of the reflection
group appointed by the NATO Secretary General, 25 de noviembre de 2020. Disponible en:
Haz clic para acceder a 201201-Reflection-Group-Final-ReportUni.pdf
53 VVAA., “Empty Shell no more: China´s growing footprint in Central and Eastern Europe”, Association for
International Affairs, Policy Paper, abril 2020. Disponible en: https://chinaobservers.eu/wpcontent/uploads/2020/04/CHOICE_Empty-shell-no-more.pdf
54 SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. Europa… ¿semblanzas balcánicas?, Instituto Español de Estudios
Estratégicos, Documento de Análisis 05/2021, 03 de febrero de 2021. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2021/DIEEEA05_2021_PEDSAN_SemblanzaBalcanica
.pdf
55 Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa. Sobre su posición frente a Bruselas BBC NEWS, Qué
es el Grupo de Visegrado, los «chicos malos» que desafían a Francia y Alemania en la Unión Europea, 2
de febrero de 2018. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42879957
56 MOON, Suerie y ALONSO RUIZ, Adrián, La geopolítica de las vacunas contra el COVID-19, Política
Exterior número 199, 01 de enero de 2021. Disponible en https://www.politicaexterior.com/articulo/lageopolitica-de-las-vacunas-contra-el-covid-19/
57 “Vacuna Sputnik V: cómo pasó de generar desconfianza a ser un instrumento para la influencia de Rusia
en el mundo”, BBC NEWS, 15 de febrero de 2021. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticiasinternacional-56012192
58 “Rusia se muestra ‘perpleja’ con las palabras de Von der Leyen sobre las vacunas y denuncia
‘politización’”, Europa Press, 19 de febrero de 2021. Disponible en:
https://www.europapress.es/internacional/noticia-rusia-muestra-perpleja-palabras-von-der-leyenvacunas-denuncia-politizacion-20210219144956.html
59 “Sputnik V: por qué muchos en Rusia tienen dudas sobre su propia vacuna”, BBC NEWS, 4 de marzo
de 2021. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56266603
60 Slovakia’s ruling coalition in crisis over Sputnik-V COVID-19 vaccine, EURO NEWS, 4 de marzo de 2021.
Disponible en: https://www.euronews.com/2021/03/04/slovakia-s-ruling-coalition-in-crisis-over-sputnik-vcovid-19-vaccine
61 “Unos se acercan a Israel y otros miran a Rusia y China: varios países de la UE se desmarcan de
Bruselas para buscar más vacunas”, eldiario, 2 de marzo de 2021. Disponible en:
https://www.eldiario.es/internacional/acercan-israel-miran-rusia-china-paises-ue-desmarcan-bruselasbuscar-atajos-vacunas_1_7265469.html
SÁNCHEZ HERRÁEZ, Pedro. Siglo XXI: ¿el retorno a la lucha por el Rimland? Documento de Análisis IEEE 12/2021.