En medio del caos económico de la Argentina de Macri, el poder financiero se vuelve insaciable y reclama un mayor ajuste al Gobierno como reaseguro para cobrar la deuda externa. Mientras tanto, nuestro país se encamina hacia una hiperinflación con desabastecimiento y una Asamblea Legislativa.
El pedido de un ajuste feroz lo dio a conocer la banca Goldman Sachs: “Si bien el adelanto de los desembolsos del FMI es un paso en la dirección correcta, nuestra visión es que no es claro que esto sea suficiente para estabilizar los mercados. La estrategia de ajuste fiscal gradual parece que ya no sirve. En nuestra evaluación, en lugar de un enfoque gradual las autoridades deberían ahora considerar un ajuste fiscal de shock (reducción rápida de la necesidad de financiamiento fiscal) como un antídoto de la pérdida de confianza del mercado en el enfoque gradualista”.
“Según nuestra evaluación, la aguda intensificación del malestar de los mercados requiere una respuesta política audaz. Pero la pelea para contener la moneda y apoyar el mercado es una batalla que el Banco Central no puede ganar solo. Una respuesta fiscal clara y decisiva es también necesaria”, apunta el informe.
Y finalmente Goldman Sachs amenaza: “reconocemos que esto requerirá recortes políticamente sensibles pero la alternativa de no hacerlo va a costar más económica, política y socialmente”.
Por su parte un representante local del poder financiero, Guillermo Nielsen, se expresó en igual sentido: “La única solución para frenar la demanda de dólares es que el Gobierno dé ya mismo un anuncio de que va a bajar de un saque el gasto público”.
Por este motivo el poder financiero exige a través de economistas ultraliberales como José Luis Espert o Javier Milei la salida de Marcos Peña y de todo el esquema “gradualista” del gobierno.
¿Habrá país que aguante este grado de saqueo planificado?