En una entrevista con Bret Weinstein Ph.D., el Dr. Pierre Kory, presidente y director médico de Frontline COVID-19 Critical Care Alliance de los EEUU discutió la importancia de los tratamientos del Covid19 y la censura de la información sobre la ivermectina que se ha venido desplegando a partir de que la Organización Mundial de la Salud desaconsejó tempranamente la misma, por “no contar con suficientes estudios”. En igual sentido opinó la prestigiosa Dra. Tess Lawrie: “Con la Ivermectina se podrían haber salvado millones de vidas”. En igual sentido ya había opinado en enero de 2021 el Dr. Héctor Carvallo, de nacionalidad argentina: “Los resultados con Ivermectina son categóricos. No se aprueba porque no le deja rédito a nadie”.
En opinión de Kory, el Covid-19 como enfermedad “comienza como un síndrome viral general, muy parecido a un resfriado o una gripe. La mayoría de los pacientes se recuperan sin incidencia. Sin embargo, en un subconjunto de pacientes, las cosas empeoran después del quinto día. Su nivel de oxígeno comienza a descender y aparece la inflamación pulmonar”.
“Ahora sabemos que hay una célula llamada macrófago que se activa y ataca los pulmones”, explica Kory. “Entonces, tienes este tipo de respuesta inmune que está atacando los pulmones y los pulmones comienzan a fallar”, sostiene y continúa: “Sabíamos relativamente pronto que cuando llegaban a la UCI no había mucha replicación viral. Entonces, en realidad es una enfermedad de inflamación, no una invasión viral. Entonces, no tenía que ir tras el virus en ese momento, tenía que controlar la inflamación”.
El Dr. Kory señala que después de haber tratado al primer puñado de pacientes, se dio cuenta de que se necesitaban anticoagulantes, diluyentes de la sangre, ya que todos tenían una coagulación anormal de la sangre. Sin embargo, por alguna razón, nuevamente se le dijo a la comunidad médica que no lo hiciera porque no había ensayos clínicos que respaldaran el uso de anticoagulantes para una enfermedad viral.
“Fue extraño”, dice Kory. “Eran como, no se puede observar, no se puede hacer un razonamiento clínico, no se puede deducir, se necesita un ensayo antes de hacer cualquier cosa. Todo el mundo habla de la evidencia. Yo digo, ¿qué pasa con la medicina basada en la experiencia? He estado haciendo esto durante 30 años. ¿Por qué no puedo hacer lo que mi experiencia me dice que haga? En realidad, no podría ser doctor. Me sentí como si me estuvieran esposando. Nunca antes había visto eso en mi vida. Tengo la sensación de que los médicos han sido degradados por la fuerza de la posición de clínico científico a técnico”.
“Nunca antes me habían pedido que recibiera consejos de héroes de escritorio. Quiero decir, que no están en primera línea. Nunca me habían pedido que hiciera eso antes. Siempre me han pedido que utilice la mejor medida de mi experiencia, juicio y conocimiento para ayudar mejor al paciente. Ese es el juramento que hice. En cambio, estamos en esta situación en la que si abrimos la boca y decimos la palabra incorrecta, de repente hay advertencias adjuntas a lo que hemos dicho. Es una locura. Limita la discusión, limita las opciones, limita los enfoques”.
“Cuando publiqué nuestro pre impreso el 13 de noviembre de 2020, literalmente pensé que la pandemia había terminado”, dice Kory. “Mostramos el nivel de ciencia básica. Mostramos múltiples ensayos clínicos. Mostramos los efectos epidemiológicos. Todo estaba ahí para mostrar que esta es una intervención a la par de las vacunas que literalmente podría extinguir la pandemia, y rápidamente. Al principio pensé que era tan simple como poner la evidencia ahí … ¿y qué pasó? No pasó nada”.
“No puedo creer que esto esté ocurriendo. Literalmente, la gente está muriendo porque no conocen este medicamento. A los proveedores se les está diciendo que no usen el medicamento Y nunca he estudiado un medicamento que tenga más evidencia que esta. Tiene docenas de ensayos controlados aleatorios realizados por médicos interesados y comprometidos de países de ingresos bajos y medios de todo el mundo”.
Como señaló la Dra. Tess Lawrie, distinguida a nivel mundial, durante su discurso de clausura en la Conferencia Internacional de Ivermectina para COVID 2021:
“La historia de la ivermectina ha puesto de relieve que nos encontramos en una coyuntura notable en la historia médica. Las herramientas que utilizamos para sanar y nuestra conexión con nuestros pacientes se ven socavadas sistemáticamente por la desinformación implacable que surge de la codicia empresarial. La historia de la ivermectina muestra que nosotros, como público, hemos perdido nuestra confianza en las autoridades y hemos subestimado hasta qué punto el dinero y el poder corrompen. Si la ivermectina se hubiera empleado en 2020, cuando colegas médicos de todo el mundo alertaron por primera vez a las autoridades sobre su eficacia, se podrían haber salvado millones de vidas y la pandemia con todo el sufrimiento y las pérdidas asociados a un final rápido y oportuno”.
A pesar de los resultados prometedores de estudios realizados en varios países del mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó “no utilizar la ivermectina” para los pacientes con coronavirus, con la excepción de los ensayos clínicos, por considerar que los estudios son pocos y de poco tamaño y las “certezas son muy bajas”.
La gran pregunta sigue siendo: ¿por qué no se destinan recursos ni se aprueba de manera generalizada la ivermectina? El Dr. Carvallo desde la Argentina responde de manera clara y contundente: “Porque no le deja rédito a nadie, no genera vueltos, no se puede hacer discrecionalidad partidista con ella, y nadie puede ganar unas elecciones aplicándola, ni comprarse un yate con sus dividendos”. Y otra pregunta que muchos se siguen haciendo: ¿por qué las distintas vacunas fueron aprobadas en tiempo récord, bajo concepto “de excepción”, y no se aplicó el mismo criterio para los tratamientos, luego de un año de haber sido probados en decenas de estudios en todo el mundo?