El filósofo frances Michel Foucault, uno de los pensadores posmodernos más reconocidos por el ámbito académico, fue acusado de practicar la pedofilia, abusando de niños mientras vivió en Túnez, a fines de los años ’60. La revelación fue realizada por el economista, periodista, filósofo y autor francés Guy Sorman de 77 años, al describir su visita a Foucault, cuando este vivía en el paradisíaco pueblo de Sidi Bou Said, durante la Semana Santa de 1969.
Según contó Sorman en una entrevista con el diario británico The Sunday Times: “los niños pequeños corrían detrás de Foucault diciendo ‘¿y yo? ? llévame, llévame’. Tenían ocho, nueve, diez años, les tiraba dinero y les decía: ‘Nos vemos a las 10 de la noche en el lugar habitual’. Ni siquiera se ha planteado la cuestión del consentimiento”.
“Había periodistas presentes en ese viaje, hubo muchos testigos, pero nadie hizo historias así en ese momento. Foucault fue el rey filósofo. Es como un dios en Francia”, explicó Sorman, mientras lamentó no haberse animado a denunciar al autor de “Vigilar y castigar” e “Historia de la Sexualidad” en ese mismo momento.
“Foucault no se habría atrevido a hacer eso en Francia”, agregó, “hay una dimensión colonial en esto”, explicó para luego compararlo con el pintor Paul Gauguin, quien habría tenido sexo con menores a las que pintó en Tahití, y André Gide, novelista al que se acusa de un comportamiento similar en África.
“Algunos de estos filósofos usaron sus argumentos para justificar sus pasiones y deseos. Pensó que sus argumentos le daban permiso para hacer lo que quería”, concluyó.
Sorman, invitado luego al programa “C Ce Soir, le débat” del canal France 5: “Creo que es importante saber si el autor es un hijo de perra. Podemos seguir leyendo a Celine o Paul Morand, no estoy pidiendo que quemen sus libros. Pero es importante saber que el autor era un tipo horrible. Me refiero a Michael Foucault“.
El paradisíaco pueblo tunecino donde Foucault habría perpetrado sus abusos sexuales.
El autor de “Historia de la Sexualidad”, fallecido de HIV en 1984, ya había sido cuestionado en su época por firmar una solicitada en 1977 defendiendo la legalización del sexo de adultos con niños por debajo de los 15 años, la “edad de consentimiento legal” de Francia que en aquel momento. Aquella petición fue firmada por varios intelectuales franceses, junto a Michel Foucault, aparecían las firmas de Jacques Derrida, Louis Althusser, Gilles Deleuze, Jean-François Lyotard, Jean-Paul Sartre, Félix Guattari, Simone de Beauvoir y Roland Barthes. La solicitada tuvo su origen en el pedido de liberación de tres hombres acusados de haber mantenido relaciones sexuales con menores y haberlos fotografiado.
En los debates sucitados en 1978, durante un programa de radio dirigido por Roger Pillaudin y emitido por France Culture el 4 de abril de 1978 (transcripción publicada originalmente en francés con el título La Loi de la pudeur en la revista Recherches, n.º 37, de abril 1979, incluida posteriormente en la recopilación Dits et Écrits 1976-1979), Foucault expresó: “En cualquier caso, no tiene mucho sentido que haya una barrera de edad fijada por ley. Una vez más, podemos confiar en el niño para que diga si ha sufrido o no algún tipo de violencia”.
La solicitada firmada por Foucault y publicada en Le Monde el 26 de enero de 1977, decía:
Los días 27, 28 y 29 de enero, Bernard Dejager, Jean-Claude Gattien y Jean Burckardt serán juzgados ante la Cour d’Assise des Yvelines por actos lascivos con un menor de menos de 15 años. Detenidos en el otoño de 1973, hace más de tres años que permanecen en prisión preventiva. Bernard Dejager se ha beneficiado recientemente de la presunción de inocencia. Tanto tiempo en prisión preventiva para investigar un simple asunto de vicio, donde los niños no han sido la más mínima víctima de violencia, sino que por el contrario han declarado ante los jueces de instrucción que dieron su consentimiento, aunque la ley les niega en la actualidad su derecho a consentimiento – un tiempo tan largo en prisión preventiva lo consideramos escandaloso en sí mismo. Hoy corren el riesgo de ser condenados a una larga pena de prisión, ya sea por haber tenido relaciones sexuales con menores, niños y niñas, o por haber alentado y fotografiado sus juegos sexuales. Creemos que existe una incongruencia entre la denominación como delito que sirve para legitimar tal severidad, y los propios hechos; más aún entre la ley de anticoncepción y la realidad de la vida cotidiana en una sociedad que tiende a conocer la sexualidad de los niños y adolescentes (¿a los trece años se les da la pastilla para hacer qué?) La ley francesa se contradice si reconoce la capacidad de discernimiento para los trece y catorce años, para poder juzgarlos y sentenciarlos, pero les niega la misma capacidad con respecto a su vida emocional y sexual. Tres años por caricias y besos son suficientes. No entenderíamos si el 29 de enero no fueran liberados Dejager, Gallien y Burckardt.