por Miguel Ángel Barrios
Los hechos acaecidos en la República Bolivariana de Venezuela fueron de intensa novedad de una crisis que viene tomando dimensiones inéditas en algunos aspectos y queremos señalarlo expresamente. No vamos a quedar prisioneros de las limitaciones u obstáculos -según desde dónde se mire- del gobierno de Nicolás Maduro y de la situación política, económica y social. Lo que quita que se trata de una variable fundamental del problema.
Tampoco nos estancaremos en los logros sociales del gobierno del Comandante Hugo Chávez, quién luego de su épica victoria del 7 de octubre de 2012 ya alerta sobre los riesgos de burocratización y corrupción que podía tener la revolución bolivariana y lo manifiesta en serias advertencias en sus discursos denominados “Giro de Timón” dos meses antes de su muerte. Mucho se tapó de estas profundas autocríticas de Chávez. En nuestro caso lo publicamos en mi libro “Hugo Chávez: pensamiento histórico y geopolítico”. Tampoco de aquellos bien intencionados que creen que el porvenir de la Patria Grande por razones de fuerzas geopolíticas es caer bajo las garras del destino manifiesto.
Estas interpretaciones hoy, son reduccionistas del problema central que es de raíz geopolítica. Tampoco tenemos -porque conocemos Venezuela muy bien- la euforia estudiantil izquierdista de que el Comandante Hugo Chávez era el líder de una revolución proletaria socialista mundial. Todo estos engranajes conceptuales de conocidos analista tanto pro como anti, conducen a que no se comprenda el verdadero drama.
Simplificando, Venezuela es un país geopolíticamente latinoamericano-por sus vínculos con América central-, caribeño y suramericano. Siempre actuó en el Caribe y únicamente con Bolívar llegó hasta el Alto Perú-hoy Bolivia-.Es sintomático su retiro con Chávez del Pacto Andino.
Hugo Chávez es un hijo de la Academia Militar de Venezuela fundada por Bolívar en 1811 (la primera de América del Sur) que percibe a través de su formación geopolítica- (donde ha sido fundamental su profesor y Maestro, el general Jacinto Pérez Arcay, que aún vive) la necesidad de ir hacia Brasil y Argentina.
Y a través de Bolívar concibe que la integración en categoría bolivariana implicaba dar el paso hacia el sur en la cuenca del Plata. Y a consecuencia de ello, y de los gobiernos posconsenso de Washington de América del sur se consolida los anillos envolventes del Mercosur, ALBA, Unasur y CELAC en el itinerario integracionista.
Este militar típicamente nacionalista iberoamericano se convierte en un geopolítico militante de la idea geopolítica de Juan Domingo Perón del continentalismo suramericano o Estados Unidos del Sur, que tiene sus antecedentes en Bolívar, San Martín, Ugarte, Perón y Vargas.
El continentalismo que no es ni más ni menos que la Patria Grande de Ugarte, del documento de Puebla y de las que nos habla el Papa Francisco, es el único camino para la liberación social y nacional. Todo lo demás es secundario. Es inentendible la crisis geopolítica de Venezuela sin observar que es la frontera real con los EEUU, que el mar Caribe es norteamericano y que la confrontación geopolítica mundial en el Asia Pacífico con China y Rusia e Irán-donde está perdiendo en Medio Oriente en Siria- lo obligan a crear una Siria suramericana en América del sur para quebrar el continentalismo y apoderarse definitivamente de nuestros recursos naturales.
Por lo tanto no pasa por discutir por Maduro, la crisis social que existe ni los aspectos jurídicos de la Constitución en función de la hipocresía de la nueva OEA, que es el grupo de Lima. Pasa por llamar a una conferencia internacional urgente de paz -buscar los mecanismos- y evitar una guerra civil entre hermanos, y por sobre todo poner en evidencia a nivel del derecho internacional, que EEUU no puede designar un presidente encargado. Se está pretendiendo crear una doctrina de injerencia que hoy se llama Venezuela y mañana puede ser Triple Frontera.
Es el nivel más audaz a que ha llegado la nueva doctrina Monroe, de convertirse en una fuerza militar- América del sur está militarizada- y derribarnos definitivamente. Y repetimos existe un elevado nivel de militarización de América del sur o norteamericanización. Una fragmentación de Venezuela sumado a muertes es el camino de desguazamiento absoluto de la Amazonía. Por eso el ejército de Brasil pone reservas ante Bolsonaro.
La irresponsabilidad de Macri de alinearnos en una guerra de balcanización posible es total, desconociendo la doctrina Calvo y Drago.
Y nos llama la atención el profundo silencio de los internacionalistas pero peor aún, de la mayoría de los dirigentes pejotistas, que juegan a ganador especulando y no saliendo a defender el leiv motiv de Perón: el continentalismo para la soberanía de América del sur. Aquí está el centro de la cuestión y la fortaleza del legado de Perón y Chávez.
*MIGUEL ÁNGEL BARRIOS es Profesor en Historia y magíster en Sociología. Doctor en Educación y en Ciencia Política.
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