Trump exigió la renuncia de Biden: “Lo que hizo con Afganistán es legendario: una de las mayores derrotas en la historia de EEUU”

El ex presidente de Estados Unidos Donald Trump le pidió la renuncia a su sucesor, Joe Biden, tras la toma del poder en Afganistán por el Talibán y la huída de militares y diplomáticos norteamericanos de manera caótica, evocando lo ocurrido en Saigón, Vietnam (1975): “Es hora de que Joe Biden, desacreditado, renuncie por permitir lo que sucedió en Afganistán, pero también por el vertiginoso ascenso del COVID, el desastre en la frontera, la supresión de nuestra independencia energética y la parálisis de nuestra economía”, escribió el expresidente republicano en un comunicado difundido este 15 de agosto.

Trump calificó el desarrollo de los eventos en Afganistán como una de las peores derrotas de Estados Unidos en décadas: “Lo que hizo Joe Biden con Afganistán es legendario. Será una de las mayores derrotas en la historia de Estados Unidos”, sentenció.

El exmandatario ironizó sobre un potencial paso al costado de Biden: “Debería ser fácil dado que no fue elegido legítimamente”.

La situación caótica que vive Afganistán se parece demasiado a la vivida en Vietnam en 1975 cuando las tropas del Vietcong forzaron una salida humillante de los soldados de Estados Unidos en Saigón, su último reducto, trepando desesperados a un helicóptero de rescate en la terraza de la embajada norteamericana.

Tras 20 años de la fallida invasión norteamericana a Afganistán, fallecieron 2400 militares estadounidenses, 66.000 miembros del ejército y de la policía afganos y 47.245 civiles. Del lado de los talibanes, la cifra de muertos es de 51.191.

“El Emirato Islámico [de Afganistán] ha ordenado a sus muyahidines y una vez más les indica que nadie entre en ninguna casa sin permiso. Los muyahidines no deben perjudicar la vida, la propiedad y el honor de nadie sino que deben protegerlos”, tuiteó el portavoz de la oficina política de los talibanes, Suhail Shaheen.

El jefe de la Oficina Política de los talibanes, el mulá Baradar, declaró este domingo que la rápida victoria del movimiento sobre el Gobierno afgano fue una “hazaña incomparable”, pero que la “verdadera prueba” de gobernar con eficacia y servir a la gente resolviendo sus problemas comenzará ahora que han ganado el poder.

“Tanto en Vietnam como en Afganistán el Pentágono se enredó en una guerra contra un enemigo que desconocía, sin una estrategia de salida y con una narrativa tóxica de cara al pueblo americano. Tanto la milicia Vietcong como los talibanes sufrieron enormes pérdidas contra la maquinaria militar estadounidense y sus terrores tecnológicos, pero resistió gracias a un mayor conocimiento del terreno, ya sea la selva o el desierto, una mayor motivación y una letal táctica de guerrillas. En ambos casos, Estados Unidos fue incapaz de ganar un conflicto en el que parecía el teórico favorito”, sostuvo el analista Alberto Rojas.

“Me fui para evitar un derramamiento de sangre”, declaró el presidente de Afganistán Ashraf Ghani. “Los talibanes ganaron el juicio con las armas y ahora son responsables del honor, la propiedad y la autopreservación de sus compatriotas. Pero no han conseguido ganarse los corazones. Nunca en la historia la fuerza bruta ha dado legitimidad a nadie y nunca lo hará. Ahora se enfrentan a una nueva prueba histórica: o mantienen el nombre y el honor de Afganistán o dan prioridad a otros lugares y redes”, dijo Ghani en Facebook.

Por su parte, el diplomático ruso Dmitri Zhirnov sostuvo: “Los talibanes, como ellos mismos prometen, están comprometidos con una transición pacífica del poder. Garantizan la seguridad de las misiones diplomáticas extranjeras, incluida nuestra embajada”. Rusia por ahora no planea evacuar a los empleados de su embajada.

Los talibanes entraron en Kabul sin necesidad de combatir, tomaron la sede del gobierno nacional y esperan la llegada de sus líderes, que permanecían en Qatar, para la proclamación de un Emirato Islámico de Afganistán.

A nivel geopolítico, Afganistán tiene un rol importante a jugar dentro del despliegue de la llamada “Nueva Ruta de la Seda” china.

De acuerdo al analista Iván López Miralles, “en la cuarta reunión trilateral de los ministros de Relaciones Exteriores de China, Pakistán y Afganistán, las tres partes habían llegado a un consenso de ocho puntos, que incluía “dar la bienvenida a los talibanes a la corriente política principal”; fortalecer la confianza política y las relaciones, con China desempeñando “un papel positivo en la mejora y el desarrollo de los lazos entre Pakistán y Afganistán”, así como profundizar en la cooperación económica y comercial, y fortalecer los esfuerzos contra el terrorismo, citando específicamente el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental. En la era post 2001, China emergió como el mayor socio comercial de Afganistán. En 2006, un Comité Económico sino-afgano se estableció para mejorar el comercio bilateral y, en 2010, ambos gobiernos firmaron el Acuerdo Integral de Asociación Cooperativa para impulsar la cooperación económica y tecnológica. Posteriormente, en 2017, ambos gobiernos firmaron una serie de acuerdos de libre comercio aduanero y expandieron las relaciones del sector privado y la cooperación entre sus respectivas cámaras de comercio. Afganistán parece encajar bien en el cinturón de la Ruta del Sur, que empieza en China y continúa hacia el sudeste asiático, el sur de Asia y el Océano Índico. Bajo este marco de actuación, son tres los proyectos en los que ambos países se han visto envueltos: El proyecto ferroviario 5 naciones, que conecta China y Afganistán a través del Puerto de Sherkhan. El 3º Corredor del Plan Ferroviario Nacional de Afganistán. La Ruta de la Seda Digital. Afganistán le ofrece a Pekín el camino más corto para llegar a Oriente Medio y África, donde China ha mostrado un gran interés en los últimos años. También le permite al sur de Asia la ruta de tránsito más corta hacia Asia Central, Rusia y Europa, a través del Cáucaso”.

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