Tras la disposición de casi anular la adquisición de divisas con el cepo que restringe a solo 100 dólares por mes la compra en efectivo y 200 dólares la compra con destino a una cuenta bancaria, ahora el Banco Central también limitó la extracción de dólares en el exterior con tarjeta, a solo 50 dólares por operación, además de no poder convertirse los pesos a dólares y solo poder extraerse las divisas que previamente se encuentren en una cuenta en moneda extranjera.
Si bien podrán realizarse varias operaciones de 50 dólares por día, al bajar el límite a solo 50, se desalienta completamente la extracción, ya que las comisiones bancarias en cada operación en el extranjero resultan muy altas.
Al mismo tiempo, se anulan otros recursos que muchos usaban para hacerse de dólares en el exterior:
1) Compra de fichas para juegos de azar y apuestas.
2) Recarga de billeteras virtuales (proveedores de servicios de pago) como Paypal.
3) Transferencias a cuentas de inversión.
4) Operaciones cambiarias en el exterior con tarjeta.
5) Compra de criptoactivos como bitcoin.
De esta forma, el cepo al dólar se vuelve casi completo. Paradójicamente, el proyecto político que hizo de la libre compraventa de dólares una de sus principales banderas para acceder al Gobierno en 2015, se retira cuatro años más tarde con un cepo mucho peor que el que encontró (que permitía comprar de acuerdo a los ingresos declarados de cada uno). La respuesta debe encontrarse en que nunca solucionó la causa de la falta estructural de dólares de la economía: la llamada “restricción externa”, que sólo podía resolverse de manera genuina aumentando la exportación con productos con mayor agregado. La falsa solución fue endeudarse en dólares para poder vender libremente la divisa. Cuando el escandaloso endeudamiento ya no se pudo sostener y nadie le prestó más a la Argentina, no quedó otra alternativa que poner un cepo mucho más duro que el que inicialmente se encontró. Hoy tenemos un país mucho peor: sin dólares y además ultra endeudado.