Sindicatos sistémicos al servicio del reinado plutocrático mundial – Por Juan Manuel de Prada

Por Juan Manuel de Prada*

Hay gentes ingenuas a las que escandaliza que los sindicatos desfilen al lado de nuestros gobernantes en la manifestación del Día del Trabajo, y que hagan proselitismo partidista del modo más despepitado. Supongo que a estas gentes ingenuas también les escandalizaría saber que los niños no vienen de París.

Las gentes medianamente ingenuas, para explicarse este contubernio aberrante, se conforman con afirmar que nuestros sindicatos son meros apéndices de los partidos de izquierda, encargados de pastorear a los obreros hacia su redil ideológico. Y, ciertamente, los sindicatos actúan a modo de ‘delegados’ de los partidos, cuyas burocracias corruptas reproducen. Pero, siendo ‘sindicatos de partido’, lo cierto es que este contubernio descarado no basta para explicar su más íntima naturaleza. Ni

siquiera basta para explicarla calificarlos como ‘órganos de Estado’ que sin duda son, herederos del sindicato único franquista (cuyo ingente patrimonio inmobiliario se repartieron por todo el morro). Esta condición de ‘órganos de Estado’ la prueba su financiación a cargo del erario público; pero también que posean poderes normativos sobre los trabajadores no afiliados (la inmensa mayoría).

Pero los sindicatos actuales no son tan sólo organizaciones de partido u órganos de Estado, sino sobre todo agentes sistémicos al servicio del reinado plutocrático mundial. Del mismo modo que la izquierda caniche tiene como objeto principalísimo (junto a la corrupción moral de los pueblos) la destrucción de las economías nacionales, los sindicatos han recibido la encomienda de adormecer a los trabajadores con morfinas varias, mientras el reinado plutocrático extiende su gangrena. Nunca habría sido posible en España la imposición del despido libre que se acuerda en los Pactos de la Moncloa sin la aceptación de los sindicatos. Tampoco el expolio de las empresas públicas que aseguraban el suministro de bienes de primera necesidad. Ni la reconversión industrial, ni la devastación de nuestra agricultura y ganadería, ni la deslocalización de empresas. Nunca habría sido tampoco posible la paralización de nuestra economía perpetrada con la excusa del coronavirus (que ha provocado la ruina de decenas de miles de empresas y multiplicado los beneficios de los grandes conglomerados transnacionales) sin la aceptación de los sindicatos. Y sin la aceptación de los sindicatos tampoco sería posible el cínicamente llamado ‘plan de recuperación de España’ que destinará millonadas a sufragar la ‘transición ecológica’ y la ‘igualdad de género’ (o sea, a fomentar todo tipo de corruptelas clientelares que utilicen el espantajo ideológico progresista), dejando que la agónica economía productiva perezca definitivamente.

El desmantelamiento de la economía nacional y la depauperación del trabajo no habrían sido ni siquiera concebibles, en fin, sin la aportación medular de los sindicatos, que desde luego merecen desfilar al lado de los fantasmones de la izquierda caniche, cogiditos de la mano.


*Juan Manuel de Prada es escritor, crítico literario y articulista español