Rusia acusó a EEUU de intentar una “revolución de colores” en Cuba y cuestionó la hipocresía norteamericana

El Gobierno de Vladimir Putin exigió terminar la injerencia estadounidense en los asuntos internos de Cuba, luego de las protestas ocurridas en La Habana y otras localidades de la isla. “Se exige solo una cosa a Estados Unidos y sus acólitos: que no se inmiscuyan en los asuntos de los países soberanos”, dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, quien advirtió sobre los intentos de Washington de desatar una ‘revolución de colores’ en Cuba. “Que sean los propios cubanos, el Gobierno y la población, los que decidan su futuro”, enfatizó.

La portavoz oficial del gobierno ruso expresó que “si los estadounidenses realmente están preocupados por la situación humanitaria en Cuba y quieren ayudar a los ciudadanos de a pie, deben levantar el bloqueo, condenado por el mundo entero”.

Zajárova explicó la metodología usada por Washington para desatar una ‘revolución de colores’ en Cuba, como lo ha hecho ya años anteriores en países de Medio Oriente y Europa del Este: “Primero imponen sanciones, luego generan o crean artificialmente problemas que agravan la situación económica y social. Provocan tensiones y encienden los sentimientos antigobierno y cuando se alcanza la masa crítica culpan al Gobierno. Le ponen etiquetas, desacreditan su gestión y así llevan la situación al límite. Este mismo algoritmo están tratando de usar en Cuba”, consignó.

Esta estrategia estadounidense, explicó la funcionaria, ha venido siendo aplicada para “incitar revoluciones de colores contra Gobiernos incómodos”.

Zajárova cuestionó a Washington su hipocresía y doble vara recordando que las autoridades estadounidenses reprimieron y desataron una caza de los manifestantes que participaron en las protestas del 6 de enero en el Capitolio, acusándoles incluso de terrorismo por tener ideas políticas diferentes.

Se conoce como “revoluciones de colores” a una serie de procesos que terminaron derrocando gobiernos en Europa del Este (Ucrania, Georgia, Bielorrusia) y luego en Medio Oriente (Líbano, Túnez, Irak, Kuwait, Egipto), con base en movilizaciones sociales, especialmente de jóvenes, organizados a través de redes sociales, pero con incidencia de ONG`s extranjeras ligadas a servicios de inteligencia de potencias occidentales, como la Open Society Foundations, Amnesty, USAID o la National Endowment for Democracy. El mecanismo es a su vez promovido por cadenas internacionales de noticias y artistas influyentes, cercanos al poder norteamericano. Dichos procesos siempre tuvieron como objeto a gobiernos díscolos con los EEUU y la geopolítica de la OTAN.

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