El cierre de diez de las 264 sucursales ocurre como parte de un plan de ajuste de la empresa, propiedad del Grupo Megatone, debido a la fuerte caída de rentabilidad por el descenso de ventas y el aumento de las tarifas de electricidad y agua.
Según informó el diario BAE, la empresa cerró los locales ubicados en Callao y Corrientes (Ciudad de Buenos Aires); Mercedes, Saladillo, Pehuajó, Bragado, Chivilcoy y Trenque Lauquén, en la provincia de Buenos Aires, además de Neuquén; Famaillá y Banda del río Salí, en Tucumán, entre otros.
Como viene ocurriendo durante la era Macri, los trabajadores se enteraron del cierre cuando fueron a cumplir su día laboral y encontraron las persianas bajas y carteles pegados en los vidrios que anunciaban el cierre de la sucursal.
Una realidad muy diferente a aquella de 2015 cuando invertía varios millones para abrir más locales: