Desde antes de la asunción de Macri se sabía que sus intenciones incluían conducir a la Argentina a un acuerdo de libre comercio con EEUU. “Tenemos que volver al mundo” repetía como un mantra. “El mundo” para la derecha neoliberal es EEUU. Y “volver” a EEUU no es reentablar relaciones, porque nunca se cortaron (una buena parte de las más grandes empresas en Argentina son norteamericanas y el intercambio comercial entre ambos países nunca disminuyó), “volver” a los EEUU significa volver a estar alineados geopolíticamente. Por eso Macri hizo los deberes de la agenda norteamericana desde la misma campaña electoral saliendo a condenar a Venezuela por cuestiones de “derechos humanos”. No importa que EEUU los viole sistemáticamente en cárceles clandestinas de la CIA o en Guantánamo, importa Venezuela porque allí están los intereses petroleros norteamericanos.
Ya el 8 de diciembre de 2015, la canciller Susana Malcorra había dicho que “el ALCA no es mala palabra”, haciendo un nuevo guiño hacia los EEUU y sus históricos proyectos de libre comercio.
El 23 de febrero de 2016 el Secretario de Comercio de la Argentina, Miguel Braun, declaró abiertamente la intención de formar parte del Acuerdo Transpacífico (TPP) que propone EEUU. En conferencia en el Atlantic Council, frente al comentario de su interlocutor quien le consultó: “¿El nuevo Gobierno del presidente Mauricio Macri quiere abrirse a socios estratégicos como EEUU, con iniciativas como el intento de pasar a formar parte del Tratado de Cooperación Transpacífico (TPP)?”, Braun respondió: “Esperamos ser parte de ese tratado tarde o temprano, pero entendemos que llevará tiempo”.
Obviamente lleva tiempo introducir a la Argentina en el TPP porque tiene incompatibilidades con las reglamentaciones del actual Mercosur en el que Brasil tampoco tiene intenciones de participar. Por lo menos mientras gobierne el PT, de ahí el apuro por derrocar a Dilma y encarcelar a Lula.
Con la llegada de Obama, éste fue el tema principal de conversación en la Casa Rosada. Macri dijo luego al ser consultado: “primero se debe fortalecer el Mercosur para después poder hacer un acuerdo más amplio”, en donde “fortalecer” debe traducirse como “liberalizar”. Obama afirmó: “En comercio ya hemos organizado un grupo de trabajo para que identifiquen las áreas donde hay barreras que han impedido el progreso en nuestra relación. Estaremos elaborando un acuerdo de libre comercio quizás hacia el final de ese proceso”.
¿Qué es el TTP (Acuerdo Transpacífico)?
Los actuales tratados de libre comercio que propone EEUU, como el TTIP y el TISA con la Unión Europea, vienen desarrollándose en secreto, pero algunos detalles se han conocido gracias a Wikileaks y están siendo repudiados en todo el mundo. ¿Por qué? sencillamente porque pocas industrias pueden competir “libremente” en igualdad de condiciones (sin aranceles) con las de EEUU. Para Chile es más sencillo porque vive de la exportación del cobre y casi no tiene industrias. No es la situación de Argentina y Brasil quienes se verían muy perjudicados ya que disponen de complejos industriales como los automotrices, textiles, metalúrgicos, petroquímicos, plásticos, etc. Esto fue lo que llevó a Néstor Kirchner y a Lula da Silva a frenar el ALCA en 2005 en Mar del Plata frente a un incómodo Bush quien tuvo que ver además cómo le organizaban un masivo acto político en su contra con discursos de Evo Morales y Hugo Chávez. La negativa Argentina a entablar negociaciones por un acuerdo de libre comercio también es parte de las críticas de Obama a Cristina: “sus políticas de gobierno eran siempre antiestadounidenses”, dijo.
La tríada TPP-TISA-TTIP constituye el armado comercial y geopolítico de EEUU para oponerse globalmente a los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica). El TPP incluye a Estados Unidos, Australia, Canadá, Chile, México, Perú, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur, Brunei y Vietnam, que juntas suman el 40% de la economía global.
Los peligros concretos de estos acuerdos para los países que los constituyen son:
1-Los Estados Nacionales no podrán generar legislaciones que limiten las ganancias de las corporaciones multinacionales inversoras.
2-Paritarias por productividad y no por inflación (desventajoso para los trabajadores).
3-Destrucción de la industria local por imposibilidad de competir en escala y tecnología con sus pares norteamericanas, con el consecuente aumento del desempleo y pobreza.
4-Fin de la posibilidad de medicamentos genéricos por prioridad de patentes internacionales de medicamentos. “Elevará el precio de los medicamentos para millones de personas al extender innecesariamente monopolios y retrasar aún más la competencia de genéricos para bajar los precios”, según Médicos Sin Fronteras.
5-Establecen normas contra las regulaciones estatales que restringen el tamaño y la forma de los mercados (normas antimonopólicas), y aquellas que discriminan a las empresas extranjeras (normas que pudieran favorecer a empresas nacionales).
6-Se eliminan todas las barreras al comercio, incluidas las leyes que garantizan la seguridad alimentaria, la protección de la agricultura y la privacidad de la información de los ciudadanos.
7-“Arbitraje de diferencias inversor-Estado”: las empresas de capital extranjero se sitúan al mismo nivel que los gobiernos soberanos y dirimen con ellos los conflictos como iguales en tribunales internacionales.
Como se ve, con un acuerdo de esta naturaleza, los Estados Nacionales prácticamente dejan de existir frente a las corporaciones globales, ya que quedan completamente maniatados para ponerles límite y solo permanecen como agentes para resguardar sus intereses, reprimiendo protestas molestas y asegurándoles salarios bajos para los trabajadores.