Por Alfredo Jalife Rahme
El Pentágono publicó su controvertido reporte Estrategia de Defensa en el Espacio, al unísono del anuncio por Trump de una nueva Fuerza Espacial (United States Space Force). Ambos militarizan al espacio como “nuevo campo de batalla” para así “dominar” a Rusia, China, Irán y Corea del Norte. China y Rusia, que abogan por el uso pacífico del espacio, criticaron el reporte.
Trump instruyó el 15 de junio pasado al Pentágono para crear una Fuerza Espacial como sexta rama del Ejército de EEUU (USSF, por sus siglas en inglés), que se agrega a la Fuerza Aérea, a la Marina, al Ejército de Tierra, a los Marines y a la Guardia Nacional.
Trump señaló que “para defender a EEUU no basta con tener presencia en el espacio, debemos tener el dominio del espacio” y agregó que “el espacio es un dominio de guerra como la tierra,el aire y el mar”.
El pretexto de Trump yace en que China y Rusia no se adelanten en la carrera en el espacio, especialmente de que Pekín es ya el primer país en haber alunizado en la parte oscura de la luna.
A propósito, el mismo mes de junio, el Departamento de Defensa de EEUU publicó su Estrategia de Defensa en el Espacio.
El Pentágono alude la existencia de un “nuevo ambiente estratégico” que se caracteriza por una “competencia de las grandes potencias”, por lo que el “espacio es un componente indispensable del poder militar de EEUU” que es “fundamental para establecer y mantener la superioridad militar en todos los dominios y así avanzar la seguridad global de EEUU y la prosperidad económica”.
Para el Pentágono, “China y Rusia ostentan la mayor amenaza estratégica debido a su desarrollo, a sus pruebas y a su despliegue de capacidades en el espacio”.
El reporte abulta que “China y Rusia han militarizado el espacio como medios para reducir la efectividad militar de EEUU y así desafiar la libertad de operación de Washington en el espacio”.
Evidencia que los “rápidos incrementos en las actividades del espacio comercial internacional en el mundo se suman a la complejidad del ambiente en el espacio”, lo cual no es nada distinto a similares actividades en la tierra y en el mar, pero con diferentes características.
Según el Reporte, las “actividades comerciales en el espacio proveen beneficios nacionales y de Seguridad del Hogar (Homeland Security) con nuevas tecnologías y servicios creando nuevas oportunidades económicas en los mercados establecidos y emergentes”, lo que no obsta para la “creación de desafíos para proteger la critica tecnología,garantizar la seguridad operativa y mantener las ventajas estratégicas”.
El reporte de marras, no soslaya su vinculación con dos reportes de 2018:
- La Estrategia Nacional para el Espacio (NSfS, por sus siglas en inglés); y
- La Estrategia de Defensa Nacional (NDS, por sus siglas en inglés).
En forma más puntual, la reciente Estrategia de Defensa en el Espacio aduce que “el espacio es una fuente y un conducto para el poder nacional, la prosperidad y el prestigio”, por lo que “ha remergido como la arena central de la competencia de las grandes potencias, primordialmente con China y Rusia”.
Juzga que “más que cualquier otro país, EEUU depende de sus capacidades colocadas en el espacio para proyectar y emplear su poder a escala global“, ya que “permite la forma de vida y la forma de guerra de EEUU”.
En su rubro de Amenazas, Desafíos y Oportunidades coloca a China y a Rusia como sus “amenazas mas inmediatas y serias a las operaciones de EEUU en el espacio”, sin dejar de citar las “crecientes amenazas de Corea del Norte e Irán”.
La Estrategia de Defensa en el Espacio abulta las “intenciones y capacidades estratégicas de China y Rusia” que “han analizado las dependencias de EEUU en el espacio” y “han desarrollado doctrinas, organizaciones y capacidades diseñadas específicamente para disputar o negar el acceso y las operaciones de EEUU” en el espacio.
Alude que el uso del espacio por Rusia y China “se ha expandido en forma significativa” ya que “ambos países consideran el acceso del espacio como componentes críticos de sus estrategias nacionales y militares”, a grado tal, a su juicio, de que “han militarizado el espacio como una forma de disuadir y contrarrestar una posible intervención de EEUU durante un posible conflicto militar regional”.
La idea central del Pentágono arguye que “incrementará su capacidad de poder en el espacio en los próximos 10 años” y jerarquiza sus “cuatro líneas de esfuerzo”:
- Edificar una ventaja militar integral en el espacio.
- Integrar el poder militar en el espacio en operaciones nacionales, conjuntas y combinadas.
- Configurar el ambiente estratégico y;
- Cooperar con aliados, socios, industria y otros departamentos y agencias del gobierno de EEUU.
En paralelo al reporte de marras, el pugnaz secretario del Pentágono, Mark Esper —quien, por cierto, no repetirá como secretario en un escenario de reelección de Trump—, ha llegado a aseverar que “Rusia y China poseen satélites mortales” y que, además, “buscan explotar el ciberespacio para socavar la seguridad de EEUU sin tener que confrontar su superioridad convencional en un entorno incremental de ‘zona gris’ de compromiso que nos mantiene en un estado perpetuo de competencia”.
Cual su costumbre, el complejo militar-industrial de EEUU exagera las “amenazas de Rusia y China” con el fin de incrementar el gasto fiscal de la militarización en el espacio por el Pentágono.
Cabe señalar que la Estrategia de Defensa en el Espacio transgrede el Tratado del Espacio Ultraterrestre firmado por más de 100 países, incluido EEUU”.
Tanto Vladímir Putin de Rusia —por cierto, nominado al Premio Nobel de la Paz 2021— como la Cancillería china han fustigado vehementemente la militarización espacial por EEUU.
En su cobertura propagandística, la Estrategia de Defensa en el Espacio exhorta a “informar a las audiencias publicas e internacionales de las crecientes amenazas de los adversarios en el espacio”, así como “promover parámetros y normas de conducta en el espacio favorables a EEUU”.
No podía faltar su nada velada panoplia propagandística quetan buenos resultados la he concedido en otras guerras y hasta en la justificación descabellada del lanzamiento de sus dos bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki supuestamente para disminuir en forma samaritana el número de victimas en Japón, cuando en realidad, de acuerdo a los archivos desclasificados que fueron plasmados en el libro La decisión de usar la bomba atómica por Gar Alperovitz —historiador y economista estadunidense, además de becario del King’s College, de Cambridge— el hasta ahora único holocausto nuclear de la historia de la humanidad tuvo como verdadero motivo impedir que la URSS invadiese el archipiélago nipón, en revancha a la invasión de Japón a la Rusia zarista en 1904.
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