La Ciencia Argentina colocó con éxito el satélite Saocom 1B en el espacio. El orgullo de científicos de CONAE, INVAP, universidades y sector privado nacional

La ciencia argentina colocó su octavo satélite en el espacio. Este domingo, y luego de distintas postergaciones, se realizó el lanzamiento del SAOCOM 1B abordo del cohete Falcon 9, de la empresa Space X, desde el Centro Espacial Kennedy, Cabo Cañaveral, Florida, Estados Unidos. Un logro para la Argentina, que se sigue ubicando entre los 10 países del mundo que manejan esta tecnología y un éxito para un proyecto de 26 años de investigación científica. Los dos satélites Saocom fueron desarrollados y fabricados por la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) y el Invap, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el laboratorio GEMA de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y 80 empresas del sector espacial nacional.

El proyecto Saocom ofrece soluciones a problemáticas locales no resueltas con información de otros satélites, a partir de investigaciones y requerimientos hechos por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional del Agua (INA). Saocom 1B, es un satélite hermano del lanzado en 2018, y servirá para medir “la humedad del suelo” con aplicaciones en la agricultura de precisión y tendrá “aplicaciones en emergencias como la detección de derrame de hidrocarburos en el mar y hacer un seguimiento de la cobertura de agua durante inundaciones”.

Un equipo de 18 ingenieros aeroespaciales argentinos se encuentra en Cabo Cañaveral, mientras que otros equipos harán el seguimiento desde Córdoba, Buenos Aires y Bariloche.

Desde la Conae, explicaron: “existen muy pocos satélites con una antena radar en Banda L, y la Banda está asociada al tamaño, quiere decir que hay muy pocos satélites con una antena del tamaño de la de los Saocom [siete paneles formados por un conjunto de 20 miniantenas] no sólo podemos tener imágenes de la superficie, sino de lo que está por debajo hasta dos metros de profundidad de acuerdo a las condiciones del suelo”.

El satélite se ubicará a 600 km de altura y a 180 grados de distancia del Saocom 1A, lo que permitirá una mayor frecuencia de revisita, recorriendo cada órbita en 88 minutos. Podrá tomar 225 imágenes diarias, pasando sobre ambos polos del planeta. El Saocom 1B y el 1A son el quinto y el sexto satélite, respectivamente, de observación de la tierra de la Conae, que suceden al SAC-B (1996), SAC-A (1998), SAC-C (2000) y SAC-D (2011). “En todo este camino hubo también una evolución tecnológica porque con cada misión íbamos ganando en complejidad, en compromiso y en integración nacional de partes. En los primeros satélites tuvimos que recibir, en el marco de la cooperación internacional, los paneles solares. En el SAC-C, parte de la construcción de los paneles solares se hizo en el país, y para el SAC-D Aquarius y el Saocom se hicieron completos acá a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)”, explica el gerente de Proyectos Satelitales de Conae, Fernando Hisas. “El lanzamiento del Saocom 1B lo veo como el fin de una etapa en mi vida. Lo vi nacer y lo vi realizarse, y con mis 63 años no veo que vaya a protagonizar el Saocom 2, y está muy bien que así sea”, expresó Hisas.

“Como grupo de operaciones, desde Córdoba ya vivimos el lanzamiento del Saocom1A y fue una experiencia increíble. Pertenecer a esta misión, en este momento que tendremos dos satélites argentinos operativos, de estas características, es un orgullo”, explicó Florencia Bene, coordinadora de Operación de la Misión.

Por su parte, Adrián Orellano, responsable del Instrumento Radar de Apertura Sintética (SAR) de la Misión Saocom sostuvo: “estos días se viven con muchísima emoción, mucha adrenalina. A pesar de que hay una sensación de finalización o desenlace de tantos años de trabajo, es también el nacimiento del SAOCOM 1B. Eso representa nuevos desafíos”.

Alrededor de 900 científicos argentinos han participado desde 1994 para la finalización del proyecto, manteniendo a la Argentina entre los 10 países del mundo con capacidad espacial satelital.