Histórica toma del Congreso contra la certificación de un deslegitimado Joe Biden. EEUU al borde de su guerra civil. Trump: “Estas cosas suceden cuando una victoria electoral es despojada a los patriotas”

El caos se adueñó de Washington DC al iniciarse la sesión del Congreso de EEUU para certificar a Joe Biden como “presidente electo”. El edificio del Senado debió ser evacuado, luego de que manifestantes tomaran las instalaciones y los legisladores norteamericanos tuvieran que arrastrarse por el piso y entre sus asientos buscando una salida.

En la inquietante escena, se pudo ver a miembros del servicio secreto bloqueando con un mueble la entrada de manifestantes al recinto y apuntando con sus armas a las personas. El vicepresidente Mike Pence debió ser evacuado por un sistema de túneles. Las oficinas de varios legisladores terminaron también siendo tomadas, como la de la líder demócrata, Nancy Pelosi. Se reportaron 4 personas fallecidas en el contexto de la caótica protesta, entre acusaciones de zonas liberadas y posibles infiltrados.

El presidente Donald Trump, que venía siendo censurado por la red social Twitter, terminó con su cuenta oficial directamente bloqueada. También la red social Facebook bloqueó la cuenta oficial del presidente: “Hemos evaluado dos infracciones a la política de la página del presidente Trump, que resultarán en un bloqueo de funciones de 24 horas”. En los twitts censurados, Trump pedía a los manifestantes que no ataquen a la Policía y que se comporten de manera pacífica. La “libertad de expresión”, bien gracias. Si así le impiden comunicarse al presidente de la primera potencia mundial, de ahí para abajo, queda más que claro que la mentada “libertad de expresión” como valor de la “democracia” nunca fue más que una quimera.

El twitt que generó la furia de la red social decía: “Estas cosas suceden cuando una victoria electoral sagrada y aplastante es despojada de manera brutal a los patriotas que han sido mal e injustamente tratados durante tanto tiempo. Vayan a casa con amor y en paz. ¡Recuerden este día para siempre!”

Desde el 3 de noviembre, el presidente norteamericano viene denunciando un fraude electoral, sin embargo, la “primera democracia del mundo” nunca aceptó revisar los conteos y las certificaciones de los votos, y el propio sistema judicial se encargó de desestimar todas las presentaciones de pruebas y testigos.

La alcaldesa de Washington, Murial Browser, declaró un toque de queda desde las seis de la tarde a las seis de la mañana, lo que permitió al Senado reanudar su sesión.

“Estoy consternado por el comportamiento imprudente de algunos líderes políticos y por la falta de respeto mostrado por nuestras instituciones, nuestras tradiciones y nuestra aplicación de la ley. Así es como los resultados de las elecciones se resuelven en una república bananera, no en nuestra democracia”, expresó el ex presidente George W. Bush, alineado con Joe Biden.

“La historia recordará con justicia la violencia ocurrida en el Capitolio, incitada por un presidente en funciones que ha seguido mintiendo sin fundamento sobre el resultado de una elección legítima, como un momento de gran deshonor y vergüenza para nuestra nación”, opinó por su parte el ex presidente Barack Obama.

Dirigentes políticos opositores a Trump salieron a acusarlo de intentar un golpe de Estado, lo que preanuncia la intención del Establishment norteamericano de enjuiciar y encarcelar al actual presidente una vez que termine su mandato. Joe Biden salió a denunciar sedición, adelantando la jugada: “nuestra democracia está bajo un ataque sin precedentes”.

El propio vicepresidente de Trump, Mike Pence, se encargó de anunciar por sus redes sociales cómo se lavaba las manos de las acusaciones de fraude:

Como durante buena todo su mandato, el Establishment norteamericano, el “Estado Profundo”, se alineó contra Trump, independientemente de su signo partidario, demostrando el connubio histórico entre los partidos Demócrata y Republicano. Sin embargo, con alrededor de 75 millones de votos, Donald Trump representa evidentemente a una mitad de los norteamericanos que rechazan el tradicional bipartidismo, lo que abre un futuro incierto para el sistema político de ese país.

EEUU es hoy por hoy por lo menos dos países en uno: las costas progresistas y el interior profundo, conservador y religioso. Ambas culturas se hayan hoy en extremos opuestos en el modo de comprender el mundo y la vida. En palabras del filósofo Alexander Dugin, retomando la geopolítica clásica de Halford John Mackinder, se trata de la civilización del mar contra la civilización de la tierra.

Con pueblos enfrentados en su interior, agobiado por una deuda impagable, con un histórico desempleo, sufriendo la desindustrialización propia del globalismo y los nuevos paradigmas tecnológicos y con un creciente costo, también impagable, de su estructura militar desplegada en cientos de bases militares en todo el mundo, EEUU se enfrenta en los próximos años a su posible desintegración y los signos de una también posible guerra civil ya empiezan a observarse de manera cada vez más notoria.

Algunas imágenes de una jornada histórica:

 

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