Por Alfredo Jalife Rahme
Después del COVID-19, el Reino Unido (con sus ex primer ministros ‘socialistas’ Gordon Brown y Tony Blair, y el príncipe de Gales), el Foro Económico Mundial de Davos, la Fundación Bill & Melinda Gates y el grupo público/privado GAVI proponen la instauración de un gobierno mundial desde sus plataformas del G20, las vacunas y el Gran Reset de Davos.
GAVI —The Global Alliance for Vaccines and Immunization, que fue cambiado a The Vaccines Alliance— es un organismo público-privado del estilo de los que promovió el Banco Mundial en la fase paroxística de la globalización financierista con el fin de ir capturando paulatinamente las empresas estatales de los Gobiernos ingenuos que caían en las trampas de las asociaciones privadas.
El objetivo de GAVI, con sede en Ginebra, suena de lo más samaritano y ‘filantrópico’ —el epíteto de moda para los criminales globalistas con el que encubren sus fechorías, tipo George Soros, Michael Bloomberg y Bill Gates; hasta el pedófilo Jeffrey Epstein fue catalogado de ‘filántropo’— para incrementar la inmunización en los países ‘pobres’, en especial de África, que contempla inmunizar a 300 millones de niños y así salvar ocho millones de vidas a un costo de 7.400 millones de dólares.
Entre los asociados de GAVI figuran la hoy muy cuestionada OMS, el Banco Mundial, la Fundación Bill & Melinda Gates, otros ‘filántropos privados’, así como la inmaculada Unicef.
El hoy vilipendiado Bill Gates ha tomado un papel muy protagónico debido, en gran medida, a sus donativos mediante su fundación que comparte con su esposa Melinda, que ascendieron a 1.560 millones de dólares de 2016 a 2020.
Los cinco países industrializados donantes del GAVI son: Alemania, Canadá, Noruega, el Reino Unido y EEUU, coincidentemente, los principales miembros de la OTAN. ¿Es GAVI una excrecencia ‘médica’ de la OTAN?
Por cierto, Melinda Gates, durante la Cumbre Virtual de la Filantropía de Forbes, acaba de formular una propuesta racista en contra de los blancos diciendo que “los afro y los indígenas deben acceder primero a la vacuna”.
El actual mandamás de GAVI es un asiduo asistente al Foro Económico Mundial de Davos, el epidemiólogo Seth Berkley, quien sustituyó al británico Julian Lob Levitt quien renunció por circunstancias extrañas.
Por cierto, Berkley fue director asociado de asuntos de salud de la Fundación Rockefeller y es miembro del muy influyente Council on Foreign Relations.
GAVI es el clásico ejemplo de una excelsa idea que es mancillada por sus proponentes debido a su pasado macabro y a su agenda escatológica del presente y el futuro.
Llama poderosamente la atención que dos potencias geoestratégicas de la talla de Rusia y China no participen en tan ‘noble’ misión y EEUU se esté zafando.
Los donativos ‘filantrópicos’ de Bill Gates han dejado trémulos a quienes han seguido su polémica trayectoria cuando acaba de abandonar la jefatura de Microsoft: que ostenta un valor de capitalización de mercado de 1,52 billones de dólares —un poco menos que el PIB de Corea del Sur y un poco más que el PIB de España y México cada uno—, cuyos cuatro principales propietarios son The Vanguard Group Inc. (7.95%); BlackRock (4.58%) ;SSgA Funds Inc. (4.15%) y Fidelity Management (2.93%).
Según Forbes, la fortuna personal del globalista Bill Gates asciende a 109.000 millones de dólares.
Como si lo anterior fuera poco, Bill Gates ha sido puesto en la picota por haber copatrocinado con su fundación el controvertido Event 201 con Johns Hopkins Center for Health Security y el Foro Económico Mundial de Davos: “un ejercicio pandémico (sic) de alto nivel, el 18 de octubre de 2019 en Nueva York” con el fin de “disminuir las consecuencias socioeconómicas de gran escala”.
Como que el Event 201 fue demasiado premonitorio cuando un mes después surgió el COVID-19 en Wuhan, China.
Perturba el súbito amor de Bill Gates, que no es médico y no concluyó su carrera de derecho, por la salud global, en particular, de la infancia
Uno de los aviesos fines confesos de Gates con la vacunación masiva es “reducir el crecimiento de la población”, por lo que ha sido tildado de ‘genocida’ por sus adversarios. Nada menos que el activista Robert F. Kennedy Jr., fustigó a Bill Gates de “conducir una experimentación global medica y social” con la OMS.
Dejo de lado las fallidas campañas de vacunas de Gates en África.
Por cierto, la legisladora italiana Sara Cunial exigió en su parlamento la detención de Bill Gates por “crímenes contra la humanidad”.
Una reciente Cumbre Global de Vacunas, apadrinada por el Reino Unido, en la que participaron la Fundación Bill & Melinda Gates, GAVI, la OMS y Unicef, donde llamó la atención que no acudiera EEUU, recaudó casi 9.000 millones de dólares.
A propósito, los globalistas del Foro Económico Mundial de Davos han lanzado el programa para enero de 2021 bautizado el “Gran Reset” que será una doble cumbre, presencial y virtual, con la participación de la “red global de 400 ciudades en el mundo”, donde abundarán los “hacedores globales de las comunidades”: un proyecto añejo de 9 años de su mandamás, el suizo Klaus Schwab, con el fin de entablar “un diálogo encabezado por generaciones más jóvenes”.
Asombra el notable sello ‘británico’ que enarbola GAVI, donde descuellan los ex primer ministros ‘socialistas’ Gordon Brown y Tony Blair, así como el ‘conservador’ Boris Johnson y su interacción con el Foro Económico Mundial de Davos: la meca de los globalistas.
El ex primer ministro Gordon Brown —quien pervivió la grave crisis financiera de 2008, que llevó a la quiebra de Lehman Brothers, además de la grave recesión económica de la que el mundo todavía no salía cuando golpeó el COVID-19— en la reciente ‘cumbre virtual’ del G20 se desvivió por el proyecto GAVI y cuando, sin ocultarlo, proclamó la conveniencia de un “gobierno mundial”.
Sin tapujos, Brown apeló a un “gobierno mundial” para lidiar con el coronavirus. Más aún: urgió a los países miembros del G20 apoyar su plan contra el COVID-19 a un costo de 2,5 billones de dólares, un poco menos que el PIB del Reino Unido y Francia cada uno.
Gordon Brown fue más lejos y apoyó el controvertido proyecto ambiental del Green New Deal que requiere 7,4 billones de dólares, cifra que coincidentemente se encuentra “oculta en los paraísos fiscales sin pagar impuestos”.
El también ex primer ministro y ‘socialista’, pero globalista confeso, Tony Blair, no disimula su reclamo por un “gobierno mundial” llegando a pregonar, desde su polémico Instituto para el Cambio Global, “una mayor vigilancia tecnológica” cuyo “precio vale la pena pagar“.
De nueva cuenta aparece el sello británico que predomina en GAVI y en la operatividad globalista, ya que el Gran Reset del Foro Económico Mundial de Davos de 2021 fue anunciado por el príncipe de Gales y el suizo Klaus Schwab —gran aliado del megaespeculador y filántropo George Soros y miembro del grupo Bilderberg— cuyo objetivo se centrará en el cambio climático y la “descarbonización de la economía”, para así controlar la moralista “agenda verde” reseteada con el mismo modelo fallido del neoliberalismo global, ahora más ‘humanizado’, y con un nuevo lenguaje orwelliano de carácter ciberfármacoambientalista asentado en la controvertida “cuarta revolución industrial”.
El Reino Unido aún conserva su legendaria perfidia neocolonialista al empujar y patrocinar la convergencia de sus agendas de supervivencia en medio de su Brexit: desde el GAVI (y sus vacunas) y el Gran Reset, cuyo objetivo final conjunto es la instauración de un gobierno mundial bajo la financierista égida inglesa de la City.
¿Lo permitirán Rusia, la máxima superpotencia geoestratégica e hipersónica del planeta, y China, hoy la primera superpotencia geoeconómica, cuando se mide el PIB por el “poder adquisitivo [purchase power parity]“, sin contar su alunizaje en lado oculto de la Luna?
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