¿Final del paraíso neoliberal de EEUU? – Por Ricardo Vicente López

Por Ricardo Vicente López

Tal vez algunos de Uds., lectores amigos, recordará aquel viejo programa de la TV estadounidense: “La dimensión desconocida” («¿Qué no es posible…? Todo es posible en la dimensión desconocida»). Esa es una advertencia para no dejarse sorprender con lo inesperado y sorprendente que, tanto en el viejo programa como en la nota siguiente, puede asombrar por la información que va a recibir.

Primera reflexión: Las personas más inteligentes son aquellas que son capaces de adelantarse a los cambios… que saben abandonar un lugar en el momento indicado o quedarse si consideran que es lo oportuno. Se trata de personas críticas, con una fuerte personalidad, muy seguras de sí misma y con las ideas claras. Si recordamos, dentro del mundo de habla hispana, la novela Del ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha​ (1605), es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra, que se convirtió en un paradigma de la españolidad; como también el Gaucho Martin Fierro (1872) de José Hernández ha sido un paradigma de la argentinidad; permítame amigo lector, la osadía de colocar, en esta galería de personajes representativos de los EEUU a Homero Simpson (comienzos de 1980) como la figura emblemática. Si nos detenemos en las características del personaje central puede sorprender mi afirmación.

Preguntado su autor, Matt Groening, en una entrevista, contestó que su monigote [[1]] es una imagen, un poco caricaturesca [[2]], del hombre común americano: “encarna varios estereotipos de la clase obrera estadounidense: es muy poco reflexivo, grosero, incompetente, torpe, muchos tienen sobrepeso y abunda el alcoholismo”. Esto nos lleva a preguntarnos por qué una parte importante de nuestra clase media de América (central y sureña) siente una gran admiración por el modelo de vida del “Gran país del norte” (el american way of life). En gran parte, propongo yo, se debe al fuerte predominio de la prensa con sus diversas formas de ocultamiento de la verdad, de tergiversar, esconder, contar sólo una parte de la noticia de la vida diaria de los ciudadanos medios. Todo ello nos oculta la poca capacidad crítica que demuestran tener. Esto viene a cuento por lo que se puede leer en la siguiente publicación de una importante institución de investigadores del Canadá. Les propongo leer lo que la investigación ha recogido del estado político, cultural, socioeconómico de los EEUU, podemos así ver la otra cara de la situación actual de ese país.

«Según un artículo de la publicación canadiense Global Research (investigación mundial), 47,8 millones de estadounidenses viven bajo el umbral de la pobreza y deben utilizar los cupones de alimentación (SNAP por sus siglas en inglés), para satisfacer sus necesidades alimenticias, lo que se traduce en un aumento del 70 por ciento desde 2008, debido a la elevada tasa de desempleo y pobreza que se ha ensañado con las minorías latina y afroamericana (28,2 millones de personas, desde el inicio de la recesión en 2008, se inscribieron en el SNAP y unos 10 millones de niños viven en la pobreza extrema, según dicha publicación): Cifras que se elevarán a la  enésima potencia tras la inevitable entrada en recesión de la economía estadounidense en el 2023. Por otra parte, según el Pew Research Center (Centro de Investigaciones Pew es un think tank [centro de estudios] con sede en Washington DC que brinda información sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan a los Estados Unidos y el mundo). La clase media (con unos ingresos anuales de $73.400) ya no son el segmento poblacional dominante en la sociedad estadounidense actual al sufrir una lenta pero progresiva caída en las últimas 4 décadas. Así, según el Pew, en 1971, la clase media representaba el 61% de la población (unos 80 millones de habitantes) mientras que en la actualidad no alcanzaría ese nivel del 50% (49,9%).

Conviene resaltar que entre los “perdedores de la crisis”, además de afroamericanos y latinos, aparecen por primera vez jóvenes universitarios endeudados y adultos blancos de más de 45 años sin estudios universitarios y con empleos de bajo valor añadido. Éstos, tras quedar enrolados en las filas de los desocupados, han terminado sumidos en un círculo explosivo de depresión, alcoholismo, drogadicción y suicidio tras ver esfumarse el cuento del “sueño americano”. Una de cuyas consecuencias es, como efecto colateral, la desafección de dichos segmentos de población blanca respecto del establishment tradicional demócrata y republicano.

Tras su victoria electoral, Biden habría intentado la Reedición del “New Deal” [[3]] implementado por Franklin D. Roosevelt (1933-1938) y que incluyó medidas keynesianas como bálsamo ante la crisis económica, tales como el Incremento de las Obras Públicas para revitalizar las obsoletas infraestructuras de EEUU, la implementación del Tren de Alta Velocidad para pasajeros y mercancías, sustitución de las energías fósiles por nuevas energías renovables, programas de especialización de obreros en paro, viviendas y ayudas a zonas afectadas por la depresión económica, subida del salario mínimo, de la prestación de desempleo aunado con una importante reducción de impuestos a las clases medias para favorecer el consumo interno (uno de los tradicionales motores de la economía de EEUU ya que representa más de la mitad del PIB del país) y el llamado Impuesto Buffet [[4]] para las grandes fortunas, medidas que simbolizarían la llegada de la utopía al EEUU del post coronavirus.

Sin embargo, la agresiva subida de tipos de la Fed definida por una brutal inflación cercana a los 2 dígitos, está provocando que los grandes inversores sientan, por primera vez, el mal de la altura que les llevará a reducir su exposición al riesgo con el consecuente efecto bajista en las cotizaciones de las acciones y subsiguiente revalorización de la Deuda soberana (bono norteamericano), de lo que sería un serio aviso el hecho de que el miedo en los parqués rondaría porcentajes alarmantes.

Así, la desbocada inflación en EEUU (tasa interanual del 8,6 % en Mayo, la mayor en 40 años), forzará a la Fed a acelerar la subida de tipos de interés del dólar en el 2022 hasta alcanzar el 3,5 %, haciendo que los inversionistas se distancien de los activos de renta variable y que los bajistas se alcen con el timón de la nave bursátil mundial. Esto permitirá recodar la máxima del economista canadiense John Kenneth Galbraith (1908-2006): “Llegará el día en que el mercado descienda como si nunca fuera a detenerse. El estallido que tendrá, como efectos colaterales, la inanición financiera de las empresas y el consecuente efecto dominó en la declaración de quiebras. Además, como daño colateral,  la ruina de millones de pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la estratosfera (Teoría del más tonto).

La entrada en recesión de EEUU en el 2023 agudizará la fractura social en una sociedad dividida en dos mitades cuasi simétricas e irreconciliables, que darán lugar a enfrentamientos civiles y a una ola involucionista que terminará por arrasar todos los logros sociales conseguidos en las últimas décadas».

Para completar esta reflexión le recuerdo, amigo lector una fábula de Esopo, escritor griego que vivió durante el siglo VI a. C. Su escritura se concentraba en la fábula, uno de los géneros más antiguos de la literatura universal y un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados con la intención didáctica de dar a conocer una moraleja final, razón por la cual, se le reconoció ser el fabulista inventor de este género en la Grecia clásica. Poco se sabe acerca de su biografía, se cree por una tradición difundida que nació en la región griega de Frigia. Se cuenta que, en alguna época de su vida, fue esclavo en la región de Samos. Con los años fue adquiriendo una gran y difundida reputación, gracias a lo cual Creso, el Rey que nadaba en oro, lo convocó a su corte, brindándole una vida de comodidades.

Cierro, entonces, con una de sus fábulas, tal vez la más conocida, para aprender a extraer las enseñanzas que nos puede ofrecer ella:

«Una rana saltó un día a una olla de agua hirviendo. Inmediatamente, saltó para escapar de ella. No aguantó ni un segundo en la olla, su instinto la ayudó a salvarse. Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. Una rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua de la  olla. Estaba feliz en esa ‘piscina’ improvisada. Lo que la rana no sabía, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que poco tiempo después, el agua fría se iba a transformar en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando, allí seguía, nadando plácidamente en ella. Hasta que, lentamente, el agua subió de temperatura. Tanto, que llegó a estar tan caliente, que la rana murió cocinada. Ella no se había dado cuenta, ya que el calor aumentaba de forma gradual y se iba acostumbrando a él».

Toda fábula, en la antigüedad clásica, termina con una moraleja, ésta es una lección de vida o enseñanza que se aprende de una historia o relato. Ésta no es necesariamente explícita, es decir, en cada caso el lector deberá extraer por sí mismo esta enseñanza del relato, o también puede expresarse de manera directa, mediante una frase o “máxima”:

«Si te vas acomodando y acostumbrando a los cambios que llegan sin reflexionar sobre ellos, puede que pierdas la visión de la realidad y termine afectando tu calidad de vida. Busca siempre lo mejor para ser feliz y nunca pierdas la visión del lugar donde te encuentras». Era bastante frecuente que el autor agregara esta frase final como una invitación a reflexionar sobre la historia contada: “Mutatis mutandi de te fabula narratur” (cambiando lo que haya que cambiar la fábula habla de ti).

Me pregunto yo, ahora, ¿habrá muchos ciudadanos estadounidenses que perciban las condiciones detalladas por el informe y estén haciendo esta reflexión como ejercicio político-espiritual?

[1] Muñeco o figura grotesca. Figura humana o de animal, pintada, dibujada o hecha de cualquier materia, generalmente con fin humorístico.

[2] La técnica usual se basa en recoger los rasgos más marcados de una persona y exagerarlos o simplificarlos para causar comicidad o para representar un defecto moral a través de la deformación de los rasgos, en tal caso es una forma de humor gráfico.

[3] New Deal (en español, «nuevo trato») es el nombre dado por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt a su política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos.

[4] Warren Edward Buffett es un inversor y empresario estadounidense. Es considerado uno de los más grandes inversores del mundo, ​​además de ser el mayor accionista, presidente y director ejecutivo de Berkshire Hathaway. “Buffet paga menos impuesto que su secretaria… muchos otros ricos también”

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