El modelo de la Argentina de Macri y el FMI es un país sin clase media y cada vez con menos industrias y trabajadores, pero con fuerte asistencialismo social para evitar que la pobreza creciente explote y termine con el Gobierno.
A pocos meses de las elecciones el Fondo Monetario Internacional habilitó el giro de U$S 10.870 millones al tiempo que pidió ajustar el gasto público para alcanzar el “déficit cero primario”: “lograr un déficit primario cero en 2019 requerirá una mayor restricción en el gasto gubernamental”, afirma el FMI, lo que implica en la práctica seguir reduciendo jubilaciones y salarios y disminuir subsidios a los servicios públicos, lo que se traduce para la población en fuertes Tarifazos.
La contracara de la misma moneda es el aumento del 0,2 al 0,3 del gasto en medidas y planes asistenciales, algo que ya se vio reflejado en el aumento del 46% de la AUH. “Apoyamos firmemente los esfuerzos de las autoridades para mitigar el impacto social de las políticas de estabilización necesarias, incluso a través de aumentos recientemente anunciados en el gasto social (que se ajustarán al programa a través de un aumento en el gasto de asistencia social de 0.2 a 0.3 por ciento de PBI)”, dice el informe. El objetivo es evitar estallidos sociales y evitar la sangría de votos en los sectores de menores ingresos de la población.
Un Gobierno que no genera fuentes de trabajo sino que las destruye y al mismo tiempo otorga paliativos de esta situación cual migajas para evitar sus consecuencias políticas, lo que hace es simplemente reforzar una estructura de fuerte injusticia social.
¿De qué forma terminará pagando la Argentina este megaendeudamiento espúreo y electoralista?