Difunden el contrainforme que refuta a la OEA y demuestra que Evo Morales ganó en primera vuelta

Tras la difusión del “informe final” de la OEA sobre Bolivia, el CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) realizó un puntilloso contrainforme demostrando las irregularidades e inexactitudes de la entidad presidida por Luis Almagro. De acuerdo a este detallado análisis, aún si todas las deficiencias enumeradas por la OEA fueran ciertas, Evo Morales habría ganado igualmente en primera vuelta superando el 10% de diferencia. Queda así demostrado no solo que no se pudo demostrar la existencia de fraude electoral, sino el rol particular que la propia OEA, históricamente alineada geopolíticamente con los EEUU, jugó en el reciente golpe de Estado en Bolivia.

El CELAG comienza su contrainforme identificando una importante cuestión: “Incluso en el caso de que se admitieran irregularidades o, en el extremo, acciones deliberadas sobre el TREP, la OEA omite la información central sobre este sistema y es que, según la normativa electoral boliviana, el TREP no es el sistema de conteo oficial, y por lo tanto no es un sistema de conteo vinculante. No parece razonable sostener una acusación de fraude sobre un sistema de conteo no oficial, pero es que además la OEA -principal promotora de la introducción de este sistema de conteo en Bolivia en este proceso electoral- omite información crucial sobre el mismo”

Y enumera:

OMISIÓN 1: El TREP estaba diseñado para entregar datos hasta entre el 80% y el 90%, y no más. El TSE de Bolivia entregó datos hasta el 83,76% ateniéndose, por tanto, al compromiso. La OEA, al
omitir deliberadamente esta información sobre el limitado papel del TREP en el diseño de la estructura electoral, promueve la conclusión errónea de que el TREP era el sistema de conteo que debía arrojar un resultado definitivo en las elecciones contando hasta el 100%.

OMISIÓN 2: De acuerdo con el TSE, un total de 34.558 mesas de sufragio funcionaron en el país y en el exterior durante el día de los comicios generales. El TREP estaba diseñado de tal modo que NUNCA contaría 4.558 mesas. Nada se dice sobre los criterios que definieron qué mesas se contaban y cuáles no, y mucho menos la probable orientación política de estas en función de su ubicación rural o urbana, con su consiguiente sesgo.

Dado que la OEA elabora su informe gravitando fundamentalmente sobre el TREP, resulta extraño que dedique apenas unas líneas al papel crucial de la empresa encargada del mismo. Sorprende también
que la OEA obvie el hecho de que este sistema se instaló en Bolivia bajo recomendaciones suyas. Sobre la mencionada empresa, principal responsable del TREP, la OEA oculta deliberadamente al menos tres hechos cruciales:

OMISIÓN 3o: Que, como indicaba el vocal Costas, era la primera vez que se utilizaba esta tecnología y que, por tanto, la impericia podría estar detrás de las imprudencias detectadas. La OEA lo reconoce
así en la página 46 de su informe, pero deliberadamente lo omite de la sección de conclusiones o resumen ejecutivo.

OMISIÓN 4o: Que Neotec era la principal responsable de la configuración informática que denuncia la OEA. De nuevo, las declaraciones en fechas previas a la elección del propio vocal opositor, lo acreditaba: “el TSE realizó una gran inversión en la contratación de una empresa para tener los resultados de las elecciones lo antes posible y brindar así certidumbre a la población. Se trata del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), con tecnología programática
que no había sido utilizada antes en Bolivia”.

OMISIÓN 5o: Finalmente, obvia la OEA que el gerente de Neotec, Marcel Guzmán de Rojas, había manifestado su preferencia por Carlos Mesa, con el que es sabido que mantiene una relación próxima. Este hecho sí constituye una grave violación de la apariencia de imparcialidad por parte del principal gestor del sistema de conteo.

Conclusión: La OEA fundamenta sus conclusiones en el supuesto hallazgo de 12 irregularidades dolosas (intencionales). De las 12 irregularidades listadas por la OEA 10 se refieren al TREP, un sistema auxiliar, un sistema NO vinculante y un sistema que, como la propia OEA y las partes participantes en el proceso electoral reconocen, NO podía determinar el resultado electoral puesto que NO estaba diseñado para contar más de 34.000 actas.

Respecto a las incidencias sobre el conteo oficial -recordemos, el único procedimiento válido porque escruta el 100% de las actas y, por tanto, el único que podría desvelar alguna prueba de fraude real es de suponer que la OEA- el organismo debería haber sido especialmente cauteloso en sus conclusiones. Sin embargo, ¿qué dice la OEA sobre el conteo oficial?:

2.1) Sobre las acciones deliberadas

1. Dice la OEA: “En un ejercicio que buscó analizar posibles adulteraciones o manipulaciones se revisó una muestra de 4.692 actas. En este análisis se identificaron 226 actas en las que dos o más actas de un mismo centro de votación fueron llenadas por una misma persona, denotando una acción intencional y sistemática para manipular los resultados electorales y transgrediendo las atribuciones de los Jurados de Mesa determinadas por ley. Las actas corresponden a 86 centros de votación de 47 municipios del país. La suma de sus votos válidos es de 38.001, del cual el 91% (34.718) fueron adjudicados al Movimiento al Socialismo (MAS).”

Este punto es especialmente serio, ya que constituye el único argumento para justificar que se hizo fraude en el sistema de conteo oficial, el manual. Sin embargo, la OEA omite en su relación inicial información crucial que luego desvela en el propio informe, a saber:

• OMISIÓN 1o: la OEA apunta a 34.718 votos de 47 municipios en los que, pretendidamente, habría encontrado irregularidades. Omite que solo el 4,6% (según refiere en la página 9 del informe) pudieran llegar a estar comprometidas y que, por tanto, incluso si adjudicáramos todas las actas analizadas a Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC) el 85,4% (91% menos 4,6%) de los votos en esas zonas efectivamente serían para Evo Morales, una cifra que le habría dado la victoria en primera vuelta.

• OMISIÓN 2o: la OEA oculta de sus conclusiones que las 4.692 actas escrutadas se corresponden a una muestra parcial, de actas que NO pasaron por el TREP (página 9). Son, por tanto, una muestra del 5% de votos escrutados en último lugar, es decir, los votos rurales de zonas más remotas y en las que los niveles de alfabetización son menores.

• OMISIÓN 3o: que las actas identificadas como “irregulares” componen el 4,8% de este universo (226 de 4.692), lo que representa únicamente el 0,25% del universo completo. Es decir, que incluso en el caso de que se asignaran en un 100% a Carlos Mesa (cosa harto improbable, como ya hemos visto) la distancia a Evo Morales no bajaría del 10,41%.

OMISIÓN 4o: finalmente, es preciso indicar que todas las actas objetadas por la OEA se dan en zonas donde NO había presencia de jurados de mesa opositores, un indicio claro de su baja presencia en
la misma. Por otro lado, la propia OEA reconoce que NO pudo realizar cotejos adicionales por la quema de votos (a manos de la oposición, algo que omite).

• OMISIÓN 5o: La OEA en ningún momento realiza una muestra aleatoria simple de las actas del proceso electoral para su validación y cotejo. Solo un muestreo de este tipo tendría validez estadística, permitiría una proyección de sus cifras al universo completo y, por tanto, identificar la magnitud de la irregularidad.

• OMISIÓN 6: “A pesar de ser material sensible, se quemaron actas (el número es incierto) y más de 13.100 listas de electores habilitados (o listas índice), lo cual no permite contrastar la información  consignada en las actas de escrutinio y cómputo”. Llama poderosamente la atención que la OEA impute como prueba de fraude la quema de actas a manos de la oposición, quema de actas que se realizó a posteriori de su propia denuncia de fraude.

Estos y no otros son los dos únicos argumentos de la OEA para anunciar un fraude en Bolivia. Claramente, la OEA incurre en incapacidad manifiesta y en grave injerencia intencional en el proceso ya que ninguno de los dos argumentos sostiene una acusación de tamaña magnitud.

CONCLUSIONES FINALES:

El contrainforme de CELAG concluye:

• Que la OEA arbitrariamente estima qué es usual o inusual
• Que la OEA desconoce de nuevo el clarísimo gap en términos de voto que sistemáticamente se ha dado en Bolivia entre las zonas rurales y las urbanas.
• Que se obvia en el informe un dato esencial para toda la argumentación subsiguiente respecto a la solidez de la muestra TREP: ¿cómo se configuró esta, atendiendo a qué criterios, privilegió zonas rurales respecto a urbanas o viceversa?
• Final y fundamentalmente, que aun en el supuesto que admitamos todos los argumentos de la OEA y que, efectivamente, el presunto “fraude” detectado en el 4,8% de su muestra altamente sesgada
pudiera asignarse al 100% a la oposición y extenderse al universo total del 5% de las actas finales del conjunto del escrutinio que no pasaron por el TREP, el resultado del proceso electoral sería de
46,83% para Evo Morales y 36,75% para Carlos Mesa, lo que habría mantenido la diferencia entre ambos en 10,08%, dándole la victoria a Evo Morales en primera vuelta.

En definitiva, el informe de la OEA, ya sea por incapacidad técnica o por dolo, incurre en debilidades manifiestas. Teniendo en cuenta la trascendencia del mismo resulta cuando menos cuestionable que se emitan conclusiones como las que repetidamente ha realizado el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y mucho menos que se pusiera en cuestión, dando alas a las subsiguientes acciones de las fuerzas armadas, la integridad general del proceso electoral en Bolivia.


-Lea acá el informe completo:

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