El Gobierno denunció este martes que el exsecretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Sergio “El Rabino” Bergman, devolvió u$s38 millones de un préstamo del Banco Mundial que tenía como uno de sus objetivos realizar pozos de agua para las comunidades wichí de Salta y que finalmente “no se llevó a cabo” la obra.
En diálogo con la prensa, el actual ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, señaló: “La gestión de Bergman devolvió u$s 38 millones del Programa Bosques Nativos y Comunidad. En abril del año pasado hubo un reclamo de una comunidad wichí porque no se llevó a cabo”.
Cabandié, advirtió que su cartera efectivamente sí construirá los siete pozos de agua para los distritos salteños de Rivadavia y Santa Victoria Este, en donde 500 familias wichí serán beneficiadas con la decisión y la ejecución de la política sanitaria que tiene por objetivo evitar más muertes por aguas contaminadas y desnutrición.
“Nos sentamos a una mesa con distintos ministerios y resolvimos que sea Ambiente quien resuelva, porque somos los que tenemos acceso más rápido y más fácil (al crédito) para poder llevar a cabo la obra”, remarcó el funcionario público y precisó que el financiamiento es parte de “un préstamo blando” del Banco Mundial y explicó que la construcción de los siete pozos a una profundidad de unos 250 metros costará “casi un millón de dólares” y demandará “siete meses”.
Más allá de la negligencia imperdonable del anterior gobierno, que hoy se cobra literalmente vidas, habría también que preguntarse algo que casi nadie cuestiona: ¿por qué la Argentina debe endeudarse y pedir créditos en dólares al Banco Mundial para hacer pozos? Con todos los recursos con los que cuenta nuestro país, con mano de obra que se paga en pesos y maquinaria que se paga en pesos, no parece ser la mejor opción que buena parte de nuestra infraestructura dependa de la usura internacional.