Cuando hablamos de mundo ¿de qué mundo hablamos? – Parte I – Por Ricardo V. López

Por Ricardo Vicente López

Parte I

Amigo lector, voy a comenzar con una breve introducción con el propósito de encontrar una respuesta a lo que nos demanda el título. Para ello me remitiré a los inicios de nuestra historia, la del Occidente Moderno. Recurriré a una cita evangélica porque allí comenzó una mala interpretación. Cuando Jesús de Nazaret [1] ante una pregunta que le formularon, contestó: «Mi Reino no es de este mundo». Utilizó el vocablo mundo como también se lo hace hoy cuando se habla del mundo empresarial, el mundo deportivo, el mundo artístico, etc. Jesús les dijo que el mundo que el predicaba no era el que encontraba en su tiempo: un mundo con injusticias, con esclavitudes, sin fraternidad, etc. Era un mundo en el que debía reinar los valores de las Tablas de la Ley, heredada de Moisés: son un conjunto de principios éticos, que tenían un papel importante en el judaísmo y el cristianismo, de aquellos tiempos.

«El término “mundo” deriva del vocablo en latín mundus, que literalmente significa ‘limpio, elegante’; es una traducción prestada del griego cosmos, ‘perfección’ o ‘conjunto ordenado’. El término greco-latino expresa una noción de creación como un acto de establecimiento del orden en el caos. También se refiere a todo el universo y a nuestro planeta, la Tierra. Esto nos exige un discernimiento sobre el uso del concepto».

Entonces, ahora volviendo a este tiempo, que hemos heredado de la Guerra fría (1947-1991); se denomina así al enfrentamiento político e ideológico que hubo entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS), una disputa de ideologías y poder para imponer sus respectivas hegemonías en el resto del mundo. La existencia de armas nucleares hacía imposible el comienzo de otra guerra, que no tendría ganadores. Albert Einstein dijo: «No sé con qué armas se combatirá la tercera guerra mundial… pero la cuarta se peleará con palos y piedras”.

La repartición de áreas nos colocó a los que estábamos al oeste de la línea que dividió Alemania (sobre esa línea se construyó en 1961 el Muro de Berlín) dentro del espacio político-militar que se autodenominó: Mundo Occidental, Primer Mundo, Mundo libre, Mundo capitalista o Mundo de mercado libre. Al otro mundo, según los jefes de este primero, se lo llamó: Mundo comunista, Mundo soviético [2] Este mundo, según la información de las Agencias internacionales, propiedad de los grandes medios concentrados (propiedad, a su vez, de las multinacionales) estaba dominado por un estado rígido, controlador, sometido y controlado por la KGB [3].

El mundo libre o mundo occidental  había comenzado a desarrollar, desde la primera década del siglo XX, técnicas de manipulación de la opinión pública, no conocidas por el mundo libre (¡!¿?), como se desprende del simple análisis de sus objetivos [4]. El desarrollo de estas técnicas comenzó por la inocente publicidad comercial, (no tan inocente, según las Agencias), cuyo objetivo final era la creación de una sociedad del consumo. Esto puede corroborarse en el documental, en cuatro capítulos, de la BBC de Londres, titulado The Century of the Self  (El siglo del yo) disponible en www.ecoportal.net/videos2/el-siglo-del-yo-documental).

Todo ello fue un trabajo de Servicios de inteligencia, aunque la implosión de la URSS (1991), que hizo desaparecer al gran enemigo comunista, les otorgó al liberalismo un mayor margen de acción por lo cual comenzaron a aparecer en superficie gran parte de las maniobras realizadas. El aire triunfalista los llevó a hacer público lo que antes se hacía en las sombras. Entonces, ahora estamos en mejores condiciones para leer a la Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, María Ángeles Maestro Martín, además es Máster en Salud Pública, Técnica Superior de Salud Pública por la Comunidad de Madrid. Publicó en la página Rebelion.org un artículo que lleva este título: La vacuna rusa contra el COVID 19, sobre los hombros de la URSS. Comienza con una explicación:

«Si escribo este artículo es porque creo que nadie está hablando de lo evidente: los equipos científicos rusos han podido llegar a crear la vacuna porque aún existe una potente estructura estatal de laboratorios de investigación que fue desarrollada por la Unión Soviética. El anuncio de que Rusia tiene disponible una vacuna contra el Covid-19 ha dado lugar a masivas descalificaciones preñadas de malas intenciones, políticas y económicas. El alineamiento con EE.UU. por parte de todos los grandes medios de comunicación, que son correas de transmisión de la política del imperialismo norteamericano, lleva a descalificar todo lo proveniente de Rusia con una irracionalidad digna de mejores propósitos».

Más adelante se detiene sobre las maniobras periodísticas y las campañas de desprestigio de la Vacuna rusa:

«En el caso de esta vacuna, el rechazo mediático generalizado está sostenido también por los poderosísimos intereses de las multinacionales farmacéuticas. Los imperios del medicamento, ya se frotaban las manos y preparaban sus arcas para que fueran cayendo los beneficios resultantes de vender, a escala mundial, centenares de millones de vacunas. Está aún fresca la memoria de los miles de millones de dólares obtenidos por la Gilead, con el Sovaldi o por la Roche, con el Tamiflú, fármaco creado contra una epidemia, la de la Gripe A, que nunca existió» [5].

Con respecto a la vacuna Tamiflú la Doctora Maestro Martín nos recuerda una historia, de las tantas de los laboratorios internacionales:

«El Tamiflú de la farmacéutica Roche, fue un de las mayores estafas de la historia, de los gobiernos de todo el mundo: gastaron miles de millones de dólares en un fármaco contra una epidemia inventada. La multinacional ocultó los resultados de investigaciones que demostraban que no acortaba la estancia hospitalaria, ni reducía complicaciones y que, por el contrario, tenía importantes efectos secundarios. El gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) gastó en Tamiflú 333 millones de euros, en plena crisis (2009), cuando se recortaba gasto público masivamente en sanidad y otros servicios públicos».

Retomando su revisión histórica sobre la ciencia de Rusia la Doctora Maestro Martín comenta los avances soviéticos en salud pública y medicina preventiva que fueron cuidadosamente ocultados por la prensa internacional. Ello, sostiene, le impone la obligación de informarnos sobre una historia de las ciencias rusas que nunca antes habíamos podido leer. Sobre todo el muy difícil periodo histórico, posterior a 1991, comienzo de la desintegración de la URSS. Ese tiempo  tuvo costos políticos y científicos muy importantes, pero los aportes que ahora está haciendo al mundo demuestran que la calidad y cantidad de investigaciones no habían desaparecido.

Esta competencia científica con los EEUU tuvo un momento culminante cuando la URSS logró colocar una satélite en órbita en 1957: el Sputnik (compañero de viaje en ruso). La carrera espacial la estaba ganando la URSS. Por tal razón la vacuna contra el Covid 19 lleva, significativamente, el mismo nombre que el satélite: Sputnik lo cual encierra un mensaje político (la carrera científica, ahora por la vacuna, la vuelve a ganar Rusia).

La doctora cree necesario agregar una breve historia de la ciencia en Rusia desde los tiempos zaristas hasta la actualidad. La analizaré en una segunda parte de esta nota.

 

[1] Me refiero a él de este modo porque era como se lo conocía en vida: «Jesús, del lugar de su nacimiento»; como se lo llamaba también a Pablo de Tarso; Clemente de Alejandría; etc. Quiero separar el comentario de cualquier interpretación religiosa.

[2] Un caso paradigmático fue Reader’s Digest, revista mensual estadounidense furiosa e ingenuamente anticomunista. La edición en español se llama Selecciones.

[3] El Comité para la Seguridad del Estado, ​o más comúnmente KGB, fue el nombre de la agencia de inteligencia, así como de la agencia principal de policía secreta de la Unión Soviética.

[4] Sobre este tema, sugiero la lectura del trabajo El control de los medios de comunicación de Noam Chomsky, en la página www.voltairenet.org/article145977.html; también mi trabajo El control de la opinión pública en la página www.ricardovicentelopez.com.ar.

[5] Consultar las notas mías: Nº 71– El negocio de las epidemias y el marketing del miedo, una historia repetida, Parte I y Nº 78- ¿Salud pública o negocio? una historia repetida que puede iluminar este presente – Parte II, en la Sección Reflexiones políticas de la página www.ricardovicentelopez.com.ar.

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