Un voluntario de Chennai, India, que realizó los ensayos de la vacuna desarrollada en conjunto por el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford (Inglaterra) contra el COVID-19 denunció haber sufrido efectos adversos graves, incluyendo daños neurológicos, tras ser inoculado con una primera dosis el 1 de octubre.
La esposa del voluntario de 40 años denunció que luego de diez días de la inyección, su esposo se quejó de un fuerte dolor de cabeza, seguido de vómitos, por lo que pasó el resto del día en la cama. Y aseguró que hubo en él un “cambio de comportamiento” total y parecía desconocer su entorno: “Mostró irritación hacia la luz y el sonido, y resistía cualquier esfuerzo por hacerlo levantarse de la cama”, expresó.
Según los medios indios, el paciente fue trasladado en ambulancia a la sala de emergencias del Hospital y Colegio Médico Sri Ramachandra. Allí estuvo internado entre el 11 y el 26 de octubre, y como se advirtió en el parte médico, el hombre se encontraba “en un estado mental alterado” y “desorientado”. Las pruebas realizadas por un neurólogo de otro hospital “confirman una disfunción en su cerebro”. También tenía deficiencia de vitamina B12 y vitamina D y un probable “trastorno del tejido conectivo”.
El hecho llevó al Consejo Indio de Investigación Médica (ICMR) a apoyar una pesquisa, pero sin recomendar que se suspenda el ensayo.
La esposa del paciente contó que luego de recibir el alta tras quince días de internación le realizaron una serie de pruebas neurológicas que confirmaron una disfunción de cerebral considerable: “Se está recuperando lentamente y está mejor de lo que estaba pero no puede trabajar como antes”, contó la mujer del voluntario a los medios indios.
El hombre ha demandado por unos 676.000 dólares al Serum Institute of India, responsable de llevar a cabo las pruebas en el país, y exige que se detengan de inmediato los ensayos en el resto de las mil seiscientas personas en las que se aplica.