Así apretó el Gobierno al Juez Ariel Lijo para que detenga a Amado Boudou

En diálogo con Víctor Hugo Morales, el periodista especializado en judiciales, Gabriel Morini, explicó el apriete del Gobierno al juez Ariel Lijo que derivó la detención ilegal de Boudou, sin juicio previo, sin condena firme, sin riesgo de fuga y sin capacidad de entorpecer la investigación:
“Existe una auditoría y denuncia contra Lijo por ‘retención de expedientes’ hecha por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires (…) Durante el juicio político a Freiler han ventilado algunas cuestiones que han aparecido en el diario La Nación sobre el accionar de su hermano Freddie Lijo y su ex esposa que manejaban una financiera que facilitaba créditos a los propios jueces federales”.

Escuchalo acá:


Así apretaban a Lijo en La Nación por orden del Gobierno solo 2 días antes de la detención de Boudou:

El diario La Nación y su relato sobre la denuncia-apriete a Lijo:
“Los jueces federales Ariel Lijo y Daniel Rafecas fueron denunciados ayer ante el Consejo de la Magistratura por incurrir en un supuesto mal desempeño, al registrar “demoras excesivas en la tramitación de causas” que tienen a funcionarios públicos como imputados en casos de corrupción. La base de la denuncia es un detallado análisis sobre la información brindada por los juzgados al Consejo para la auditoría sobre la justicia federal, que contempla un enorme material sobre las actuaciones de los magistrados durante los últimos 20 años. El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, la agrupación Será Justicia y la organización Usina de Justicia indicaron que perciben que los juzgados que manejan Lijo y Rafecas registran “una demora excesiva en la tramitación de causas que, de ser confirmadas, afectarían el debido proceso”.

Así está esta Argentina sin Estado de Derecho: Jueces que detienen personas de forma ilegal, con el único objetivo de salvarse de ser destituidos por un Gobierno que controla el Consejo de la Magistratura y que necesita arrojar a la jaula de los leones a los personajes demonizados por el poder mediático, para lograr así reforzar el sustento ideológico del sector social que lo apoya y que deberá soportar próximamente un cruento ajuste económico.

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