DO Black (Doconomy) es la primera tarjeta de crédito en el mundo que controla el gasto de CO2 de cada usuario limitándolo hasta un alcance máximo de carbono permitido. La misma está respaldada por la ONU (Naciones Unidas), WEF (Foro Económico Mundial) y Mastercard.
Doconomy, es una fintech sueca (financiera digital) creada en 2018 con el supuesto objetivo de “abordar el cambio climático” utilizando dinero desde el ámbito digital. La empresa asegura que por medio de esta tarjeta logrará advertir a sus clientes que gasten de más en función del nivel de emisiones de CO2 generadas por su consumo (compras y pagos) y no les permitirá comprar nada más cuando hayan alcanzado la cuota máxima de carbono. Además, cada transacción realizada por los usuarios será registrada por medio de la “huella de carbono”.
“Muchos banqueros tradicionales dijeron que éramos idiotas al desarrollar un tarjeta de crédito con un límite de carbono, una tarjeta que se ‘congela’ si se cruza ese límite. Queríamos introducir la idea de ‘carbono como moneda’ para que los clientes sepan que hay otro presupuesto que no han tenido en cuenta y es el más importante y que debemos priorizar. Cuando lo piensas de esa manera, un límite de carbono en una tarjeta de crédito no suena tan loco. Es una manera de concienciar, de que seamos conscientes de lo que suponen nuestras decisiones de compra y actuemos en consecuencia“, explican los fundadores de Doconomy, Johan Pihl y Mathias Wikström.
Este sistema de control cuenta con el respaldo de Klaus Schwab, director del globalista Foro de Davos, como parte también del concepto de Gran Reseteo y Cuarta Revolución Industrial, idea esta última que combina los desarrollos de la Inteligencia Artificial y el proyecto transhumanista, es decir, la hibridación de cuerpos humanos con componentes tecnológicos. “Si bien muchos de nosotros somos conscientes de que debemos reducir nuestra huella de carbono, los consejos sobre cómo hacerlo pueden parecer confusos y mantener la cuenta es difícil. DO monitorea y recorta el gasto, cuando alcanzamos nuestro máximo de carbono”, expresó Schwab.
La tarjeta con límites por huella de carbono debe también entenderse dentro de los “Objetivos de Desarrollo Sustentable” (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, que promueve una serie de supuestas buenas intenciones pero en la práctica cambios drásticos en los sistemas de alimentación humana y una reconversión de los aparatos productivos, lo que abre una incógnita con respecto al futuro de la industria y el empleo. Por otra parte, el límite de consumo en base a cuestiones extra económicas, con sanciones con sentido pedagógico sobre la población, recuerda al sistema de “crédito social” de la República Popular China, que elabora un perfil de cada ciudadano y lo habilita o no a determinadas acciones según su comportamiento social de acuerdo a los lineamientos que requiera en cada momento el gobierno.