A 43 años del Golpe Militar Oligárquico Financiero. Por Walter Formento

Por Walter Formento*

El 24 de marzo de 1976 se produce un golpe encabezado y organizado por la oligarquía financiera, no solo por la oligarquía argentina sino también por la oligarquía norteamericana y británica.

Un golpe de estado estructural porque tuvo el objetivo no solo de destruir toda la organización nacional productiva dándole poder a lo financiero sino que preparo el terreno para lo que después fue la llamada “Guerra de Malvinas”. Trampa armada desde dentro de la alianza entre oligarquías golpistas para llevarnos a una guerra con derrota asegurada, porque no había conducción militar que la peleara y no había condiciones estratégicas y técnicas para enfrentar a las dos grandes potencias militares de fines de siglo XX.

Por ello la llamada Guerra de Malvinas, desde la conducción estratégica, no se ganó porque no se peleó en el grado de cohesión que se requería, porque los enemigos a vencer en 1979-82 fueron los aliados en el golpe de 1976 y venían siéndolo desde 1955.

Las oligarquías financieras de Washington y Londres, las mismas que impusieron las leyes con Martínez de Hoz para darle todo el poder a la oligarquía financiera y al monopolio mediático Clarín, no solo construyen las condiciones para el golpe de 1976 sino también para la llamada “Guerra de Malvinas”.

Lo cual nos llevó al desarme industrial, a la destrucción del movimiento nacional con la destrucción sistemática de las organizaciones gremiales de trabajadores, de científicos y técnicos, empresarios, estudiantiles, de las empresas estratégicas del Estado y de la administración estratégica, es decir de todas las organizaciones libres del Pueblo y de los partidos políticos.

Las oligarquías financieras internacionales golpistas sabían que se estaba abriendo un nuevo tiempo histórico social. Sabían que el mundo ya estaba en un cambio profundo de estructuras. Sabían que el complejo industrial militar del EEUU y de la URSS ya no podían resistir más las presiones de la globalización financiera que se venía.

Por ello diseñaron y forzaron cambios en todos los países del tercer mundo. Los golpes de estado en Chile, Uruguay, Bolivia, Perú, Argentina e incluso el temprano de Brasil; los cambios en el Asia-pacifico con China, Vietnam, Corea, etc., anunciaban los cambios de la época histórica en 1979-82.

Con la entrega financiera de 1977, con la derrota de Beagle-Malvinas, con la destrucción del complejo industrial-científico-tecnológico estatal estratégico, con la destrucción de los grandes partidos políticos y sus organizaciones de masas, con la destrucción de la fuerzas armadas, con la destrucción-entrega del territorio a partir de 1991 y de las empresas estratégicas privatizadas-transnacionalizadas a manos de las oligarquías financieras locales y extranjeras, habían logrado llevar a la argentina de nuevo a un pasado de vasallaje como en el tratado Roca-Runciman de 1933 y en la formación del Banco Central de 1935 en manos de la oligarquía financiera británica.

Este nuevo siglo XXI, desde los disruptivos triunfos de Trump y Brexit en 2016/7, habla que la crisis mundial hizo estallar los grandes centros imperiales de EEUU y Reino Unido, y los debilita estructuralmente para poder seguir cumpliendo el rol de “Dueños del Mundo”. Una nueva realidad internacional emerge claramente desde 2016-2019. Una nueva realidad que nos muestra claramente el declive de las grandes potencias e imperios que rigieron la vida de los pueblos en principios de 1800.

Una nueva realidad que nos habla que las reglas de los vencedores en la “guerra de Malvinas” y las oligarquías financieras golpistas de 1976 entraron en crisis con sus imperios, que ya no rigen, que ya no ordenan nuestras vidas y obras.

Esta es una nueva realidad que nos dice que nuevamente el futuro está en manos de los Pueblos, de las Naciones, de los que Trabajan, Estudian Producen, de los que creen, se organizan, sueñan y marchan.

De los que luchan y construyen ese mundo que es popular, nacional y pluriversal.

*Walter Formento es director de CIEPE, Centro de Investigaciones en Política y Economía y profesor en la UNLP.

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