El omnipotente establishment –la coalición derrotada de las dos dinastías de los Bush y los Clinton, más Obama y George Soros, operador de la CIA, quien tiene controlado al Partido Demócrata (https://goo.gl/dYq9e0)– empieza a domesticar a Trump, quien en sólo 24 días en el poder ya sufrió dos brutales golpes internos que han minado su agitada temeridad: la cruel prohibición de viajes provenientes de siete países islámicos (donde destaca Irán) y el drama que obligó a renunciar, por sus contactos anticipados con Rusia, al ex teniente general Michael Flynn, su relevante asesor en Seguridad Nacional.
Pese al estado de guerra civil que no se atreve a pronunciar su nombre, EU opera todavía con sus legendarios “contrapesos (check and balances)” y Trump, sin armas operativas ni municiones suficientes en su endeble fase de transición, abrió la caja de Pandora del sistema al colisionar con los poderes Judicial (que desechó en forma humillante la prohibición viajera antislámica) y Legislativo, que orilló a la renuncia de Flynn, pieza indispensable para el acercamiento con el zar ruso Vlady Putin.
Antes de la renuncia de Flynn y con el desastre logístico de la prohibición antislámica a cuestas, Trump había sido deslactosado en el delicado frente externo por China cuando, para tomar la llamada del presidente 45, el mandarín Xi Jinping había exigido que dejara de lado su ocurrencia taiwanesa sobre la política de una sola China – one China policy: (https://goo.gl/HW63HF) y (https://goo.gl/q5gGN7–; ¡realpolitik de la geopolítica!
La megalomanía exhibicionista de Trump había optado por una guerra comercial contra China, Alemania y México, mientras tejía sin cuidado su acercamiento geoestratégico con Rusia, que no está dispuesta a abandonar ni a China –con la cual comparte una alianza estratégica– ni a Irán, puesta en la mira letal por el sionismo, en la fase de Netanyahu.
Se puede aducir que la política de Trump, hoy deslactosado, opera por ensayo y error y ya los principales actores del planeta le han tomado la medida, cuando uno de sus componentes de negociación es el bluff del poquerista que heredó en su casino quebrado de Atlantic City.
La secuencia de las primeras visitas de los mandatarios del extranjero a la Casa Blanca pueden servir de parámetro. El Trump deslactosado ha recibido hasta ahora y en orden a los primeros ministros Theresa May (Gran Bretaña), Shinto Abe (Japón), Justin Trudeau (Canadá) y a Benjamin Netanyahu (Israel), quienes en su conjunto trazan el diagrama de una alianza de EU con la anglósfera (muy cercana a Japón y a Israel).
El sucesor de Flynn será clave para definir la profundidad del daño al acercamiento de Rusia con EU, que vive su paroxismo rusófobo fomentado por el establishment y su complejo militar-industrial.
La reconversión del deslactosado Trump con China es aparatosa y deja en lastimosa orfandad a Taiwán, usada vulgarmente como ficha de trueque (bargaining chip).
La llamada de contrición de Trump al mandarín Xi se gestó en vísperas de la ostentosa visita de tres días de Shinto Abe, quien promete invertir 700 mil millones de dólares en infraestructura en EU.
La luna de miel de Trump y Abe formó parte de la diplomacia del golf, que fue interrumpida por el enésimo ensayo balístico misilístico de Norcorea, en plan de aguafiestas.
Global Times, portavoz del Partido Comunista de China, comenta que la llamada de marras significa “una nueva fase en la comunicación entre EU y China (https://goo.gl/bEsvfz)”.
Curiosamente, quien había organizado la llamada fue el hoy defenestrado Flynn con el eficiente embajador de China en EU, Yang Jiechi, mientras Trump diluía su vino bélico contra China, lo cual fue simbolizado con la presencia de su hija Ivanka y su nieta Arabella –de cinco años de edad, quien cantó en mandarín (https://goo.gl/kcccfu)– en una visita a la embajada de China con motivo del año lunar.
Global Times comenta que las relaciones de China y EU continuarán moviéndose adelante bajo el formato complicado, donde la cooperación y las confrontaciones existen. Reconoce que en términos de fuerza nacional, EU es más poderoso que China, lo cual ha llevado a un tipo especial de equilibrio en Asia oriental, especialmente en áreas alrededor de China, donde la fuerza y arresto de China para defender sus intereses vitales se equiparan a los de EU.
El portal Russia Today comenta que China gana un asalto a EU en Taiwán y pregunta si “Pekín canta victoria antes de tiempo (https://goo.gl/sxZizR)”, cuando la tensión militar en la zona y el apoyo de EU a Taiwán permanecen intactos.
Para la agencia británica Reuters quedan varias batallas por delante –la guerra de divisas entre el yuan y el dólar, el déficit comercial y los contenciosos del mar del Sur de China y Norcorea– entre Trump y Xi, por lo que la pequeña victoria de Pekín sobre Washington podría ser efímera, cuando la política de una sola China no afecta la venta de armas de EU a la isla renegada. Además, Trump “no querrá que se le vea como alguien débil que ha cedido, por lo que pudiera contratacar de lado económico o comercial a China (https://goo.gl/DkNnm1)”.
Sobre la guerra comercial con que amaga el deslactosado Trump a China, el multimillonario Jack Ma, fundador de Alibaba –una de las mayores plataformas de comercio electrónico–, quien se había reunido a principios de enero con el presidente 45 para crear un millón de empleos en EU (https://goo.gl/lwzv6F), diagnosticó que la inapropiada distribución de fondos y el gasto militar hiperinflado de EU estaban robando los empleos de EU, lo cual está detrás de su declive económico (https://goo.gl/OfMgmU): EU ha tenido 13 (sic) guerras y ha gastado 40 mil 200 millones de dólares, en lugar de haber invertido en infraestructura y ayudado a los trabajadores de cuello blanco y azul.
En su política de ensayo y error el deslactosado Trump apoyó la posesión de las islas Senkaku (los chinos las llaman Diaoyu), que se localizan en el mar Oriental de China, lo cual volvió a irritar a Pekín (https://goo.gl/kIwEaC).
Trump se maneja por el método de ensayo y error dentro de la estructura clásica de la política exterior de EU y de los intereses supremos de su complejo militar-industrial, ahora con menor margen de maniobra unipersonal, y ya sólo le queda la estéril infatuación.