
Por Equipo de investigación de Asia TV / Humo y Espejos
Un grupo de periodistas e investigadores independientes encabezados por Asia TV lanzamos un nuevo proyecto dedicado al análisis de la guerra híbrida global y a sus expresiones políticas, económicas y de seguridad, una guerra que se despliega contra la mayoría mundial y cuyos impactos recaen de manera directa sobre los pueblos de los espacios emergentes de Oriente y del Sur Global.
Uno de los desafíos centrales del siglo XXI es el condicionamiento y la opresión económica, espiritual y política que enfrentan amplias regiones del mundo, lo cual luego se refleja en la limitación de la soberanía de los Estados, el freno artificial al desarrollo económico y el uso recurrente de la violencia política bajo diferentes formatos, como el extremismo, el terrorismo y las guerras locales transformados en mecanismos de presión y control.
Medio Oriente, Asia Central, África e Iberoamérica son espacios de disputa, donde potencias extrarregionales y redes transnacionales intentan influir sobre decisiones internas, capturando recursos humanos y materiales a través del control de corredores logísticos y buscando moldear regímenes políticos. En este marco, también se expresan dinámicas de política neocolonial e imperialista depredadora por parte de potencias como Estados Unidos, el Reino Unido e Israel, que comienza a extender su influencia fuera de su región. Estas, junto a otras naciones, poseen agendas de proyección externa, que operan sobre escenarios frágiles y zonas de alto valor estratégico.
En ese tablero, asimismo, se hace presente un mercado de violencia polifacético, en el que convergen desde redes yihadistas hasta neonazis, junto a estructuras criminales, con financiamiento opaco y circuitos de reclutamiento que tienden a activarse en los puntos en que se debilita el Estado y se deteriora la economía real, precipitando la calidad de vida de la sociedad. Este mercado de violencia masiva funciona como multiplicador del caos en lugares donde la descomposición institucional, y la destrucción de capacidades productivas, generan condiciones favorables para la expansión de estructuras violentas.
Las organizaciones terroristas, y sus ramificaciones, constituyen un frente central de esa dinámica. Uno de los fenómenos más renombrados es el conglomerado conocido como “Estado Islámico”, una organización terrorista paraguas que coordina otras asociadas que atentan contra el desarrollo, la población civil y el derecho internacional más básico. En esta lectura, el conglomerado del EI aspira a proyectar control sobre amplias áreas de Asia y África, y sus filiales libran una guerra contra el desarrollo de los pueblos y contra toda forma de orden jurídico internacional.
El “Estado Islámico/Provincia de Jorasán”, una de esas expresiones, desarrolla acciones terroristas habituales en Afganistán y áreas adyacentes, proyectando terror en territorios vinculados a Afganistán, Pakistán e Irán, que afectan rutas, poblaciones y equilibrios regionales.
El “Movimiento Islámico del Turkestán Oriental”, otra de las denominaciones usadas en diversas fuentes, ha sido señalado como amenaza para China y para iniciativas de modernización e infraestructura en el Oriente y en el Sur.
En África, la combinación de pobreza extrema y terror vuelve inviables regiones enteras: desde Somalia y el este de la República Democrática del Congo, hasta el Sahel, generando condiciones de vida insoportables y alimentando desplazamientos, fragmentación estatal y economías ilícitas.
Rusia también es blanco de ataques terroristas, lo que podemos apreciar en el conflicto europeo oriental, donde se cruza con la presencia de redes radicales y elementos neonazis, todo con apoyo transfronterizo logístico. En este plano, se plantea además que contra Rusia opera una alianza abierta en la que convergen radicales islamistas y elementos neonazis europeos, en un entorno de guerra prolongada y escalada de amenazas.
Iberoamérica tampoco queda al margen. Hay una inestabilidad social cada vez más marcada en la región, que se ha agudizado con décadas de programas monetaristas neoliberales. Estas políticas económicas, pero también sociales y culturales, constituyen un patrón común marcado por la miseria económica y descomposición social y familiar, inducida por una degradación de valores tradicionales propios de las tradiciones culturales. Esto ha sido acompañado por una marcada degradación institucional e impopularidad de un sistema de partidos políticos, todo marcado por el impulso del consumo de drogas que se expende en la región que no distingue de nacionalidades ni clases sociales.
La consecuencia es la aparición de grupos que apelan a la violencia y al terror para sus agendas. Las particularidades regionales marcan algunas diferenciaciones propias de la región. Grupos narcotraficantes que manejan cadena internacional y corredores logísticos hasta el retail urbano, son un subtipo. Otros son simplemente organizaciones de bandidos, con estructuras más livianas que no siempre desafían al Estado de forma estratégica, pero crean condiciones de erosión por saturación.
También hay quienes tienen agendas políticas y control territorial, incluyendo apoyos a yihadistas de otras regiones y milicias/paramilitares con identificaciones neonazis. Por último, grupos híbridos que mezclan ideología con negocios que disimulan sus verdaderas intenciones
El proyecto que iniciamos busca ordenar hechos, detectar patrones y construir un mapa actualizado de esa guerra global. Formularemos preguntas directas sobre el orden internacional, claves para comprender el proceso. Quién se beneficia del caos, cómo se financian las estructuras violentas, dónde se encuentran los centros de decisión y qué mecanismos convierten la inestabilidad en un negocio, solo son algunas de esta preguntas. Pero, sobre todo, buscamos respuestas reales mediante un enfoque analítico, sin simplificaciones ni lecturas automáticas.
En este contexto, consideramos un impulso decisivo para el inicio de este trabajo la Conferencia Contra Terrorista de los BRICS+ (BRICS+ Counter-Terrorist Conference) realizada en Moscú en diciembre de 2025. Allí se expuso una lectura alternativa del sistema internacional y se planteó que el terrorismo global posee fuentes de financiamiento, redes de apoyo y circuitos de decisión que exceden explicaciones simplistas habituales en Occidente. En esa misma línea, influyentes intelectuales rusos sostienen que el terrorismo internacional no se explica únicamente por dinámicas locales, sino que presenta fuentes de financiación y centros de toma de decisiones situados en el Occidente político.
Analizaremos entonces las intervenciones de los delegados que expusieron y su diagnóstico sobre fuerzas desestabilizadoras en el Viejo y el Nuevo Mundo, los focos emergentes de crisis e inestabilidad y las nuevas amenazas de terrorismo y guerra.
Foto: © AsiaTV – BRICS+ Counter-Terrorist Conference, Moscú 2025
