No se puede dejar de tomar nota de los preocupantes cambios que están ocurriendo en la región: Temer en Brasil interviene militarmente al Estado de Río de Janeiro y Macri en Argentina habilita la intervención militar en asuntos internos con “fuerzas de despliegue rápido” a la vez que acepta la instalación de bases norteamericanas en su territorio, previo pase a retiro del Jefe del Ejército, Suñer y su reemplazo con el General Claudio Pasqualini. Es evidente que esta simultaneidad de sucesos no es casual, sino que su ocurrencia deriva de una orquestación regional planificada desde el Comando Sur de los EEUU. No por nada estos cambios se dan a los pocos días de retornar desde EEUU a la Argentina los ministros Oscar Aguad y Patricia Bullrich luego de reunirse con autoridades del Pentágono, la DEA, la CIA y el FBI.
En el caso de Brasil, con la excusa de una “crisis de criminalidad” (se va comprendiendo por qué los noticieros se encargan de instalar el tema seguridad permanentemente), el presidente golpista, Michel Temer, declaró la intervención militar de la policía de Río de Janeiro y dejó en manos de las Fuerzas Armadas la seguridad interna del estado. La intervención militar indica que las Fuerzas Armadas toman el control de la policía militar (patrullaje) y la policía civil (investigaciones). El comandante de la seguridad en Río de Janeiro será el general Waltar Souza Braga Neto, responsable del Ejército en el operativo para los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Actualmente, hay militares patrullando las calles de Río de Janeiro como apoyo a los policías.
Esto ocurre cuando todo el sistema político y judicial brasileño se prepara a proscribir y posiblemente encarcelar a Lula Da Silva, el candidato que ganaría las elecciones en caso de poder participar, algo que arruinaría los planes imperiales para la región. Se prevén obviamente fuertes estallidos sociales por lo que la represión y hasta militarización será inevitable.
En el caso de la Argentina, Mauricio Macri designó al General de Brigada Claudio Pasqualini como nuevo jefe del Estado Mayor General del Ejército Argentino en reemplazo del Teniente General Diego Suñer, quien fue relevado de su cargo. Pasqualini estaba a cargo de la 2° División del Ejército, conocida como el “Ejército del Norte”, cuya sede de comando se encuentra en la ciudad de Córdoba. Llama la atención su perfil ligado a las misiones internacionales (coordinadas en las formas por Naciones Unidas, pero en la práctica por las FFAA norteamericanas). Afirma el comunicado: “El General Pasqualini ha sido distinguido con la Recompensa al Mérito del Arma de Infantería en dos oportunidades, el Distintivo de Rendimiento en Oro del Ejército Alemán, la Medalla del Pacificador, otorgada por el Ejército de Brasil, la Medalla de Naciones Unidas, por su participación como Observador Militar en UNTSO (Medio Oriente), la Medalla al Mérito de la Secretaría de la Defensa Nacional de México y la Distinción Naval, de Segunda Clase, otorgada por la Secretaría de Marina de México”, destacó el Ejecutivo en el comunicado.
El diario de la oligarquía argentina explica: “El recambio en el Ejército se da en momentos en que el presidente Macri y el ministro Aguad están trabajando en un plan que reformulará la estructura y las misiones de las distintas fuerzas. Ese programa comprende la creación de nuevas unidades de despliegue rápido y un uso más integrado de los medios y del equipamiento de las fuerzas”.
¿El General Suñer fue relevado por negarse a estos planes? Así lo sugiere el propio diario macrista Clarín:
El modelo económico y político de Macri es insustentable. Solo podrá sobrevivir a costa de mayor endeudamiento y mayor represión. Un sistema de proscripciones similar al de Brasil también se ha venido instrumentando. ¿Está EEUU militarizando su “patio trasero” como forma de asegurarse el control del hemisferio ante una futura conflagración bélica? ¿Seguirá Argentina el modelo de intervención militar que ya está aplicando Brasil ante posibles futuros estallidos sociales?
