Por Fausto Frank
La “Asociación Civil Cronos” recibió financiación de la NED (National Endowment for Democracy) norteamericana y de la Open Society Foundations, de George Soros, para la creación de dos medios de comunicación argentinos: Revista Anfibia y Cosecha Roja. La NED fue fundada en 1983 a instancias del Congreso de los EEUU para disfrazar bajo la cobertura de una Organización No-Gubernamental operaciones de inteligencia en distintos países, entre los que se cuentan Afganistán, Panamá, Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua, influenciando la política y la cultura de acuerdo a la orientación del Departamento de Estado.
El analista de política internacional, Diego Fernando Gutiérrez, buscando información en la plataforma oficial de la NED, para saber a qué entidades financió el organismo durante el año 2020, en relación a la política norteamericana hacia la República de Cuba, descubrió para su sorpresa a la Asociación Civil Cronos, que se describe a sí misma en su web institucional de la siguiente manera: “Nuestro nombre formal es Asociación Civil Cronos para el fomento y el desarrollo de la comunicación social. Nuestros medios principales son Revista Anfibia y Cosecha Roja. También somos una escuela de periodismo y un laboratorio de experimentación”. El hallazgo de Gutiérrez fue dado a conocer por el periodista Santiago Gómez, de Agencia Paco Urondo.
Estoy algo sorprendído y no al mismo tiempo.
Acabo de descubrir que la NED, National Endowment for Democracy, una org gubernamental de EEUU, financia a través de una ONG a Revista Anfibia y a Cosecha Roja.— DieGo FerNAndo GutiERrez (@diegofernanguti) July 25, 2021
El director de Cronos es Cristian Alarcón, también fundador y director tanto de Anfibia como de Cosecha Roja. De profesión periodista, Alarcón se auto-elogia en uno de sus medios: “Además de buen lector, Alarcón es considerado un gran narrador de obras de corto y largo aliento”. Es profesor en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social y director del posgrado en Periodismo Cultural de la Universidad Nacional de La Plata. Ha sido becado como profesor visitante por el Lozano Long Institute of Latin American Studies de la Universidad de Austin, Texas y es autor de libros como “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia” y “Si me querés, quereme transa”.
Según el sitio web oficial de la NED el objetivo de la financiación a Cronos Lab, la entidad responsable de editar Anfibia y Cosecha Roja es “mejorar la capacidad del periodismo independiente cubano para cubrir diferentes ángulos de violencia y crisis en la pandemia Covid-19 y sus secuelas” así como también “fomentar lazos más fuertes entre los periodistas independientes cubanos y sus contrapartes en el resto de América Latina. La organización desarrollará una serie integral de capacitaciones en línea sobre periodismo que sean relevantes para un contexto de crisis. El programa reunirá a participantes de Cuba y otros países de América Latina para fomentar la colaboración, utilizando diferentes estilos y medios innovadores”.
A los U$S 80.000 dólares recibidos solo en 2020 por Cronos, deben sumarse los U$S 400.000 dólares recibidos entre los años 2016 y 2018 por la Open Society Foundations, la entidad transnacional del megaespeculador y oligarca financiero George Soros.
Revista Anfibia “fue creada en 2012 por la Universidad Nacional de San Martín”, una universidad pública, y “propone una alianza entre la academia y el periodismo con la intención de generar pensamiento y nuevas lecturas de lo contemporáneo”, realizando análisis mayoritariamente de tipo sociológico sobre distintas problemáticas argentinas, desde una mirada progresista.
En el caso de Cosecha Roja, no se oculta el aporte fundamental de la Open Society Foundations, emplazando su logotipo al pie de todas sus notas. “Cosecha Roja es un medio de comunicación que propone pensar la violencia y la seguridad desde una perspectiva amplia, con una visión donde prevalecen los derechos humanos y la igualdad de género. Cosecha Roja es, además, una red de intercambio y formación de periodistas judiciales de América Latina. Desde su inicio el sitio planteó el acompañamiento en el trabajo cotidiano y la formación de periodistas, además de proponer la ampliación de la agenda del periodismo judicial a temas que exceden la nota roja tradicional”, sostiene en su página institucional.
Este proyecto, también de orientación ideológica progresista, en línea con los intereses para la región del Partido Demócrata de los EEUU, se inició dos años antes que Anfibia: “nació en 2010 en los primeros encuentros de periodistas, académicos, escritores y guionistas organizados por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y Open Society Institute (OSI) como parte del Programa Narcotráfico, Ciudad y Violencia en América Latina”.
El director de otro medio argentino, Conrado Yasenza de “La Tecla Eñe”, dio a conocer las respuestas que obtuvo de Cronos Lab, editor de Anfibia y Cosecha Roja, sobre el financiamiento que recibe de fundaciones vinculadas a las altas esferas del gobierno estadounidense.
La respuesta que recibió Yasenza tuvo el formato de un sobrio comunicado:
“Todos los financiadores y alianzas de Cronos (Cronos es una Asociación Civil que hoy se dedica a la formación de periodistas y al periodismo a través de dos medios: Anfibia y Cosecha Roja) pueden consultarse acá: https://cronoslab.org/alianzas/. Son públicos. Del mismo modo que son públicas todas las actividades que hemos realizado. Cada periodista que hemos formado, es periodista. Lo mismo cada editor. Cada docente de los cursos o programa de formación es un maestrx del oficio o un referente. Anfibia, Cosecha Roja, como hoy Cronos, están comprometidos desde siempre con la búsqueda de un mejor periodismo y con la independencia periodística. Las convocatorias a programas de formación, la cantidad de alumnxs, la producción, son parte de un trabajo integral que pretende transformar el periodismo de América Latina. Periodistas cubanos -que desde una mirada progresista y democrática han creado medios independientes- han participado de programas de formación y producción de contenidos. La UNSAM no participa puntualmente de este programa de formación que recibe financiamiento de NED. El vínculo de UNSAM con Cronos es exclusivamente a través de la edición de la revista Anfibia. Con respecto al vínculo de Cronos con Open Society Fundation, Cronos ha formado más de cien periodistas de medios importantes de todo América Latina con un proyecto financiado por OSF. En la última edición, la formación estuvo dedicada a directores de medios. Y con cada “aliado” o financiador de los que figuran en la web -NED, OSF y tantos otros- hemos tenido o tenemos proyectos en marcha vinculados a la formación o producción de contenidos periodísticos.”
Efectivamente, no solo la NED y la Ops Society financian los proyectos de Cristian Alarcón, también la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung, ligada al Partido Socialdemócrata Alemán.
Yasenza insistió: “¿Cuál sería la calidad y rigurosidad periodística si cuesta tanto dar una posición sobre Ned? ¿Qué financia, y para qué y quién?” La respuesta de Cronos: “Eso que lo respondan Ned o OFS (Open Society Fundation, creada por George Soros) Insisto con algo: los financiadores, aliados, socios, los nombres pueden cambiar según el proyecto, según qué tipo de alianza, etc., están ahí. El 100% de las actividades son públicas, se publicitaron, se convocaron, se contaron casi en tiempo real en las redes, las producciones que salen de esos talleres también son públicas. Después, si se quiere cuestionar quién financia, está bien. Lo que nos importa resaltar es que en cada proyecto el objetivo siempre es el mismo.”
Ante la negativa a profundizar en la explicación, el director de La Tecla Eñe, concluye: “Me inquietaba este tema, ahora me preocupa más. No pude obtener nada en profundidad; y este hecho intranquiliza por los medios que estamos leyendo, en algunos casos, muy ingenuamente. Los lectores de Anfibia, si son rigurosos y atentos, deberían hacerse estas preguntas, como con cualquier medio, que debe responder por sus alianzas financieras, si hablamos de una verdadera democracia. Al parecer, de Anfibia no se puede hablar. En la consulta, Cronos tenía el cassette puesto con el tema de formar periodistas independientes que respeten la autodeterminación de los pueblos. Si la NED y la OFS financian Anfibia y sus proyectos periodísticos no creo que estas fundaciones dejen de lado su accionar injerencista contra gobiernos populares de la región, más allá de las buenas intenciones de formación de profesionales rigurosos que Cronos alega. Es llamativo el prestigio que han construido cubriendo problemáticas como la minería, el extractivismo o las diversidades sexuales a través de una narrativa que se apoya en defender la democracia, la libertad y los DD.HH., con proyectos financiados por fundaciones que se vinculan con el departamento de Estado y que se preocupan por la calidad del periodismo y la democracia en la región. Preocupa también la construcción de una cultura de la corrección política que opera sobre un lector autodenominado progresista, preocupado por demandas afines a este posicionamiento, pero complacientes con no preguntarse por el origen de la financiación de proyectos de comunicación y formación de periodistas que hoy están cubriendo las demandas sociales en Cuba”.
Cabría preguntarse, ¿por qué el Departamento de Estado de los EEUU y entidades de financieros transnacionales, como la Open Society, estarían interesados en financiar medios de comunicación que se presentan como “alternativos”, “progresistas”, “de izquierda”, “antisistema”, “contraculturales”, etc.? A través de este tipo de medios, con fuerte incidencia en ámbitos académicos, se suelen priorizar todo tipo de debates en la sociedad de cuestiones culturales y contradicciones secundarias, por sobre las necesidades estructurales de desarrollo industrial y tecnológico de las naciones. Todos los debates que generen fuerte división social, son instrumentados y potenciados, todos los que generen unidad detrás de un proyecto soberano de nación, como posible potencia económica, industrial y militar, son dejados de lado o aun demonizados.
El presidente de la NED es Damon Wilson, quien “trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) como director de Asuntos de Europa Central, Oriental y del Norte de 2004 a 2006, ayudando a ampliar la OTAN, fortalecer las relaciones con Alemania y apoyar una Ucrania democrática. Como asistente especial del presidente y director senior de asuntos europeos en el NSC de 2007 a 2009, ayudó a promover una Europa democrática y libre (sic) y a contrarrestar la agresión rusa. Después, como secretario ejecutivo y jefe de personal de la Embajada de EEUU en Bagdad, el Sr. Wilson fue parte integral de la gestión de una de las mayores embajadas durante una época de conflicto. También se ha desempeñado como subdirector en la oficina privada del exsecretario general de la OTAN, Lord Robertson”.
Como puede verse, en la NED queda expuesto cómo el control geopolítico puede pasar con facilidad del “poder duro” militar al “poder blando” de tipo cultural, tal y como explicó a comienzos de los años ’90 el analista de la poderosa Trilateral Commission, Joseph Nye, en su libro “Bound to Lead: The Changing Nature of American Power”, y ya en 2004 en “Soft Power: The Means to Success in World Politics”.
De acuerdo al analista Thierry Meyssan: “Desde hace 30 años, la National Endowment for Democracy (NED) se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Sin despertar sospechas, ha venido creando una extensa red mundial de corrupción, comprando sindicatos -tanto obreros como patronales- así como partidos políticos de izquierda y de derecha para que defiendan los intereses de Estados Unidos en vez de los intereses de sus propios miembros”.
En su tesis, Nye explica la conveniencia precisamente del uso de ONG’s e instituciones internacionales de prestigio para influenciar el comportamiento cultural y político de mediano y largo plazo de los países, en lugar de recurrir excusivamente a la fuerza militar y la coerción económica más directa. Los objetivos geopolíticos de la OTAN no son solo de confrontación militar, sino también de control de gobiernos, control de recursos, y, en torno a estos últimos, son cruciales todos los elementos de demografía poblacional. Nada de esto puede realizarse sin una matriz cultural, política, institucional y académica que facilite el “soft power” y posibilite la implementación de las distintas agendas globales, con el barniz progresista de lo “políticamente correcto”, por sobre las soberanías nacionales.
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