Entrevistado por el Diario Clarín, el gendarme Echazú, del que muchos sospechan pudo tener un rol protagónico en la desaparición y muerte de Santiago Maldonado afirmó: “Si se hubiera entregado, lo habríamos aprehendido y puesto a disposición de la Justicia. Estaría vivo”.
Llamativamente, si bien la nota es escrita por el periodista Claudio Andrade para exculpar al gendarme, es el mismo Andrade el que reconoce la difícil situación que enfrenta Echazú en cuanto a su responsabilidad:
Hay un puñado de minutos que se borraron de su memoria. Una cadena de momentos que el subalferez no recuerda y no puede explicar. Cuando volvía de la orilla del río a las 11:40 alguien le preguntó: ¿Qué te pasó? Y el respondió “No sé qué me pasó”. Todo el pasaje está en blanco. “Quizás lo habré dicho, pero no lo recuerdo”, indica. ¿Pero por qué en sus declaraciones él recuerda a Zoilán y Zoilán no es capaz de hacer lo mismo? -en su testimonio Echazú dijo que estuvieron a menos de 10 metros uno del otro- ¿Trató el escopetero de proteger a su superior de un hecho ilícito?”. “No sé porque no lo recuerda. Tal vez por el momento, la tensión, la adrenalina del momento, como le dije. No lo hizo para protegerme”, insiste. Echazú tampoco sabe nada de la exclamación del sargento Pelozo del Escuadrón 36. “¡Tenemos a uno!”, dijo que gritó. Su falta de memoria constituye una mancha en su relato y la justicia determinará cuánto puede afectar su situación como testigo o protagonista. Después de todo, entre quienes alcanzaron la orilla del río, Echazú era el de mayor rango. El líder del grupo de avanzada.