Nicolás Massot pidió a través de Clarín: “Creo que con los años 70 hay que hacer como en Sudáfrica y llamar a la reconciliación. Lo que no puede pasarnos, y no le pasa a sociedades que han vivido situaciones como la nuestra, es que generaciones que ni siquiera vivimos esa época tengamos que seguir dedicándole el tiempo que tendríamos que dedicar a los combates de la actualidad”.
No es extraña esa postura en Nicolás Massot, presidente del bloque del PRO en Diputados: en Bahía Blanca, Vicente Massot, su tío, ha sido históricamente acusado por su participación en el secuestro y posterior asesinato de dos obreros gráficos de La Nueva Provincia: Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. Tampoco se ocultó nunca su relación directa y afectuosa (casi familiar…) con el dictador Emilio Massera, al punto de homenajearlo en la tapa de su diario el día de su muerte.
Desde el programa radial “La Hora sin Nombre” se difundió una breve pero interesante biografía de Nicolás Massot:
Nicolás Massot, es hijo y sobrino de los dueños de La Nueva Provincia, el periódico bahiense que mandó a secuestrar, torturar y matar a algunos de sus empleados. Es el ex yerno de Laura Rodríguez Machado (la que suele ir como Morticia Adams a propalar consignas anti K al programa del Gato Sylvestre) y de Germán Kammerath Gordillo, el que durante la Dictadura, entregaba compañeros del Colegio Nacional “Joaquín V. González” en La Rioja, tanto que fue nombrado “Joven sobresaliente” por resolución del dictador Jorge Rafael Videla. Kammerath se mudó a Buenos Aires para ingresar en la UBA y luego se unió a la UCD y se desempeñó como corresponsal del diario “El Independiente” de La Rioja. Su espíritu de buche; su servilismo al poder y una conexión familiar con la familia de Carlos Menem, hicieron de este nefasto personaje de la historia argentina, un comodín para las causas innobles llevadas a cabo por el gobierno del presidente riojano.
Hoy, Nicolás Massot, hijo, sobrino y ex yerno de buches y genocidas; está casado con Chiara Comoretto la secretaria de Emilio Monzó. Y desde su nueva vida, blanqueada por la democracia, disfrutando las mieles del poder y del dinero familiar obtenido bajo torturas y asesinatos, sazonado con la inefable impunidad brindada por jueces venales, te dice que no tiene por qué pensar en el pasado… Es razonable. Cuanto menos se sepa sobre cómo es que hoy tiene poder y dinero, más fácilmente podrá manipularte. Periodistas amigos no le faltan.